Aunque las ventas de la compañía en los últimos tres meses han estado en línea con las previsiones, los inversores le piden más a la red social que dirige Jack Dorsey. Tanto que en solo una jornada los mercados podrían borrar de una sola pasada casi todo lo que habían ganado desde que el CEO consiguió hacer permanente su puesto.
En la preapertura la cotización de la compañía se ha situado por debajo de los 28 dólares por título, a menos de dos euros del precio de la salida a bolsa hace ahora casi dos años.
Pendientes, por tanto, de cómo acaban la sesión, en el último trimestre las acciones cayeron un 14% a pesar de haber batido las previsiones.
En concreto, la compañía generó unos ingresos de 569 millones de dólares en este periodo, lo que implica un aumento de un 58% frente a doce meses antes. El consenso estimaba una cifra ligeramente superior, de 560 millones.
Los beneficios, sin embargo, han estado mucho más lejos. En concreto, la compañía tuvo unas pérdidas de 132 millones de dólares, aunque el dato ajustado (sin extraordinarios), serían beneficios de 67 millones de dólares.
El beneficio ajustado por acción ha sido de 10 centavos, el doble de lo que esperaba el consenso.
El propio Dorsey decía en la nota de prensa que “continuamos con la mejora en este trimestre al mismo tiempo que seguimos viendo progreso en las áreas en las que nos estamos centrando: ejecución disciplinada, simplificación de los servicios, mejora en la comunicación del valor de nuestra plataforma”, dijo.
Sin embargo a los inversores y a los analistas no les han valido estas cifras, ni mucho menos. No les ha gustado en absoluto el dato de crecimiento de usuarios mensuales activos (MAU en sus siglas en inglés). En un año apenas han subido un 11% hasta 320 millones. Es más, en algunos mercados como Estados Unidos el número de twitteros casi no ha subido. De esta cifra un 80% son usuarios que usan plataformas móviles para twittear.
A los analistas les preocupa que la red social de microblogging siga sin enganchar, que haya algunas generaciones –las más jóvenes- a las que no les seduce. Por otro lado, no ven capacidad para generar más beneficios dentro de su masa de usuarios. Es decir, ven poca opción de crecimiento y de rentabilidad.
Unos temores que casi se han confirmado cuando la compañía ha hecho unas previsiones para el próximo trimestre muy inferiores a lo que esperaba el consenso. En concreto esperan unos beneficios de entre 695 y 710 millones de dólares, cuando los analistas esperaban 740 millones.
Los directivos de la empresa han anunciado que en este trimestre se van a aplicar algunos gastos extraordinarios, probablemente ligados al proceso de reestructuración.
Lo que alerta a los analistas, además, es que algunos directivos de la empresa comentaran ayer que los nuevos productos lanzados en los últimos meses hayan resultado una empresa infructuosa en el objetivo de conseguir nuevos clientes.
Twitter, además, tiene un problema más acuciante y es la inevitable comparación con Facebook. Hace unos meses un analista comentaba en Bloomberg que el problema era que su madre todavía no había comprendido lo que era un hashtag y que, sin embargo, sabía muy bien lo que era darle al botón de “me gusta”.
En la actualidad un 42% de los analistas que siguen el valor recomienda comprar las acciones, el 53% optan por mantener y el 5% restante apuesta por la venta. El precio objetivo de la acción está situado en 35,03 dólares por acción. Unas métricas que podrían cambiar porque, como señala Cárpatos en su sección, "hasta 12 brokers le están bajando la recomendación nada menos, solo Stifel le sube de neutral a comprar"
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