Para nadie es una sorpresa en los mentideros de Wall Street que septiembre es el mes 'cenizo' del año, el peor del año en términos históricos, esos que tanto les gusta analizar al otro lado del Atlántico. De hecho, FactSet señala que, en el noveno mes del ejercicio, el S&P 500 ha perdido de media un 2,3% en la última década, bajando el nivel.
Además de eso, ha registrado una pérdida en cada uno de los últimos cuatro septiembres, incluida una caída del 9,3% que se produjo en el año 2022.
Si lo que contamos es toda la larga historia del indicador desde 1928, la caída mensual, de media, alcanza el 1,2% mientras que ha terminado en positivo el 44,3% de las veces.
Pero no solo es negativo para el indicador por excelencia en Wall Street, también para el resto, con recortes medios en su historia del 1,1% en septiembre para el DOW JONES Ind Average, del 0,9% para el Nasdaq y del 0,6% para el Russell 2000, y es el único mes que marca en negativo a todos sus principales índices.
Pero más allá de ello, el negativo comienzo de este mes en esta semana corta, mostrando en modo 'deja vu' la situación que recuerda peligrosamente a lo que sucediera en agosto, da, cuanto menos, que pensar sobre las perspectivas de Wall Street para este mes y lo resta de 2024.
Lo primero es que, el maleficio negativo se puede romper claramente, con permiso, sobre todo de los datos laborales y a la espera de las cifras de crecimiento trimestrales. Porque el mercado, lo que ahora mismo lee en negativo, no es que los tipos se queden como están, sino que haya un fuerte recorte debido sobre todo a que la debilidad de los datos acerque a medio plazo a la recesión a la economía de Estados Unidos. Un recorte de los tipos pronunciado, lo que sería también un aviso a navegantes.
Claramente, la sensación de miedo está a flor de piel en el mercado. En la última semana, las ventas de acciones en Wall Street alcanzaron su ritmo más rápido desde noviembre de 2020, según los datos de Bank of America, tras las ganancias en agosto del S&P 500 del 2,3%.
Y las perspectivas sobre el indicador líder del mercado no ponen de acuerdo a los inversores. Desde Morgan Stanley, su estratega Michael Wilson señala que el S&P 500 no avanzará mucho en los próximos meses. Las razones que arguye, es que a no ser que haya un fuerte recorte de tipos, por encima de lo esperado y que la economía de EEUU se fortalezca no habrá un repunte de cuantía.
Desde luego lo que casi nadie descarta es la volatilidad intrínseca por la que irá transitando Wall Street. En Wolf Research hablan incluso de un nivel 'muy elevado' durante, al menos los dos próximos meses, aunque para después, según la firma, los inversores debería tener mucho que esperar en positivo.
Para el inversor americano Tom Lee, estos dos meses serán más catastróficos, para los que augura recortes en el mercado de entre un 7 y un 10%, debido sobre todo a la subida vertical que se ha producido, en siete de los ocho meses que llevamos de 2024. el esperado negativo septiembre habitual se une además a la incertidumbre que aporta un año electoral que se espera claramente reñido tras la sustitución de Kamala Harris por Joe Biden como nueva candidata demócrata a ocupar la Casa Blanca.
De hecho el global de las últimas encuestas, desde el pasado 26 de agosto, son favorables para la todavía vicepresidenta frente al expresidente republicano Donald Trump, aunque con un estrecho margen. A esto se unen los comicios legislativos en los que se juegan las mayorías de las dos cámaras del Congreso americano.
Sobre esta asunto en concreto se pronuncia Wells Fargo, de nuevo con las estadísticas en mano. Y toma como referencia los últimos seis ciclos presidenciales para indicar que el S&P 500 ha presentado pérdidas medias del 4,3% en los dos meses previos a las elecciones.
Pero no todas las firmas son negativas. Desde Piper Sandler, su analista Craig Johnson destaca que espera que el S&P 500 termine el año en los 5.800 puntos, por encima de sus niveles actuales, porque el aumento de las compras de las small y las mid caps junto con los recortes de tipos, pueden ser señales favorables para el mercado.
Y como mandarán los datos, desde Goldman Sachs han elevado sus previsiones para el PIB estadounidense, en su dato anualizado, en dos décimas interanuales hasta el 2,7%. La razón de fondo, el aumento de los gastos de consumo personal en medio punto frente a los ingresos de tres décimas en julio.
Mientras, desde el GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta colocan en el 2,1% el crecimiento entre julio y septiembre, por encima de las cifras de los últimos días, pero por debajo del 2,5% en que lo cifraban a finales del mes de agosto.