Más allá del resultado, Brasil vive una situación económica compleja como otros países emergentes este 2018. El real brasileño se deprecia un 10,8% frente al euro, y un 14,8% frente al dólar. Sin embargo, otros indicadores económicos tampoco son muy halagüeños, ya que presenta una tasa de crecimiento anual del 1%, el paro llega al 12% y la inflación llega al 4,19%. La deuda pública se sitúa en el 74% del PIB brasileño, según los datos que recoge Trading Economics.

Ciudad de Río de Janeiro desde la estatua del Cristo Redentor.

"Brasil se está embarcando en un importante debate sobre el papel del estado en la economía. Los gobiernos anteriores no tuvieron que trabajar mucho en este tema, había espacio para aumentar los impuestos y la deuda pública, ya que el porcentaje sobre el PIB era menor. Esto ya no es posible. Creemos que este debate es importante no solo para devolver las cuentas del gobierno al equilibrio, sino también para promover un camino de crecimiento más estable, algo que hasta ahora ha sido un punto de frustración para el mercado", explica David Souccar, gestor de Quality Growth del grupo Vontobel AM.

“El mercado está demasiado centrado en el próximo presidente y tal vez subestima el hecho de que Brasil ha demostrado tener instituciones sólidas. La investigación de Car Wash demostró que el sistema judicial funciona y que nadie está por encima de la ley. En los últimos años, el país se ha sometido a pruebas de estrés en varias ocasiones (impugnación de un presidente, la peor recesión en un siglo, encarcelamiento de Lula) y el proceso democrático no se ha detenido. No podemos subestimar el gran problema fiscal que enfrenta el país, pero el debate sobre la reforma de las pensiones y la estabilidad fiscal se comprende bien por los candidatos de derecha o izquierda”, comenta Souccar.

El Bovespa, el índice bursátil de referencia en Brasil, se revaloriza un 3,8% en divisa local, aunque la referencia en euros y en dólares le deja minusvalías del 11% y del 14%, respectivamente. Un mercado complicado también para los fondos de inversión con exposición al país y a América Latina, ya que la volatilidad es un acompañante habitual de este tipo de mercados.

La firma de análisis y evaluación de fondos de inversión Morningstar apunta que de los 37 fondos con exposición total a la renta variable brasileña ninguno consigue rentabilidades positivas en los últimos doce meses. El que mejor comportamiento tiene es el producto BNY Mellon Brazil Equity Fund con divisa cubierta que cae un 6,8%, el DWS Invest Brazilian un 8,7% y el Santander Sicav Brazilian Equity un 10,26%. El fondo de BNY Mellon es, de hecho, el único con rentabilidad positiva en 2018 con un retorno del 1%.

 

Gráfico del índice de bolsa brasileño en los últimos cinco años en divisa local.

 

Las cinco mayores posiciones de la sicav del Santander son el conglomerado dedicado a la minería, la siderúrgica y el petróleo Vale con un peso en cartera del 8,9%, Itaúsa con intereses en banca e inmobiliario con un 6,8%, el banco Bradesco con un 5,8%, el operador de bolsa B3 con un 4,5% y la cervecera AmBev, filial de multinacional belga AB InBev, con un 4%.

Rentabilidad anualizada positiva

Pese a las dificultades del mercado brasileño, si la referencia temporal son los tres años los fondos sí consiguen buenas cifras de rentabilidad, como en el caso del DWS Invest Brazilian Equities con un retorno anualizado a tres años del 24%. El Bradesco Global Funds Brazilian Equities Mid Small Caps consigue una rentabilidad del 21%, el BNY Mellon IM un 20% y el vehículo del Santander un 17,8%. En este período de tiempo ninguno fondo expuesto a la bolsa brasileña pierde dinero, y el que peor rentabilidad consigue se queda en un 7,55%.

Sin embargo, la rentabilidad anualizada a cinco años deja a los fondos cifras más exiguas con solo nueve productos en positivos, es decir sólo gana dinero un 24% de los productos con presencia en Brasil. El producto de Bradesco se revaloriza un 1,5% y DWS Invest Brazilian un 1,22%.

La volatilidad se estabiliza más si el horizonte temporal de los inversores es el largo plazo, ya que ningún producto está en negativo. El 21,5% de los fondos consigue un retorno superior al 2%, la cifra ‘mágica’ de la inflación para los bancos centrales. El producto de Bradesco tiene una rentabilidad anualizada del 7,3% en los últimos diez años, mientras que el de BNY Mellon IM se queda en el 4% y el del Santander un 2,9%.