“En los últimos días, las expectativas de cara a la reunión de la FED han aumentado ligeramente y hoy el mercado cotiza con una certeza del 100% una bajada de tipos como lleva tiempo haciendo. Ahora el mercado de futuros está otorgando una probabilidad del 77% a una bajada de 25 puntos básicos y del 23% a que la bajada sea de 50 puntos básicos. Nosotros no pensamos que sea un disparate ese recorte de seguridad de 50 puntos básicos en los tipos de interés, pero más relevante aún que el movimiento de tipos será el mensaje”, apunta Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada.
“Con las expectativas tan altas sobre la política monetaria, dudamos que la FED vaya a decepcionar, pero tiene muy difícil sorprender siendo más 'dovish' de lo esperado. Incluso si lo fuera, eso podría ser interpretado como que tienen más información negativa sobre el ciclo que el resto o que les preocupa más el impacto del sector exterior sobre el conjunto de la economía”, añade Fernández.
Este cambio en la política monetaria estadounidense se produce por la desaceleración económica que ha provocado principalmente la guerra comercial que mantiene EEUU con China y la fragilidad de la inflación que se sitúa en el 1,8%, por debajo del 2% que pretende el banco central que lidera Jerome Powell.
El PIB de Estados Unidos en el segundo trimestre creció un 2,1% respecto al 3,1% que sumó en el primer trimestre del año. El dato supera por tres décimas lo pronosticado por el consenso de analistas, que lo situaban en el 1,8%, sin embargo supone un claro freno respecto al 3,1% del primer trimestre.
El dato de consumo personal (PCE subyacente) en el segundo trimestre del año se situó en el 4,3%, por encima del 4% esperado. En el primer trimestre se situó en el 1,1% después de revisarlo al alza desde el 0,9%.
"El consumo personal ha repuntado y este representa, nada menos, que el 70%. Es el cilindro que empuja a la economía, mientras que las inversiones empresariales se han frenando debido a la incertidumbre que está generando la guerra comercial y la ralentización de la economía global", apunta el analista y profesor de ICADE, Ramón Bermejo.
"El consumo personal es el apoyo de la economía de EEUU y es que está haciendo que esta no entre en recesión gracias a que el mercado laboral está mostrando signos de fortaleza. Mientras que el mercado laboral continúe mostrando fortaleza va a continuar empujando el consumo personal, aunque sea en solitario. De hecho, el PIB ya no está por encima del 3%, sino en el 2,1%", indica. La tasa de desempleo se sitúa en el 3,7%, lo que supone pleno empleo.
Datos que en principio muestran desaceleración, aunque todavía no son preocupantes. De momento, la autoridad monetaria estadounidense se ha centrado en la debilidad de la economía mundial y en la escasa inflación. “Si pasa a centrarse en la economía nacional, la evolución del dólar será la gran protagonista”, explica Paul Brain, gestor de renta fija en Newton del grupo BNY Mellon IM.
En lo que va de año el dólar ya se aprecia un 2,8% frente al euro y un 3% frente a la libra esterlina. El presidente estadounidense, Donald Trump, es consciente de que necesita una divisa algo más frágil para que las empresas de EEUU sigan exportando, además de un entorno bajo de tipos para que el crecimiento económico siga expandiéndose por encima del 3% anual que prometió cuando llegó a la Casa Blanca.
De hecho, este lunes Trump apuntó a través de Twitter que mientras la Unión Europea (UE) y China seguirán bajando sus tipos de interés la Reserva Federal (Fed) "hará probablemente poco en comparación". "La UE y China bajarán aún más sus tipos de interés y meterán más dinero en sus sistemas facilitando mucho más a sus fabricantes la venta de sus productos", escribió en la red social.