Hay momentos en los que, ante tanta incertidumbre, la mera declaración pública de buenos propósitos alienta a la acción.
Ante el acercamiento entre Washington y Pekín los inversores han elevado el apetito por el riesgo.
¿El hecho más palpable? Más allá del infle y desinfle intradía de las acciones, en el mercado de materias primas y metales preciosos los protagonistas amagan con cambios de tendencia. Al menos en el corto plazo.
El orocae por debajo de los 1.285 dólares por onza y la plata de los 16 dólares. Mientras, las expectativas de un incremento en el consumo de petróleo han elevado la cotización del crudo.
Y no son los únicos activos que quieren ser los primeros en adaptarse a los cambios. Tras el primer día de diálogo (el lunes), importadores chinos realizaron la tercera gran compra de soja estadounidense del último mes. Eso sí, la cifra sigue siendo baja: China adquirió apenas 5 millones de toneladas desde que reanudó las transacciones en diciembre, menos de un 20% de lo que comerció el año pasado.
No son movimientos bruscos. “La debilidad relativa mostrada por el dólar estadounidense en las últimas horas frente a sus principales contrapartes mantiene a los inversores alerta y evita la tentación de emprender una salida más acelerada de los metales preciosos”, señala el equipo de expertos de IG.
Sin embargo, los hechos están ahí: el petróleo ha ganado casi un 12% desde el lunes pasado, su mayor avance entre semanas en dos años. Por su parte, los precios del oro volvían a caer el martes ante la recuperación del dólar tras tocar niveles mínimos, mientras que las esperanzas de un posible acuerdo comercial entre China y Estados hacían el lingote menos atractivo.
Según afirmaba Bloomberg este lunes, “a pesar de las grandes pérdidas en todo en el 2018, desde el petróleo y el cobre hasta el café y el azúcar, surge una imagen razonablemente positiva al analizar la proyección de algunas de las materias primas este 2019”.
Eso sí. Sobre la mesa hay muchos factores en juego: más allá de lo que ocurra entre EEUU y China esta semana, este mismo martes el Banco Mundial actualizaba a la baja su informe de Perspectivas de la economía mundial para 2019 y 2020 y el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, tiene previsto dar un discurso el jueves. Los inversores también seguirán el cierre del gobierno de EEUU, a medida que se prolongue la interrupción en la Administración.
A todo ello hay que añadir factores importantes en la evolución de las materias primas, como la producción de metales en la República Democrática del Congo tras las elecciones (cuyo resultado se acaba de retrasar) y la evolución del régimen venezolano de Nicolás Maduro, que se enfrenta este jueves a la jura de su segundo mandato, planteando nuevas preguntas sobre la capacidad de la nación para seguir bombeando petróleo. Desde Bloomberg alertan que el suministro corre el riesgo de caer por debajo de 1 millón de barriles por día.
En cuanto a la OPEP, la próxima reunión del cártel es en abril, y los precios pueden haber recuperado algo de terreno para entonces. La media del pronóstico para el barril de Brent seguido por Bloomberg es de 68$ , en comparación con los 58$ de la actualidad.
Ojo al cobre
El cobre sufrió en 2018 su peor racha desde 2015, afectado, una vez más, por las preocupaciones sobre la desaceleración del crecimiento mundial y la lucha comercial entre Estados Unidos y China.
Si Washington y Beijing resuelven algunos problemas, el cobre podría ganar. De hecho, los precios recuperaron terreno tras la confirmación de las conversaciones. La media de los pronósticos seguidos por Bloomberg coloca al metal por encima de los 6,400 $ por tonelada métrica.
La soja, la más delicada
En 2018 nos hemos acostumbrado a ello: la soja recibe un impulso ante cualquier indicio de mejorar las relaciones comerciales entre EEUU Y China, así que lo más probable es que la misma narrativa continúe dominando el comercio en 2019. La semilla oleaginosa se recuperó a fines de 2018 después de la reunión de los mandatarios de ambos países, que hizo que la nación asiática reanudara algunas importaciones. La magnitud de las compras sigue decepcionando, sin embargo, a los comerciantes.
Los agricultores en América tienen la esperanza de que las dos naciones lleguen a un acuerdo antes del final de la tregua de 90 días, en marzo. La pregunta clave para las mesas de negociación sigue siendo si China, el principal comprador de soja de los EE. UU. Hasta el momento, acordará reducir los aranceles para los productos agrícolas de los EEUU.
La próxima cosecha de Brasil también es un factor importante: los agricultores están buscando otro año extraordinario y ese aumento de oferta suprimiría aún más los precios de los Estados Unidos, especialmente si China permanece cerrada.
