Acaban de cumplirse 100 días del mandato presidencial de Donald Trump en EE.UU., que ha estado marcado principalmente por sus políticas económicas y comerciales.
Los mercados siguen mostrándose erráticos, si bien parecen haber alcanzado una breve tregua en las últimas sesiones. Sin embargo, la volatilidad sigue planeando de fondo y, en los mercados de renta fija, el crédito puede ofrecer grandes oportunidades de inversión en este contexto; eso sí, con un enfoque selectivo.
Un mar en calma es el momento breve en el que el agua está completamente quieta y sin movimiento antes de que la corriente de marea cambie de dirección.
Los bonos del Tesoro de Estados Unidos llevan ya varias semanas rozando el umbral del 5% de rendimiento. Las primeras medidas de Donald Trump tras haber tomado posesión, el rendimiento de los Treasuries se ha alejado de esa cota, para siturase en torno al 4,4%.
Una de las principales preguntas que se plantean los mercados es si los bancos centrales serán capaces de lograr un aterrizaje suave de la economía global. Aunque se trata de una cuestión importante, creo que los inversores no deberían pasar por alto los profundos cambios estructurales que están reconfigurando el panorama de la inversión en esta nueva era económica. Pensemos, por ejemplo, en el espectacular repunte de todo tipo de gastos de capital empresarial que estamos presenciando en Estados Unidos. Si esta tendencia se mantuviera, podría, en mi opinión, desencadenar una nueva revolución industrial en EE. UU. y otros lugares, con grandes repercusiones para la inversión en renta fija.