Es importante saber que las plusvalías y las minusvalías derivadas de la compraventa de acciones cualquiera que haya sido su período de permanencia como accionista de una compañía se integran y compensan exclusivamente entre cada período impositivo, originando como resultado un saldo positivo o negativo. El saldo positivo resultante de dicha compensación se integra en la base imponible del ahorro. El saldo negativo se compensará con el saldo positivo de los rendimientos del capital integrantes de la base imponible del ahorro obtenido en el mismo período impositivo, con el límite para 2019 del 25% de dicho saldo positivo, según explican los expertos de Gestha.
La compensación nunca se podrá hacer es con los ingresos procedentes del trabajo, actividades económicas y profesionales.
En la compensación de plusvalías y minusvalías generadas por la compraventa de acciones en el Impuesto sobre las Personas Físicas (IRPF) es importante conocer la regla de los dos meses. Tras la reforma fiscal de 2015 se eliminó el límite temporal de compensación, sin embargo, en el caso de las acciones se sigue manteniendo el límite de dos meses para la compensación de pérdidas patrimoniales producidas por la compraventa del mismo activo en un período inferior a dos meses.
En el caso de las plusvalías habrá que imputarle el tipo impositivo correspondiente. Este es actualmente del 19% para los primeros 6.000 euros; del 21% para el tramo entre 6.000 y 50.000 euros y del 23% para las ganancias que superan los 50.000 euros. Los rendimientos del capital mobiliario, como los dividendos, tributan a un 19%.
Diferencia con los dividendos
Los inversores deben tributar únicamente por el beneficio neto que han obtenido con la cartera de inversiones. Sin embargo, la Agencia Tributaria separa entre ganancias o pérdidas patrimoniales, resultado de la evolución de un valor en bolsa, y los rendimientos del capital mobiliario, como los dividendos.
Por ejemplo, si un inversor tuvo en 2019 pérdidas patrimoniales de 1.000 euros y ganancias en la misma cuantía, es como si no hubiera tenido beneficios por los que tributar. Pero si sufrió las mismas pérdidas y obtuvo dividendos por valor de 1.000 euros, tributa por rendimientos positivos del capital mobiliario de 750 euros. Los otros 750 euros de minusvalías que no se han utilizado para aminorar la carga fiscal en el ejemplo no se pierden del todo, ya que aún tendrá cuatro años para compensar las pérdidas sufridas si son mayores que las ganancias.
Las ganancias patrimoniales logradas a través de la inversión en acciones del Mercado Continuo, se sitúan en la casilla 329 de la declaración de la renta. En caso de que las minusvalías de 2019 sean mayores que las ganancias, el contribuyente deberá declararlas de cara al futuro en el Anexo C1 si son saldos patrimoniales y en el Anexo C2 si son rendimientos negativos pendientes del capital mobiliario.