Han participado (izda a dcha): Narciso Vega (Accurate Quant); Salvador Casquero (IEB), Cristina Murgas (Quum), María Santos( BME Inntech), Jorge Segura (Fintech Spain) y Jaime Bofill (Hogan Lovells).
El sector financiero está en pleno proceso de transformación y, la tecnología, tiene un papel clave en todo ello. Una revolución que, aunque lleva otro ritmo, no es nueva para un sector que ya vivió su cambio con el paso de las tarjetas de crédito, con el cambio de negociación – de viva voz a plataformas electrónicas – en las Bolsas y el paso de la banca personal a la banca electrónica. Ahora estamos en una fase en que “entran en juego la banca, la tecnología e la innovación que se dirige a un sector sobre regulado”, explica María Santos, Directora comercial de BME Inntech. El crecimiento de multitud de plataformas financieras, cada una destinada a una tecnología y/o servicio, ha creado la necesidad de establecer una serie de reglas o de camino conjunto entre los países “para que todo el mundo tenga las mismas posibilidades, donde desaparezcan algunas trabajas que tienen algunas regiones con los servicios del cloud y donde se forma al personal que tenga que llevar a cabo la regulación de estos temas”, reconoce Santos que habla de la necesidad de supervisar y regular la economía y los negocios que están surgiendo.
Es en este punto donde nace el SandBox, un ecosistema de pruebas que permite que las compañías lleven a cabo sus experimentos, puedan llevar a producción sus pruebas en un entorno controlado. Un proyecto que ya existe en España, como iniciativa pionera de la Asociación Española de Fintech e Insurtech, y que podría comenzar a funcionar este mismo año. Un espacio que será muy atrevido y muy atractivo porque “constará de un sandbox de exención, es decir, que una idea que ha ido bien y ha sido supervisada deberá cumplir unos requisitos para obtener la licencia o sino quedará fuera del Sandbox, y el Sandbox de no sujeción, que son proyectos empresariales no regulados y lo que se hace es ver cómo funciona una idea con garantías y bajo la supervisión del regulador. Si sale bien, se crea la ley para poder regular esa idea”, explica Jaime Bofill, socio de Hogan Lovells. Un espacio que el sector pide que sea único y que haya recursos humanos capacitados para que sea efectivo porque si no, “no vamos a competir con otros países y convertirnos en el primer Sandbox de Europa continental”.
Banca tradicional y fintech, ¿competidoras o colaboradoras?
Claro que, primero, hay que despejar la variable sobre si la banca tradicional colaborará o no con estas nuevas tecnológicas. Recientemente Francisco González, presidente de BBVA hablaba de la necesidad de que las fintech tuvieran la misma regulación que la banca porque, en igualdad de condiciones, se puede hacer frente a las tecnológicas. Una afirmación que evidencia que, aunque las condiciones son distintas, no pueden competir en igualdad de condiciones. “La banca hace de todo y tiene que cumplir con toda la regulación, que es tremendamente exigente, mientras que la fintech se especializan en un producto muy concreto (tipo de cambio, roboadvisor, préstamos…etc) con lo que solo tienen que adaptarse y cumplir esa parte regulatoria. También es cierto que han bordeado apalancándose mucho en tecnología”, reconoce Salvador Casquero, experto en programa de Banca Digital, Innovación y Tecnología financiera del IEB además de liderar el proyecto 2gether Global. Con todo la duda está en si ambos podrán competir en el futuro porque ahora sí lo están haciendo. “La pregunta es “cómo van a adaptar la cultura de trabajo de su organización, que es muy grande, en los próximos 5-10 años para poder competir porque no es un problema de tecnología, que si la necesitan la compran, es un problema de cultura y de organización”, afirma Jorge Segura, miembro y responsable de investigación e inversiones digitales de Fintech Spain. Es la innovación la variable que permite ganar en competencia a la banca tradicional pues “la tecnología te permite llegar al cliente para ofrecerle un producto más eficiente y con menos intereses comerciales al tiempo que es una forma eficiente tanto en costes como usabilidad y transparencia”, argumenta Narciso Vega, fundador de Accuarate Quant.
Es un camino por el que sí o sí pasaremos pero en el que todavía quedan algunos desafíos. El principal es la cultura financiera. Si nos comparamos con otros países que tienen este sector mucho más desarrollado, como EEUU, hay una cultura financiera más elevada que conlleva a un grado de penetración de estas tecnologías más alto. Sin embargo, lo que necesita el consumidor es confianza y seguridad y esto se consigue con la regulación. Casquero cree que uno de los grandes obstáculos que tienen las fintech para que entren de forma masiva los ciudadanos es que no tienen tanta regulación como la banca. “Al inversor cuando le hablas de tecnología no entiende pero si además no hay regulación detrás, le asustas. Ponle regulación y dale confianza al sector de fintech e innovación, y el inversor entrará con mucho más garante de confianza y tranquilidad que lo que está ocurriendo ahora”. Una regulación que “pretende apoyar a los emprendedores y las nuevas ideas pero sobre todo a los consumidores que invierten en este tipo de empresas”, contesta Bofill.
Tendencias en el sector fintech
Echando un ojo al futuro es evidente que no todas las tecnologías que se están desarrollando ahora se van a implantar. De hecho, “para que se asienten nuevos modelos tiene que venir una crisis. Es más, los que están ahora despegando vienen de la crisis de 2008”, afirma Segura, que cree que es un mal necesario para que el sector de las fintech despegue. Todo ello en un momento en que el sistema capitalistas se está cuestionando y donde empiezan a emerger nuevos modelos económicos – como el sistema colaborativo, de compartición de recursos…, - que están cambiando el panorama económico.
Pero ¿cuáles son las tendencias que harán más eficientes a las entidades financieras ayudándoles a aligerar sus procesos y cumplimiento normativo? Desde BME Inntech apuntan a varias “tecnologías” como los neobanks, que son bancos sin licencia bancaria que se unen a un banco tradicional para ofrecerles todas las posibilidades que da una fintech. Un segmento que tendrá mucha importancia en los próximos años será el droptek, que utiliza todo el conocimiento para mejorar la experiencia del usuario en inversión inmobiliaria, además del Blockchain y la Inteligencia Artificial, con unas implicaciones que todavía no se saben hasta dónde van a llegar. Y por último están los ICOs, que son una alternativa de financiación de las empresas y, sólo el año pasado en EEUU, se levantaron 5.000 millones de dólares sin competencia de capital riego, con lo que no hay duda de que esto seguirá creciendo”, recuerda la experta de BME Inntech.
Han participado: