El impulso inversor de los criterios ESG ha espoleado los mercados. Pero también a las firmas renovables, que adquirieron en 2020, en plena pandemia, una cifra récord de valores verdes, según un reciente informe de Bloomberg NEF. Hasta adquirir 23,7 GW de energía limpia. Más de 130 compañías suscribieron acuerdos de adquisición de energía en los distintos segmentos del sector, desde el petróleo, al gas y, por supuesto, el negocio renovable. Un registro histórico, que revela que algo se mueve en materia de sostenibilidad y que su trayectoria sigue un ritmo frenético. Las firmas españolas de la energía, algunas de ellas bajo el escrutinio del mercado por su posible e inminente salida a bolsa, revelan sus estrategias verdes y su compromiso con las inversiones sostenibles.
La major que preside Antonio Brufau incide en que el reto de la descarbonización es tan mayúsculo y global que será necesario un amplio abanico de tecnologías que compitan entre sí en igualdad de condiciones, desde la neutralidad tecnológica. Porque, a día de hoy y con total seguridad después del Covid, la generación eléctrica renovable no va a dar solución a la totalidad de las necesidades energéticas de la sociedad. Por todo ello, Repsol ha hecho una clara apuesta por la descarbonización con un creciente peso en la generación renovable en nuestro portafolio y una aceleración de las inversiones en movilidad eléctrica, pero al mismo tiempo, invierte en tecnologías para aprovechar al máximo la economía circular, como la de los biocombustibles avanzados a partir de residuos, o la captura y uso del CO2 para crear combustibles sintéticos descarbonizados. Y también, apostando por desarrollar el hidrógeno renovable, convirtiendo a España en puntera en este vector energético.
La compañía, que presentó el pasado noviembre su nuevo Plan Estratégico 2021-2025, prevé que el negocio Generación de Bajas Emisiones, uno de los cuatro pilares del nuevo modelo organizativo, continuará elevando su cartera de activos y su iniciada expansión internacional, con el objetivo de ser un operador global. “Este nuevo modelo plantea la entrada de socios o inversores en el área de Generación Baja en Emisiones o incluso su salida a Bolsa, lo que supondrá un notable impulso para la consecución de objetivos y garantizará un mayor retorno de nuestras operaciones”, resaltan desde la firma. Tal y como ya anticipó el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que dejó abiertas ambas posibilidades el pasado 18 de febrero, durante la presentación de los resultados anuales: “Cada alternativa tiene sus propias ventajas competitivas. Siempre analizamos y exploramos la posibilidad de atraer socios, pero no es la única opción. Porque, al mismo tiempo, trabajamos en la tesitura de preparar una potencial salida a bolsa. Sopesamos todas las oportunidades. Con el propósito de comprobar cuál de ellas es la que nos ofrece mejores herramientas de crecimiento en nuestro negocio de renovables, para poder competir en la dirección adecuada, obtener vehículos de financiación y reducir los costes de capital”. Las palabras de Imaz, en una conferencia con analistas en febrero pasado se produjeron antes de afirmar que “tomaremos una decisión, pero créanme, estamos preparados para ambas opciones”.
Repsol, señalan fuentes de la compañía, “lleva años demostrando con acciones e inversiones su compromiso de suministrar energía a la sociedad de manera asequible y respetuosa con el medio ambiente”. De hecho, está inmersa en un proceso de transformación y de diversificación de sus negocios con el objetivo de liderar la transición energética, siendo la primera compañía de su sector que apoyó el Protocolo de Kioto, la primera en emitir un bono verde y, también, en diciembre de 2019, la primera en fijarse la meta de ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050. La compañía mantiene un diálogo permanente sobre materias ambientales, de índole social y de gobierno corporativo (ESG) con diferentes y muy variados grupos de interés (inversores, asociaciones, instituciones financieras y analistas, entre otros- con el fin de conocer de primera mano su opinión y su posicionamiento respecto a estas materias y de explicar las prácticas de la multinacional. Asimismo, el equipo directivo lleva a cabo roadshows específicos sobre ESG, algunos de los cuales están liderados por el propio consejero delegado. Fruto de los compromisos adquiridos y de la gestión responsable de la compañía, Repsol ocupa las primeras posiciones de su sector en las evaluaciones ESG de reconocidas agencias de rating del mercado como MSCI, Vigeo-Eiris, Sustainalytics o CDP, entre otras. Entre los cuatro primeros accionistas de la firma figuran BlackRock (4,99%) y Amundi Asset Management (4,5%). Un 32% del total de acciones está en manos de inversores institucionales, y un 16% del las que están en circulación, se gestionan exclusivamente bajo criterios ESG, explican desde Repsol.
El Plan Estratégico 2021-2025 profundiza en el objetivo de ser una compañía con cero emisiones netas en 2050, con una exigente hoja de ruta, metas intermedias más ambiciosas e inversiones por valor de 18.300 millones de euros. Las destinadas a iniciativas bajas en carbono ascenderán a 5.500 millones de euros entre 2021 y 2025, un 30% del total. Repsol, matizan desde la firma, tiene como objetivo alcanzar los 7.500 MW de generación de bajas emisiones en 2025 y duplicar esa cifra, hasta los 15GW, en 2030, para convertirse en un operador global”. Para lo que cuenta en la actualidad con casi 3.300 MW de capacidad instalada de Generación de Bajas Emisiones, y más de 2.600 MW en desarrollo. En 2020, fue la compañía que instaló más potencia eólica en España. Repsol planea continuar con el crecimiento orgánico del negocio de Generación de Bajas Emisiones gracias al desarrollo de una cartera de proyectos en operación, que entre 2020 y 2025 se incrementará a un ritmo superior a 500 MW anuales. Entre las iniciativas que se contemplan está la ampliación en 1 GW de capacidad de la central de bombeo de Aguayo, que será la mayor inversión privada de la historia de Cantabria (700 millones de euros, aproximadamente). A esto se sumará la adquisición de activos internacionales para impulsar la expansión fuera de España. Entre los años 2025 y 2030, acelerará el crecimiento orgánico de su capacidad de generación con el desarrollo de proyectos inversores que supondrán más de 1 GW anual. El Ebitda del área se multiplicará por ocho frente al resultado de 2019, hasta los 331 millones de euros, mientras que las inversiones alcanzarán los 1.400 millones de euros anuales en 2025, ocho veces por encima de las realizadas en 2019.
Desde la multinacional eléctrica se incide en que la pandemia ha corroborado que la transición energética hacia una economía baja en carbono es irrenunciable, el único camino para generar un crecimiento sostenible. Desde el primer momento de la crisis sanitaria, Iberdrola decidió poner su balance al servicio de la sociedad y respondió acelerando inversiones para reactivar la economía y el empleo. En un año como 2020, “hemos batido récord de inversiones, superando los 9.200 millones de euros, un 13% más que el año anterior”. Además de presentar un histórico plan de inversiones por valor de 75.000 millones de euros para el periodo 2020-2025. Y hasta 2030 “redoblaremos los esfuerzos hasta alcanzar los 150.000 millones de inversión en la década”, explican desde la firma que preside José Ignacio Sánchez Galán. Este esfuerzo inversor “redundará en la sociedad, generando empleo, sosteniendo una cadena de valor de 22.000 proveedores y beneficiando al mismo tiempo a nuestros accionistas, que verán crecer sus dividendos en línea con los resultados”. Con cargo a 2020 distribuiremos un dividendo 0,42 euros por acción, un 5% más que el año anterior, y esperamos alcanzar los 0,75 euros por acción al final de la década.
En Iberdrola aseguran no tener dudas de que “disponer de un modelo basado en principios ESG amplía tu base inversora”. Nosotros lo llevamos comprobando desde 2014, cuando inauguramos el mercado de bonos verdes en España, matizan fuentes de la compañía que resaltan, además, que, “a día de hoy, somos líderes mundiales en financiación verde -15.689 millones de euros - y hemos visto cómo el interés por invertir en proyectos y activos sostenibles como los nuestros es cada vez mayor, lo que nos ha permitido financiarnos con mejores condiciones”. Sin ir más lejos, “el pasado mes de febrero realizamos la mayor emisión de un bono híbrido verde de la historia, por 2.000 millones de euros. Estructurado en dos tramos, el cupón pagado en ambos es el más bajo logrado nunca por el grupo para un híbrido: un 1,45% para el primero y un 1,825% para el segundo”.
La multinacional española presentó un “histórico plan de inversiones 2020-2025”, dotado con 75.000 millones de inversión. En la década, hasta 2030, esta cifra alcanzará los 150.000 millones de euros. Y “más del 90% del esfuerzo inversor se destinará a renovables y a redes, para seguir impulsando la reactivación verde de la economía y el empleo”. En la firma se recuerda que veinte años después de que fuésemos pioneros en impulsar la transición energética, apostando por un modelo basado en la sostenibilidad cuando casi nadie lo hacía, seguimos en esa senda. Todo ello nos permitirá, además, continuar reduciendo nuestras emisiones, que en la actualidad ya son dos tercios inferiores a las de nuestros competidores. En 2030, seremos neutros en carbono en Europa, donde en muchos países como Alemania nuestra actividad registra ya cero emisiones, mientras que en 2050 lograremos la neutralidad de carbono a nivel global.
Para avanzar en estos objetivos, además de las renovables y las redes inteligentes que permitan su correcta integración en el sistema, “tendremos también nuevos vectores de crecimiento, como el hidrógeno verde, que nos dará opción de electrificar con renovables tanto el transporte pesado como procesos industriales históricamente muy contaminantes”. También la movilidad sostenible jugará un papel clave, y todo como un consumidor mucho más empoderado, con una participación más activa en la elección y gestión de los servicios que le ofrecemos.
FACTORENERGIA
Emilio Rousaud, CEO de la compañía corrobora que, “actualmente, el sector de las energías renovables está viviendo un momento muy importante, ya que por fin los países e instituciones están apostando por empujar la energía verde como factor dinamizador e impulsor de la economía”. Tendencia que “vemos tanto en el Gobierno de España como en el de la UE, donde se están impulsando numerosos proyectos y tecnologías sostenibles. De hecho, “vemos que los Fondos NextGenerationEU están enfocados, en gran medida, a proyectos que impulsen una Europa más sostenible y que ayuden en la lucha contra el cambio climático y la transición energética poniendo en valor el papel de la producción, distribución y consumo de las energías renovables”. A esto se le suma que el Gobierno de España “es favorable al impulso y desarrollo del sector”, tal y como se demuestra en el interés del Ejecutivo en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética como una de las principales prioridades desde el inicio de la legislatura.
Ante este escenario tan favorecedor -enfatiza Rousaud- “estamos trabajando en el desarrollo de nuestro Plan Estratégico, con el que buscamos alcanzar un crecimiento exponencial en los próximos cinco años a través de la apuesta por nuestras líneas de negocio, nuestra conversión en un operador integrado y la apuesta por la internacionalización”. Con el objetivo de “asegurar la financiación que requiere este ambicioso proyecto, seguimos muy de cerca la evolución de los mercados de capitales y estamos evaluando distintas alternativas a medio y corto plazo”.
El consejero delegado de FactorEnergía constata el clima inversor favorable a las renovables: “Sí, ahora estamos viendo un mayor dinamismo de los fondos ESG. Es una realidad que los flujos de capital en compañías con un elevado 'rating' ESG está siendo cada vez más frecuente en todo tipo de mercados”. Los grandes movimientos bursátiles “los protagonizarán empresas que se dediquen a las renovables, o que planeen hacerlo”, aclara. Reflejo de la cantidad de compañías que han transmitido su intención de dar el salto al parqué o de algunas operaciones corporativas que estamos viendo como puede ser la OPA a Naturgy.
“El principal objetivo de Factorenergia es reforzar la tendencia de crecimiento observada en los resultados anuales de 2020 y consolidarnos como una de las principales comercializadoras independientes en España”. Para lo cual, por un lado, apostamos por el autoconsumo, cada día más aceptado, pero al que aún le queda un recorrido importante para llegar a estar en la vida de todos los ciudadanos y, por otro, seguimos avanzando con nuestros planes de pasar de ser, no solo una comercializadora, sino también entrar en el negocio de la generación. Para ello, dice Rousaud, “constituimos la filial de Factor Energía Generación, SLU, primer paso para erigirnos en un actor clave de la transición energética y en una compañía con capacidad de generación instalada, tanto en energía solar, como eólica e hidráulica, entre otras”. El CEO de la compañía, además, resalta otro punto importante: seguir con nuestro plan de expansión nacional y en otros países. “La apuesta por el crecimiento en el mercado ibérico se combina con una estrategia de internacionalización; ambas son palancas de nuestro plan de crecimiento”. En la actualidad, “estamos atentos a un par de oportunidades, muy enfocados en aquellos mercados en vías de liberalización de sus sectores energético en América Latina”.
Fuentes de la compañía resaltan la evidencia de que “para el mercado, unas condiciones macro de tipos de interés bajos y una mayor preferencia por compañías altamente orientadas a políticas ESG, resultan de gran atractivo a compañías que, como Dominion, pueden aglutinar, además, todas las capacidades y conocimientos de la cadena de valor del sector de energías renovables”. Y que han evolucionado hacia una estrategia de productor independiente y diversificado de energía (IPP). “La creciente voluntad y compromiso político de transitar hacia energías no contaminantes, la mayor demanda prevista para la población futura de consumo de energía eléctrica, la visibilidad y la certeza de los flujos financieros que los activos renovables aportan son, entre otros, drivers de valor que una compañía como Dominion, apoyada ya en proyectos en operación en Latinoamérica y en un pipeline diversificado geográficamente y en moneda fuerte (euro o dólar), está utilizando para poner en valor su división Dominion Green”.
Ahondando en este panorama -inciden desde la multinacional española- “estamos focalizados en el proceso de incorporar un socio minoritario, que además de capital para poner en operación nuestro pipeline aporte conocimiento sectorial internacional”. No obstante, “no perdemos de vista la posibilidad de que un proyecto ambicioso y en crecimiento como el nuestro se planteen futuras entradas adicionales de liquidez para que el potencial crecimiento de los proyectos del pipeline vea la luz y entre ellas, una de dichas alternativas, es una eventual salida a bolsa para captar fondos adicionales y apalancar el crecimiento generando aún mayor valor, con nuestra D de disciplina financiera de Dominion siempre intrínseca en nuestro modelo de negocio”.
Para Dominion no hay duda de la mayor importancia a los criterios ESG en la toma de decisiones de inversión. “Observamos un cambio en los criterios de inversión, estamos pasando de una etapa inicial donde el foco se ponía en empresas responsables en el ámbito ESG a una nueva etapa donde los protagonistas van a ser las empresas que realmente tienen capacidad de actuar positivamente en el ámbito de la sostenibilidad y de aprovechar las oportunidades de negocio derivadas de las tendencias sostenibles”. En este sentido -afirman las mismas fuentes- “muchas de nuestras actividades de negocio contribuyen a mejorar la eficiencia y sostenibilidad de nuestros clientes y de la economía en general y estamos viendo como son actividades cada vez más demandadas”. En el caso de Dominion, por un lado, integramos los criterios ESG en nuestra gestión para tratar de ser cada día una compañía más sostenible como parte de nuestro actual plan estratégico. Y, por otro lado, buscamos ir mucho más allá; entendemos que la sostenibilidad tiene un carácter disruptivo que “va a cambiar la forma en que hoy se hacen muchas cosas y queremos y debemos estar ahí”. Y “no nos referimos sólo a las energías renovables”, aseguran. En Dominion, “llevamos años ofreciendo a nuestros clientes soluciones que permiten -entre otros aspectos- mejorar su eficiencia energética, aprovechar el calor, reducir sus emisiones y gestionar sus residuos industriales”. Con la creación este año de nuestra línea de negocio de Servicios Medioambientales “damos más entidad e impulso a los servicios sostenibles para la industria y las infraestructuras”. Y en energías renovables, “ampliamos el alcance para abarcar desde proyectos utility scale hasta las nuevas oportunidades que ofrece el autoconsumo”.