No se esperaba. En absoluto. Google era la reina madre de entre las reinas tecnológicas sobre el parqué de Wall Street y no había nadie que pudiera discutir su hegemonía. Años y años de subidas que no tienen rival y que se prolongaban a lo largo de cada nuevo ejercicio. La política corporativa y el modelo de negocio de expandirse a más áreas tenían su ansiada recompensa.
Las altas miras que ponía la compañía presidida por Larry Page hacían muy difícil que alguna cabeza pudiera asomarse sobre los hombros de la gigante empresa de Mountain View. Absolutamente impensable. Desde su salida a bolsa el valor se ha revalorizado hasta más de un 1.000%. Algo que no ha sido casualidad.
El fruto de las subidas sobre la bolsa estadounidense ha tenido que ver con los movimientos de sus piezas de ajedrez certeros, que han llevado a su éxito año tras año. Desde la compra de YouTube por 1.300 millones de dólares –operación que con el paso del tiempo ha resultado ser una ganga– hasta su apuesta por la tecnología móvil a través de Android, que es el sistema operativo para smartphones que acapara más cuota de mercado.
Sin embargo, este reinado, al menos en términos bursátiles, podría haber tocado su techo. ¿Por qué? Básicamente le ha salido un duro competidor que últimamente podría dar una patada a la puerta perfectamente blindada por Google del número uno de la industria de la tecnología. No es fácil, pero si nos centramos en los dos últimos años de cotización vemos un cambio de tendencia.
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Nos estamos refiriendo a Facebook. La red social está encontrando un modelo de negocio eficaz y sólido con el que podría seguir teniendo un crecimiento sostenible. Eso les ha dado credibilidad de cara a los inversores que, desde 2013, apuestan cada vez con más ímpetu sobre la acción de la compañía con sede en Silicon Valley.
Pero lo que más llama la atención es la comparación con respecto a Google. Es decir, como el mundo inversor cada vez ha apostado más en los últimos tres años por la firma de social media. Ha desarrollado un rally absolutamente estratosférico desde su OPV y desde hace más de año y medio su suerte comenzó a cambiar para erigirse como una de las tecnológicas más preferidas por inversores y analistas.
Facebook y Google, cotización en los últimos 3 años (Fuente: Bloomberg)
Una de las estrategias que han llevado a cabo desde su negocio es la de centrarse en el aumento de la publicidad vía móvil, incrementar su presencia en otros negocios –está trabajando en materia de pagos online y de comercio electrónico en definitiva– y su actividad M&A (fusiones y adquisiciones), como muestra la compra de Whatsapp por 22.000 millones de dólares o de Instragram por 1.000 millones de dólares.
El tema central es que Facebook ha sabido capitalizar de mejor manera la entrada en el mundo móvil con respecto al gigante tecnológico. Está enfocando muy bien su estrategia empresarial y logra acaparar cada vez en mayor medida los ingresos por publicidad. Cada vez le llega mayor porcentaje de la tarta de reparto de las ventas publicitarias. Algo que parecía una osadía años atrás.
Los inversores además ven a la red social como una acción con fuerza y gran capacidad de crecimiento para los próximos años, mientras que Google ha perdido un poco el rumbo en cuanto a sus movimientos futuros en el último periodo de tiempo. Obviamente es algo que puede revertir, pero de momento se ha quedado atrapado en un stand by continuo.
En la comparativa sale ganando ostensiblemente Facebook y Google pierde fuelle. Esta última tiene que volver a encontrar su rumbo para seguir creciendo y una de las opciones, como ya señalan muchos expertos, podría ser su apuesta definitiva por la industria aeroespacial e incluir más presupuesto en la implantación de drones –algo que podría perjudicar a las teleoperadoras puesto que su objetivo es dar acceso a internet a la mayor cantidad de usuarios posible–.
En el caso de la firma liderada por Zuckerberg, su ímpetu de contar con las mayores herramientas posibles dentro del mundo móvil le hace situarse en un lugar privilegiado en la parrilla de salida del futuro más inmediato.
Habrá que ver cómo termina por capitalizar toda esa amalgama de novedades y si logra rentabilidad, como hasta ahora ha demostrado. Lo que está claro es que, a día de hoy, goza de mayor atractivo en Wall Street. ¿Seguirá esa tendencia o cambiará?
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