En todo caso, cualquier decisión que tomen los hombres y mujeres de Jerome Powell será analizada con lupa por los mercados, con un impacto inmediato especialmente en el dólar y las rentabilidades de los bonos.
“El mercado asume actualmente una subida de 75 puntos básicos como mínimo y probablemente se consideraría que la Reserva Federal adopta un enfoque sensato y dependiente de los datos” si finalmente este es el movimiento, según destacan los analistas de ING Research en un informe. Una evaluación “más cautelosa” del crecimiento económico en la actualización de sus previsiones macroeconómicas podría hacer que los rendimientos bajaran un poco después de su reciente aumento.
Todo lo que sea menos de 75 puntos básicos se percibiría de forma muy ‘dovish’, apuntan los economistas de ING James Knightley, Padhraic Garvey y Chris Turner. Un movimiento de 50 puntos básicos sería el catalizador de un movimiento inicial a la baja en el rendimiento de los bonos a diez años de quizás 10 puntos básicos y el debilitamiento del dólar, con un cierto seguimiento en los días siguientes, “ya que se interpretaría como un final anticipado del endurecimiento con un tipo terminal más bajo”.
Desde el punto de vista de los halcones, una subida de 100 puntos básicos “indicaría una clara intención de la Reserva Federal, y en algunos sectores podría interpretarse como una señal de pánico”. “La reacción instintiva sería un dólar más fuerte y un movimiento de más de 10 puntos básicos en los rendimientos del Tesoro, con el mercado valorando un tipo terminal más alto, especialmente si las previsiones de inflación se revisan al alza para 2023 y 2024”, apuntan los expertos del banco holandés.
En ese sentido, una subida de 125 puntos básicos “no solo sería una señal de pánico, sino que podría suponer un riesgo absoluto para la estabilidad del mercado, con el consiguiente desmoronamiento de los activos de riesgo”. Por un lado, “podría provocar una oferta de refugio para los bonos en los días siguientes, pero la reacción inicial probablemente sea una gran brecha al alza en los rendimientos de los bonos a diez años, del orden de 25 puntos básicos”.
De cara al próximo año, ING no espera subidas continuadas de tipos durante 2023. “El telón de fondo geopolítico, la historia de la desaceleración de China, el potencial de racionamiento energético en Europa, la fortaleza del dólar y la fragilidad de los mercados nacionales de renta variable e inmobiliario apuntan a un aumento de los riesgos de recesión”, avisan los analistas. “Un perfil más agresivo de subidas de tipos de la Reserva Federal y unas condiciones monetarias más estrictas no harán sino intensificar la amenaza”.
Además, el banco holandés espera una caída “brusca” de la inflación debido al debilitamiento del mercado de la vivienda, que se traducirá en una disminución del componente del alquiler de viviendas en el IPC. La caída de los precios de los coches de segunda mano también contribuirá. Por otro lado, el periodo medio de tiempo entre la última subida de tipos de un ciclo y la primera bajada de tipos de la Reserva Federal ha sido de una media de solo seis meses en los últimos 50 años. “Dados los riesgos para el crecimiento y la posibilidad de una menor inflación, seguimos previendo recortes de tipos a lo largo del segundo semestre de 2023”, señalan los economistas de ING.