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Colaborar para defender nuestras democracias
Occidente ya no se puede considerar en paz. Esa es la conclusión principal de la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid el año pasado: la Alianza no puede descartar un ataque a la soberanía de un territorio aliado y es imprescindible aumentar las capacidades para garantizar la disuasión. Ante este panorama, la colaboración público-privada entre gobiernos y sector privado, a nivel industrial por un lado y regulatorio por otro, se antoja imprescindible.