La Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, afirmó ayer domingo que estaba trabajando estrechamente con los reguladores bancarios para responder al colapso del Silicon Valley Bank y proteger a los depositantes, pero dijo que no se estaba considerando un rescate y trató de marcar distancias con la situación de la crisis financiera de 2008 mientras el regulador busca comprador para la entidad bancaria intervenida el viernes.
El SVB anunció el miércoles pasado que iba a buscar una ampliación de capital para tratar de hacer frente a sus dificultades financieras, que le habían llevado a deshacerse de inversiones por valor de unos 21.000 millones de dólares, con una pérdida de unos 1.800 millones. Ese anuncio llevó a muchos clientes a retirar sus fondos, tras lo que los reguladores tuvieron que cerrar el banco el viernes por falta de liquidez, y posteriormente se hundió la cotización bursátil de la compañía, lo que a su vez afectó al sector bancario en general, tanto en Estados Unidos como en otros países.
Por su parte, el banco HSBC, el mayor de Europa, ha anunciado la compra de la filial en Reino Unido del Silicon Valley Bank por la simbólica cantidad de una libra.
Proteger los depósitos
Para evitar el riesgo de extenderse a todo el sistema financiero estadounidense y mundial, las autoridades americanas han anunciado que todos los depósitos del banco están garantizados por el Estado, incluyendo los que exceden los 250.000 dólares (234.000 euros), que es formalmente lo máximo que cubren las autoridades.
Simultáneamente, la Reserva Federal también ha anunciado que establecería un programa de préstamos de emergencia, con la aprobación del Departamento del Tesoro, para aportar fondos adicionales a los bancos que lo necesiten. El programa, respaldado por 25.000 millones de dólares en efectivo procedentes de un fondo del Tesoro destinado originalmente a la estabilización cambiaria pero que ahora se utiliza regularmente como respaldo de los programas de la Reserva Federal en tiempos de crisis, ofrecerá préstamos de hasta un año a bancos, cajas de ahorro, cooperativas de crédito y otras instituciones depositarias a cambio de bonos del Tesoro de EEUU, deuda de agencias y valores respaldados por hipotecas.
La clausura de Signature Bank
El objetivo de todo esto es evitar que cundiera el pánico en otras entidades pequeñas y medianas y los clientes protagonizaran una retirada masiva de fondos. Sin embargo, a raíz de lo ocurrido con Signature Bank, el éxito de la medida ha sido limitado.
Y es que la Corporación Federal de Garantía de Depósitos (FDIC), que es el equivalente estadounidense del Fondo de Garantía de Depósitos español, intervino anoche otro banco, el Signature Bank, cuyo perfil de riesgo es similar al de SVB: grandes inversiones en criptodivisas y empresas tecnológicas, y una base de clientes millonaria. La Reserva Federal explicó en un comunicado de prensa que la decisión se tomó para proteger la economía estadounidense reforzando la confianza del público en el sistema bancario, y para evitar riesgos de contagio sistémico tras la caída de SVB.
Nada menos que el 90% de los depósitos del Signature Bank no están asegurados por la FDIC, y el 20% del capital depositado en el banco está en criptodivisas, unos activos que han sido triturados por las subidas de tipos de interés a pesar del fanatismo inversor de sus defensores, muchos de los cuales esperan que esas monedas electrónicas acaben con los bancos centrales. Exactamente los mismos bancos centrales que ahora les van a salvar, ya que el 100% de los depósitos del Signature han sido, también, garantizados por el Estado.
Signature está especializado en la prestación de servicios bancarios a bufetes de abogados, incluyendo desde gestión de efectivo hasta cuentas de depósitos.