La relación EUR/USD sigue siendo deficitaria para la moneda europea, que ve como, desde el mes de mayo principalmente, se ha detenido su avance en función del fortalecimiento del dólar en los mercados internacionales. El fortalecimiento de las materias primas y en especial de los precios de la energía, sostenidos en el tiempo, sobre todo desde septiembre han aupado en su cotización al billete verde, junto con los cuellos de botella por una demanda global demasiado concentrada.
Todo ello en medio de un repunte de la inflación que los bancos centrales siguen calificando de coyuntural, pero que los inversores tratan de revertir protegiéndose en sus compras en el mercado. Y en esa posición, miran también hacia el dólar.
Y es que no olvidemos que el gas y el petróleo se miden en dólares, como ocurre con toda la amalgama de los precios de las commodities en los mercados internacionales. Esto unido a la anticipación del tapering en EEUU, recordemos que desde agosto ya se viene advirtiendo de la retirada de estímulos, ya asegurada a finales de septiembre con la idea de reducir la compra de activos por parte de la Reserva Federal en noviembre. Y ésta se va a implementar, de forma sostenida y gradual hasta mediados del año que viene, según ha asegurado su presidente Jerome Powell.
Todavía eso sí, sin cifras que esperamos se concrete en la reunión de la FED de los próximos 2 y 3 de noviembre, aunque no sabemos si se concretará para cuándo llegará la subida de tipos en Estados Unidos, que los expertos colocan ya a mediados del año que viene. Todo ello ha llevado a una caída de la relación euro dólar superior al 2% en septiembre y al dólar, en la actualidad, a sus máximos de los últimos catorce meses en el mercado.
En su gráfica de cotización vemos como el avance del 1,11% mejora la relación entre ambas divisas y aprecia al euro frente al dólar en las cinco sesiones precedentes. Sin embargo, en el mes cede un 0,61% y en el trimestre las caídas alcanzan el 1,07% para registrar pérdidas anuales para la moneda única europea del 4,6%.
Mientras en Europa, vamos por detrás, o así se entiende en el mercado, con el anuncio a principios de septiembre de la rebaja de las compras, sin aludir todavía a su cuantía, ante el miedo que produce el repunte de la inflación. Aunque, por otro lado, asegurando que los tipos de interés, frente a las acciones en la FED, seguirán estando en mínimos históricos durante lo que califican de mucho tiempo, al menos hasta que la inflación se coloque en el 2% de forma sistemática.
Ese “ligeramente inferior” al que el BCE aludía en su comunicado tras la reunión en septiembre puede ser la traslación, según los expertos de una disminución de las compras de bonos de 80.000 a 60.000 millones de euros al mes, con nuevas reducciones de esa adquisición de bonos ya a comienzos del año próximo con la vista puesta en la finalización del plan en marzo de 2022.
Y sobre esa debilidad del euro frente al dólar, lo cierto es que los fondos de cobertura siguen apostando por la compra del billete verde y mientras muchos analistas consideran que, con la coyuntura actual, la moneda americana seguirá subiendo, desde Goldman Sachs su analista Zach Panl, opina lo contrario.
Cree que dejará de crecer, ante su estabilización, señala en los últimos días, cuando los inversores dejen de pensar en que el aumento de los precios mundiales no generará “estanflación” por tanto con crecimiento nulo, sino que prolifere la narrativa de la “reflación” o “buena inflación” con lo que esperan que el dólar se muestre moderadamente más débil de cara a fin del ejercicio.