Recta final para el segundo mandato de Trump: Bienvenidos a la era de los aranceles

El todavía presidente electo de EEUU, Donald Trump, fue meridianamente claro con sus propuestas económicas durante la campaña electoral: los tres ejes fundamentales son recortes de impuestos, desregulación y renegociación de los acuerdos comerciales, con la más que posible introducción de aranceles. A ellos se sumarán una política más estricta en las fronteras y una reducción del gasto público para la cual se ha anunciado el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) comandado por Elon Musk.
 
En resumen, un giro de 180 grados respecto a la Administración Biden que, a poco que Trump cumpla alguna de sus promesas, no solo dejará notarse en la economía estadounidense sino también en la europea.
 
Quizás la parte que más quebraderos de cabeza provoca es la imposición de aranceles. La propuesta de Trump de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones estadounidenses, junto con un arancel del 60% sobre las procedentes de China, surgió por primera vez en septiembre de 2023 como parte de su candidatura a la nominación presidencial republicana. En agosto de 2024, ya como candidato oficial a la Casa Blanca, subió aún más la apuesta al sugerir un arancel de base del 20%. El siempre polémico político ha llegado a decir en alguna ocasión que arancel es “la palabra más hermosa del diccionario”.
 
La economía europea difícilmente saldrá indemne de esta situación. En el último año completo con datos (2023), EEUU se convirtió en el principal destino de las exportaciones de la Unión Europea (UE), con un 19,7% de las ventas fuera del bloque, superando a Reino Unido (13,1%). En lo que respecta a las importaciones, EEUU fue el segundo mayor socio comercial solo por detrás de China (20,6%), con un 13,8% del total de las compras.


 
En general, el comercio con EEUU ha evolucionado positivamente para la UE durante la última década. Alcanzó su punto máximo en 2021 con un 1,1% del PIB de la UE, de acuerdo con los datos recopilados por ING. Y a pesar de un ligero descenso a partir de 2022, en parte debido al aumento de las importaciones de energía, la UE mantuvo un superávit comercial con EEUU en el comercio de bienes en 2023 de nada menos que 156.700 millones de euros (0,9% del PIB).

“No es ningún secreto que Trump está descontento con el superávit comercial de la UE y tiene a la región en el punto de mira cuando considera aranceles adicionales”, señalan los analistas de ING Inga Fechner y Ruben Dewitte. Sin embargo, recuerdan que “el presidente electo se considera una especie de negociador, y eso podría hacer que sea crucial para la UE identificar áreas para concesiones y acuerdos”.

Si bien la UE intentará enfrentarse a Trump, “esto puede ser más fácil de decir que de hacer”, creen los expertos del banco holandés. “Esto es especialmente cierto dados los diferentes intereses de sus estados miembros, que se pusieron de relieve recientemente en la votación sobre los aranceles adicionales a los automóviles eléctricos fabricados en China”.

“Los aranceles estadounidenses aumentan la necesidad de un cambio de política estratégica”, avisa Deutsche Bank Research, que abunda en que “la fragmentación política y los altos niveles de deuda pública plantean desafíos para unirse en torno a una nueva estrategia de crecimiento”.

La eurozona, menos preparada que en 2017

La unidad de análisis del banco alemán ha decidido recortar la perspectiva de crecimiento para la eurozona al 0,7% en 2024, el 0,8% en 2025 y el 1,0% en 2026. En estas previsiones se incluye un impacto de entre 0,3 y 0,4 puntos porcentuales en el PIB debido a los aranceles, repartidos entre 2025 y 2026. Al mismo tiempo, Deutsche Bank augura un crecimiento del PIB para EEUU del 2,7% en 2024, del 2,5% en 2025 y del 2,4% en 2026. Según destaca, la combinación de las nuevas políticas económicas previstas, incluyendo aranceles pero también recortes de impuestos “moderados” y desregulación, será positiva para el crecimiento en 2025, si bien reducirá el potencial alcista en 2026.

Por su parte, Goldman Sachs cree que la economía estadounidense debería crecer un 2,5% en 2025, “superando las expectativas de consenso y las de otras economías de mercados desarrollados por tercer año consecutivo”. El mayor riesgo es “un arancel generalizado de gran magnitud”, que “probablemente afectaría duramente” al crecimiento. El banco estadounidense augura también un crecimiento del 0,8% para la eurozona durante el año recién estrenado.

El equipo de análisis macroeconómico de ABN Amro que dirige Bill Diviney desgrana un poco más en detalle cómo evolucionará el año. En primera instancia, “antes de su implementación, los aranceles tendrán un efecto positivo en el crecimiento de la eurozona, ya que los importadores estadounidenses concentrarán sus compras por adelantado para evitar aranceles más altos”. Combinado con la recuperación de la demanda interna, es probable que esto impulse el crecimiento a principios de 2025. Sin embargo, este “subidón de azúcar” resultará efímero, cree el experto, ya que “es probable que las exportaciones experimenten una marcada caída inmediatamente después de que se implementen los aranceles” y que el comercio se estabilice más tarde en su “nueva normalidad”.

ABN augura un crecimiento muy por debajo de la tendencia, pero no una recesión en la eurozona. Dicho esto, “Alemania, orientada al comercio (y atrapada en un malestar industrial), es particularmente vulnerable a nuevos aranceles. Dependiendo de la composición precisa de los aumentos arancelarios, esto podría aumentar el riesgo de recesión dado el punto de partida ya débil”.

“El proteccionismo generalmente es una mala noticia para las economías, especialmente las orientadas a la exportación”, coinciden los analistas de ING, que avisan de que “mucho antes de que entren en vigor los aranceles, la incertidumbre que rodea a la política comercial proteccionista tendrá un impacto económico en la confianza”, lo que podría resultar en “retrasos en las inversiones”.
 
Fechner y Dewitte recuerdan que el segundo mandato de Trump golpea a la economía europea “en un momento mucho menos conveniente que el primero”. “En 2017, la economía europea era relativamente fuerte. Esta vez, está experimentando un crecimiento anémico y está luchando contra una pérdida de competitividad. Una nueva guerra comercial inminente podría empujar a la economía de la eurozona de un crecimiento lento a una recesión. Como resultado, se espera que el crecimiento se mantenga bajo en 2025 y 2026”.

Menos recortes de la Fed… y más del BCE

Por supuesto, las políticas arancelarias tendrán también un impacto en la inflación, justo en un momento en el que por fin parecía que los bancos centrales empezaban a ganar la batalla al alza de precios. Por ejemplo, Goldman Sachs estima que la inflación subyacente de gasto de consumo personal (PCE), la más seguida por la Fed, debería desacelerarse al 2,4% a finales de 2025, una cifra superior a su previsión anterior del 2,0%, aunque “aún benigna”. Sin embargo, avisa de que “la previsión aumentaría a alrededor del 3% con un arancel generalizado del 10%”. En la eurozona, los expertos del gigante de Wall Street estiman que el IPC subyacente se desacelere al 2% al cierre de 2025, “menos preocupados por los riesgos al alza incluso con una guerra comercial más amplia”.

“Hay una enorme incertidumbre en torno a este nuevo escenario para los bancos centrales”, ya que “el momento, la magnitud y la amplitud de cualquier aumento de los aranceles son un factor determinante crítico en el impacto final en crecimiento e inflación”, avisa Diviney, de ABN. En todo caso, el banco holandés augura que, “una vez que quede claro que las exportaciones de la eurozona a los EEUU se verán afectadas por aranceles más altos, el BCE reanude el recorte de las tasas en cada reunión, hasta que la tasa de depósito (nueva referencia) alcance el 1% a principios de 2026”.

ABN augura que la inflación en la eurozona (IPCA) se acerque ya al objetivo del 2% en la primera mitad del año, antes de caer “sustancialmente por debajo del objetivo” en el segundo semestre, especialmente afectado por el efecto indirecto de los precios de la energía. “Es probable que los aranceles den lugar a un comercio y un crecimiento mundiales significativamente más débiles, y como resultado, hemos reducido drásticamente nuestras previsiones de precios del petróleo”, explica el experto.
 
En cambio, Diviney espera que la Reserva Federal siga recortando las tasas a un ritmo más lento, y que “se vea obligado a abortar [los recortes] por completo una vez que el límite superior de la tasa de los fondos federales alcance el 3,5% a finales de 2025”.

Por su parte, Deutsche Bank anticipa que no habrá recortes de tipos de la Fed en todo 2025 tras el último recorte de diciembre y antes de llegar a una tasa neutral (3,75-4%) sobre 2026 y 2027. Para el BCE, la tasa terminal debería ser del 1,5% al final de 2025, ya que la institución que preside Christine Lagarde “tendrá que soportar el peso de la flexibilización de la política monetaria en respuesta a los aranceles estadounidenses”.