La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha acordado este miércoles recortar dos millones de barriles diarios de producción de crudo. El doble de lo que se preveía.
Mientras se espera que de aquí al resto del año los precios se mantengan estables, el sorpresivo movimiento de recorte de aumento de producción de la OPEP+ pone en jaque una realidad que hasta el cártel descuenta: una recesión que puede rebajar hasta cotas no deseadas el precio del crudo. Y esa lectura le lleva a marcar mínimos desde febrero.
La cotización de las materias primas es un buen indicador de la economía global. Un indicador adelantado de lo que puede suceder en los próximos meses. La caída del precio de los materiales básicos industriales este 2022 augura una recesión global. La debilidad del gran importador chino hace que se vean importantes descensos en el precio de la madera, el estaño, el cobre o el mineral de hierro.
La resiliencia será la consigna a la que deberán acudir casi de forma permanente gobiernos, sociedades civiles y empresas para abordar la prolongada etapa de energía cara que deberá soportar el ciclo de negocios post-Covid tras la guerra de Ucrania. Pese a que el barril de crudo ha dado una tregua al bajar de los triples dígitos; un episodio que anticipa una pérdida de demanda y augura amenazas de recesión cortas con recuperaciones lentas. Además de alto voltaje geopolítico y una hoja de ruta hacia la neutralidad energética más desordenada e incierta.
La confirmación de figuras de vuelta se extiende entre las principales materias primas agrícolas, sugiriendo que el proceso correctivo es el escenario a priorizar en el corto / medio plazo. Proceso que permitiría aliviar excesos acumulados en escalas temporales más amplias. Vigilamos los niveles objetivo para las tres principales commodities de agricultura.
El repunte de la tensión geopolítica aviva a las materias primas y el posible techo en la inflación se retrasa. Las recomendaciones de perspectivas 2022 continúan vigentes: cortos en activos inflados (bonos en primer lugar y bolsa), compra de volatilidad, compra de inmuebles y materias primas y diversificación por estrategia.
En lo que va de 2022, el volumen con el que se ha anunciado el “incremento de los tipos de interés” ha sido ensordecedor. Ya sea que la gente está mirando a la inflación o a la próxima política de la Reserva Federal (Fed), esto ha sido imposible de ignorar.
A la subida de las materias primas sólo le faltaba un actor inesperado: Joe Biden. El presidente de EEUU culpa a la OPEP+ de los incrementos del precio del petróleo y de momento la solución de liberar reservas estratégicas, en coordinación con Reino Unido, China, Japón, Corea del Sur e India, no ha servido de mucho. Europa, por su parte, sufre los incrementos del crudo y espera un invierno frío.
El oro siempre ha sido un activo de inversión. Desde los egipcios ya se acumulaba oro como valor, pero ¿es necesario tenerlo físicamente en estos tiempos?
El crudo de Brent, de referencia en Europa, aumenta su cotización en un 55% desde comienzos de año, en pleno rebote de la demanda global, que vuelve a recuperar con brío los contratos de futuro, y con la OPEP + controlando el grifo de la oferta en la psicológica barrera de los 80 dólares por barril. Cotización a partir de la cual el cártel considera rentable su posición en el mercado. Pero que también marca el punto de inflexión hacia una precipitada crisis energética que generaría tensiones inflacionistas y ralentizaría el ritmo del ciclo de negocios post-Covid.