Si bien el entorno económico no ha cambiado mucho y permanece benigno en general, el nivel de ruido ha subido considerablemente. La preocupación por aranceles, guerras comerciales y tensiones geopolíticas ha ensombrecido por completo el efecto benéfico de los recortes tributarios, que seguramente vaya notándose en el crecimiento de los beneficios en los próximos trimestres. Hoy por hoy los inversores también se preguntan si el aumento previsto del déficit presupuestario de EEUU para sufragar la prodigalidad tributaria cambiará el diálogo en torno a la política monetaria. Hablando de política monetaria, el aplanamiento de la curva de tipos estadounidense también está suscitando preocupación, pues ello suele augurar tiempos más difíciles.
¿Es cierto que hay que “vender en mayo e irse”? En realidad, nada cambió durante el pasado mes. Aunque seguimos preocupados por las elevadas valoraciones en numerosas clases de activos, el actual contexto económico —crecimiento aceptable sin presiones inflacionistas que permita una normalización gradual de la política monetaria— continúa favoreciendo al riesgo. La incertidumbre política seguirá siendo el mayor riesgo desconocido, si es lo suficientemente importante como para generar incertidumbre.
Durante los últimos años, los bancos centrales han tenido un papel dominante en los mercados, pero en esta recta final de 2016 y durante el próximo ejercicio van a tener que compartir protagonismo con los eventos políticos.
Esta carrera presidencial sin precedentes ha llegado a su fin y, una vez más, el voto anti sistema ha sido subestimado en las encuestas, por los periodistas y los analistas y el ganador es Donald Trump. Lo primero que nos viene a la cabeza es "esperar lo mejor, pero prepararnos para lo peor", ya que la campaña ha proporcionado muchas evidencias de que Trump podría no ser un buen presidente.
A comienzos de año, en moneda local, el mercado japonés se comportó mejor que la mayoría de los índices de renta variable. Convertido a dólares, la evolución del Nikkei y el Topix es incluso mejor a partir de finales de agosto. Por lo tanto, Japón parece haberse ganado el favor de los inversores.
Ya estamos casi a las puertas de la reunión de la Fed en la que decidirá su política de tipos de interés…o no. La excitación es máxima y los pronósticos fluyen como si se tratara de una final de la copa del mundo. Con la diferencia de que han pasado casi 10 años desde que asistimos a la última subida de tipos de interés de la Fed.
La desaparición de los temores deflacionistas y la mejora de los indicadores económicos en la zona euro, han provocado un rebote de los tipos a largo plazo en Europa, mientras que en Estados Unidos, la esperada aceleración del crecimiento, tras un débil invierno, ha apoyado el hecho de que la Fed aumente tipos antes de finales de año.
El final del QE representa más un símbolo que el camino decisivo hacia la normalización de la política monetaria estadounidense.
El tercer trimestre ha puesto de relieve que las diferencias entre la economía americana, que se acelera impulsada por una sólida demanda interna, y la economía europea, que se esfuerza por instalarse en un ciclo de crecimiento sostenible, se acentúan cada vez más.
Fabrizio Quirighetti, macro economista de Banque Syz & Co., analiza el entorno de bajos tipos de interés y las oportunidades y riesgos de inversión en él.