El petróleo ha saltado a un primer plano esta semana después de que una ola de aversión al riesgo en todos los mercados haya llevado a los precios a situarse en mínimos desde diciembre del año pasado. Per no se puede decir que fuese solo una reacción instintiva de los inversores, sino que hay un mar de fondo que ha llevado al barril de Brent por debajo de los 74 dólares. Y responde tanto a razones de oferta como de demanda.
Por el lado de la demanda, los síntomas de desaceleración de la economía mundial están dibujando un escenario sombrío en los últimos meses. Si bien en EEUU, principal consumidor mundial de petróleo, el mercado todavía confía en un ‘aterrizaje suave’ de la economía con los recortes de tipos a la vuelta de la esquina, la situación parece más preocupante en lo que respecta a China, principal importador de petróleo.
Según los últimos datos, la actividad manufacturera del gigante asiático cayó a un mínimo de EEUU de seis meses, a pesar de todos los esfuerzos de las autoridades por reactivar la segunda mayor economía del mundo. En concreto, los datos oficiales sobre el índice de gerentes de compras del sector manufacturero de China publicados durante el fin de semana mostraron una caída a 49,1 en agosto desde 49,4 en julio, lo que marca un mínimo de seis meses y un cuarto mes consecutivo por debajo del umbral de 50 puntos que separa el crecimiento de la contracción.
En el lado de la oferta, la situación en Oriente Medio había servido de soporte para los precios, incluyendo las tensiones entre Irán e Israel con motivo de la guerra de Gaza y, más recientemente, la crisis de Libia.
Pero al menos el frente libio parece próximo a solucionarse, después de que el gobernador del banco central de Libia haya anunciado que los gobiernos occidental y oriental del país están cerca de llegar a un acuerdo que debería hacer que la producción de petróleo vuelva a niveles normales.
¿Qué hará la OPEP+?
La gota que ha colmado el vaso para desencadenar las caídas del petróleo son los insistentes rumores de que la OPEP+ estaría dispuesta a ir retomando poco a poco la producción, si bien la agencia Reuters publicaba ayer que el cartel petrolero estaría pensándose posponer este aumento de producción.
“Las preocupaciones por la demanda y la reacción negativa de los precios del petróleo a las posibles adiciones de oferta de la OPEP+ y Libia indican un sentimiento de mercado débil, lo que sugiere que los actores del mercado no quieren ver barriles adicionales de la OPEP+ en este momento”, explica Giovanni Staunovo, analista de UBS Group.
La semana pasada, el grupo parecía dispuesto a proceder con un aumento de 180.000 barriles por día (bpd) en octubre, pero la volatilidad del mercado por el cierre de instalaciones petroleras en Libia y las débiles perspectivas de la demanda han aumentado la preocupación dentro del grupo. “Se está sugiriendo retrasar el aumento”, aseguran las fuentes a Reuters, por lo que en estos momentos es “muy posible” que se produzca un retraso.
“Cuanta más presión veamos sobre los precios, más probable es que la OPEP+ se vea obligada a desechar los planes para volver a traer la oferta al mercado”, señalan en un informe Warren Patterson y Ewa Manthey, analistas de materias primas de ING Research. “Sin embargo, con un balance que parece débil hasta 2025, la pregunta es cuándo el grupo podrá finalmente traer de vuelta la oferta al mercado sin ejercer una presión significativa sobre los precios”.
En este entorno, están comenzando a llegar las cifras preliminares de producción de la OPEP de agosto. Según una encuesta de Bloomberg, la producción de la OPEP cayó 70.000 b/d mes a mes hasta los 27,06 millones de b/d. Las caídas fueron lideradas por Libia, con una caída de la producción de 150.000 b/d mes a mes debido a las recientes paralizaciones en el país. Sin embargo, una reducción en la producción libia fue parcialmente compensada por aumentos de otros productores, incluidos Nigeria y Kuwait, que aumentaron la oferta en 50.000 b/d y 20.000 b/d respectivamente.