Hasta el 8 de abril, Biden había firmado alrededor de 50 órdenes ejecutivas, según el Registro Federal, más que cualquiera de los tres últimos presidentes en un periodo similar. Algunas eran una revocación directa de las políticas de Trump, como la reincorporación al acuerdo climático de París o el cese de la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el frente legislativo, el primer proyecto de ley importante de Biden que se aprobó en el Congreso fue el voluminoso "American Rescue Plan Act" por un valor de 1,9 billones de dólares, que proporciona fondos para luchar contra la pandemia, ampliando las prestaciones de desempleo y los cheques de estímulo directo a los hogares para garantizar una rápida recuperación económica. En el frente de las vacunas, los avances han sido llamativos. Además de las medidas adoptadas por Biden para reforzar el distanciamiento social y los mandatos de enmascaramiento nada más asumir el cargo, se espera que se administren 200 millones de dosis de vacunas en sus primeros 100 días, el doble del objetivo inicial. Los significativos avances en el frente sanitario han propiciado una rápida relajación de las restricciones.
Tanto el paquete de estímulo del 46º presidente de EE.UU. como la vacuna serán positivos para el consumo de la clase media, y los indicadores económicos ya apuntan a una rápida aceleración del crecimiento en el primer trimestre. Esperamos que el PIB de EE.UU. se expanda en torno al 6% en 2021, lo que, de concretarse, sería la tasa de crecimiento más rápida desde los años 80. La recuperación debería continuar en 2022, aunque a un ritmo más lento, lo que ayudaría a la reincorporación de más trabajadores al mercado laboral.
Equilibrio entre el gasto público y la política monetaria
Además de las mencionadas medidas a corto plazo relacionadas con la crisis de la Covid-19, el Presidente Biden anunció un ambicioso plan de inversiones para renovar las infraestructuras estadounidenses y orientar la economía hacia tecnologías sostenibles y respetuosas con el clima. El "Plan de Empleo Americano" supondría una inversión de 2,25 billones de dólares en los próximos ocho años. Estas inversiones en transporte, agua limpia y energías renovables podrían tardar en materializarse, pero si lo hacen, impulsarían el crecimiento potencial y muy probablemente la productividad económica a largo plazo. La otra cara de la medalla, el impuesto de sociedades, que podría subir al 28% (desde el 21% actual), necesario para financiar estas inversiones, será objeto de una estrecha vigilancia por parte del sector empresarial. La bolsa ya ha empezado a analizar el plan de subida de impuestos de Biden y es probable que reaccione antes de su aplicación si el debate en el Congreso apunta a una probable mayoría para ese cambio legislativo.
Con Janet Yellen como Secretaria del Tesoro, los analistas deberían estar seguros de que las medidas políticas y el gasto adicional se utilizarán con prudencia y de forma macroeconómica. Su larga experiencia como economista y política de renombre internacional también contribuirá a garantizar una mejor coordinación mundial.
Como las buenas noticias económicas han superado a las malas durante estos primeros 100 días, ha surgido la preocupación de que la generosidad fiscal de Biden pueda conducir a un sobrecalentamiento de la economía y a una mayor inflación. El presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha tomado su tiempo para tranquilizar a unos nerviosos mercados, asegurando que la Fed sigue siendo independiente y está comprometida con su doble mandato, y considera que el aumento de la inflación y el pleno empleo tardarán en materializarse. ¿Podemos esperar que cueste más tiempo que los 4 años de mandato de Biden? Probablemente no. Si la recuperación continúa disparándose y las nuevas variantes de Covid-19 no vuelven a perjudicar a la economía estadounidense, la Fed podría proceder a subir los tipos de interés oficiales antes de que el mandato de Biden llegue a su fin.