Wellington Management es una de las mayores firmas independientes de gestión de inversiones del mundo, que asesora a más de 2.500 clientes en más de 60 países. La empresa gestiona más de 1,1 billones de dólares para clientes como pensiones, fondos de dotación y fundaciones, aseguradoras y gestores de patrimonios globales.
Wellington ofrece soluciones de inversión que abarcan renta variable global, renta fija, divisas, materias primas, alternativos y mercados privados. La plataforma Wellington Private Investing ha captado 8.000 millones de dólares en activos globales e invierte desde las primeras estapas hasta las últimas etapas de crecimiento de las empresas en múltiples sectores (consumo, tecnología, sanidad, servicios financieros, biotecnología y tecnología climática) y geografías (Asia, Europa y América).
El equipo de inversión privada aprovecha los más de 1.000 profesionales de la inversión de Wellington en todo el mundo, combinando una profunda experiencia en el mercado privado con conocimientos del mercado público, amplias redes y una sólida plataforma de análisis para beneficiar tanto a los inversores como a los empresarios.
Las secuelas del histórico estímulo fiscal tras la pandemia (covid-19), la elevada inflación global y las últimas elecciones estadounidenses, durante las cuales el presidente Trump hizo campaña a favor de una mayor relajación fiscal, han puesto cada vez más en el punto de mira los elevados niveles de deuda pública estadounidense.
En nuestro espacio de “Desayunos Táctica y Estrategia” esta vez ponemos el foco en la renta variable global con un 2025 lleno de incertidumbre y volatilidad, lleno de oportunidades, pero también con desafíos importantes por delante. ¿Es esencial en una cartera diversificada la renta variable global? Nos lo aclaran Andrés Pedreño, responsable de ventas Iberia de Wellington Management; Samuel Álvarez, selector de fondos de Orienta Wealth; y Jesús Borrás, gestor y selector de fondos de Caixabank AM.
Las políticas de inmigración de Trump tienen el potencial de tensar significativamente el mercado laboral estadounidense, planteando un riesgo clave para la economía estadounidense. Las deportaciones a gran escala podrían ralentizar el crecimiento económico y de la población activa y aumentar la inflación, lo que podría obligar a la Reserva Federal a mantener una política monetaria restrictiva durante más tiempo.
Los mercados de renta fija siguen repuntando, mientras las preocupaciones sobre el posible impacto negativo en el crecimiento económico debido a los aranceles globales, la agitación en el gobierno federal de EE.UU. y una incertidumbre cada vez mayor, afectan al sentimiento general. Los diferenciales de crédito se ampliaron, con la mayoría de los sectores reflejando una rentabilidad inferior al de los bonos gubernamentales equivalentes.
Los argumentos a largo plazo a favor de las infraestructuras cotizadas siguen siendo convincentes y los catalizadores a corto plazo también podrían impulsar la rentabilidad a corto plazo. Las infraestructuras se benefician de la necesaria demanda de energía derivada de la adopción de la IA, pero la oportunidad es más amplia, con tendencias como la seguridad energética y la electrificación impulsando la inversión.
Nos despertamos en Europa con un temor cada vez más cierto de que Donald Trump impondrá aranceles a bienes europeos, ya sea de forma individual o al bloque comunitario. Un paso más en una guerra comercial de tintes mundiales, a la que se asoman con distintas ópticas los expertos: Dáire Dunne, gestor de carteras de renta variable y Irmak Surenkok, directora de inversiones en Wellington Management
Actualmente, el entorno geopolítico es más complejo, impredecible y peligroso que en las últimas décadas. Este contexto estructural cada vez más caótico generará, con casi total seguridad, una variedad de riesgos y oportunidades a lo largo de 2025, especialmente a medida que la nueva Administración estadounidense implemente sus propias políticas frente a los retos geopolíticos que existen a nivel mundial.
Un mar en calma es el momento breve en el que el agua está completamente quieta y sin movimiento antes de que la corriente de marea cambie de dirección.
Consideramos que la renta fija de alto rendimiento (o high yield) sigue siendo una clase de activo con interés para los inversores, dado su elevado potencial de generación de ingresos en un contexto favorable para los fundamentos crediticios. En conjunto, los resultados de las empresas de alto rendimiento aún son sólidos en el mercado. Igualmente, no vemos ninguna señal evidente de una desaceleración generalizada de la racha positiva que atraviesa una amplia variedad de emisores. Dicho esto, los estrechos diferenciales crediticios que caracterizan a los mercados de deuda de alto rendimiento apuntan a la necesidad de adoptar un enfoque más prudente y activo.
Después de que el shock inflacionista de 2021-2022 desencadenara una rápida subida de los tipos de interés en la mayoría de los mercados desarrollados, los inversores en instrumentos de liquidez y bonos disfrutaron de un bienvenido aumento de las rentas gracias al retorno de unos rendimientos atractivos.