Tesla levantaba cabeza hasta hace muy poco, con avances significativos que se producen sobre todo por la buena marcha que presentaba hasta la última corrección de dos días en Nasdaq y su gran rebote a cuenta, sobre todo, de los últimos datos, directos e indirectos de inflación que benefician sobremanera, con el recorte de los precios, a las empresas más endeudadas, porque cuanto antes baje el IPC americano, antes dejarán de subir los tipos y sobre todo de manera vertical como hasta ahora. todo ello, sin embargo, ha quedado en flor de un día con las declaraciones de los miembros de la Fed: las subidas de tipos seguirán.
Sin duda un alivio, que, sin embargo, no ha cambiado el perfil de Tesla en las últimas semanas, en las que sus valores afines, tanto del sector como de las empresas tecnológicas e innovadoras más representativas, mejoran también en el último mes. Y es que la rémora de Tesla ha vuelto tras la compra de Twitter por parte de su fundador, Elon Musk.
Primero por la llegada de una parte importante de su personal trasvasada a la red de microblogging, por un lado, tras los fuerte despidos que se están implementando y por el otro, por las ganas de cambio rápido y directo con sus más estrechos colaboradores en Twitter. Segundo por la venta de acciones, algo que se esperaba sobre el valor.
Esos 3.950 millones de dólares en acciones que el hombre más rico del mundo habría vendido poco después de la compra de Twitter, con el añadido, según la agencia, de que además no se había planificado esta venta, con el consiguiente hueco que deja en la cotización de sus acciones una desinversión de esta cuantía. De hecho, ese día, el pasado 9 de noviembre, las acciones cayeron por encima del 7%. En total la venta alcanzaría más de 1’5 millones de acciones de la compañía de vehículos eléctricos
En su gráfica de cotización vemos que el valor recorta un 3,8% en la semana, mientras que ya, en el mes, sus caídas a doble dígito superan el 11,5%. En el trimestre los recortes rozan el 40% y, en lo que va de año, la caída de Tesla en el mercado alcanza el 48%.
Pero es que, además, a cuenta de ese efecto los analistas empiezan a vislumbrar efectos permanentes en las acciones de Tesla. De tal modo que desde Morgan Stanley cuantifican el efecto en una caída del precio de sus acciones sobre los niveles actuales de cotización que pueden superar el 23%.
Para la firma estadounidense todo se debe a los efectos de confianza del consumidor que podrían afectar al valor a corto plazo y colocar el precio de sus acciones en los 150 dólares, incluso antes de que termine el año. Y destacan que “si bien Tesla se autofinancia en gran medida hoy en día, para lograr el crecimiento implícito en su actual capitalización de mercado de 600.000 millones de dólares, requerirá una relación sólida y continua con la comunidad inversora”.
Sobre sus precios en China, destaca que también reducirá drásticamente los precios de sus automóviles en Europa cuando la gigafactoría de Berlín alcance una producción de unos 5.000 vehículos por semana, mientras espera que Estados Unidos la caída de precios llegue en la primera mitad de 2023. Algo que puede ser una oportunidad para los clientes de Tesla, pero no así para los accionistas y el precio de sus acciones.
Lo define muy bien el carismático analista de Wedbush, Daniel Ives quien destaca que Tesla está siendo utilizada por el desastre en curso del choque de trenes que provoca la compra de Twitter por parte de Musk. Es, destaca el experto, usar a Tesla como un cajero automático. Y considera que el millonario necesita volver a concentrarse en la empresa de automoción. Además, rebaja a 250 desde 300 dólares, su precio objetivo.
Desde TipRanks vemos como, de los 29 analistas que siguen el valor, 19 apuestan por comprar sus acciones en el mercado, 7 optan por mantener y 3 más por vender las acciones de Tesla. En cuanto a su precio objetivo medio, alcanza los 308,94 dólares, con lo que tiene un amplio margen de mejora potencial por delante, del 68,4%.
Según los indicadores técnicos de Estrategias de Inversión, Tesla apenas refleja apenas una puntuación total de 3 sobre los 10 puntos posibles a los que puede aspirar el valor. Entre lo mejor destaca el volumen de negocio en ambas vertientes, a medio y largo plazo, que es creciente, así como su volatilidad o rango de amplitud que se mueve decreciente, tanto a medio como a largo plazo. En el otro lado, en el negativo, destaca que su tendencia es bajista a medio y también a largo plazo, con momento total lento que es negativo. Tanto lento como rápido.