El presidente de EEUU, Donald Trump, sacudió los mercados internacionales la semana pasada con el anuncio de sus ‘aranceles recíprocos’ que superaron con creces lo que se había especulado desde su regreso a la Casa Blanca. En el caso de los productos importados de la Unión Europea, la factura es del 20%.
A la espera de si este arancel se puede eliminar o al menos reducir en la mesa de negociación, Marieke Blom, economista jefe de ING, destaca que “el impacto general en Europa es negativo”, pero en todo caso “mucho menor” que el del Covid-19 o el provocado por las subidas de los precios de la energía con la Guerra de Ucrania.
Impacto de los aranceles en Europa
Los efectos directos son quizás los más fáciles de señalar. Alrededor del 2% del PIB de la UE-27 depende de la demanda estadounidense. Con aranceles del 20%, “es probable que los volúmenes destinados a EEUU disminuyan aproximadamente un 15%”, cree Blom, que estima “un efecto directo del -0,3% en el PIB a corto plazo”. Los países más expuestos son Irlanda, Alemania e Italia, mientras que la región de Europa Central y Oriental es menos sensible.
En cuanto al impacto indirecto, el equipo de análisis del banco holandés augura que “la disminución de las exportaciones, la mayor competencia de las importaciones asiáticas y la mayor incertidumbre provocarán una menor inversión y aumentos salariales, lo que podría provocar la pérdida de algunos empleos en Europa”. Estos efectos negativos se sentirán en 2025 y 2026. Por otro lado, un euro más fuerte, si se mantiene, a medida que EEUU pierde su estatus de refugio seguro, también reduce la demanda externa.
Al mismo tiempo, “las empresas buscarán mercados alternativos”, mientras que “el abaratamiento del petróleo podría suavizar parte del impacto en Europa”, apunta Blom.
Opciones sobre la mesa de Bruselas y el BCE
Tras los anuncios de Trump, la siempre más lenta maquinaria de la Comisión Europea ya se está moviendo para dar una respuesta fuerte. Bruselas tiene previsto anunciar la próxima semana sus represalias, que podrían tener la forma de aranceles, aunque algunos países apuestan por el uso del mecanismo ainticoerciones, que hasta ahora no se ha usado nunca. Este instrumento El Instrumento ofrece un amplio abanico de opciones, como el aumento de los derechos de aduana, la restricción de las importaciones o exportaciones, la exclusión de participar en licitaciones públicas o incluso la suspensión de obligaciones internacionales en sectores como el de la propiedad intelectual.
“Europa quiere un acuerdo y está debatiendo cómo conseguirlo”, señala la analista de ING, que recuerda que “garantizar la unidad europea es un reto y ralentiza a Europa” frente a otros actores internacionales, como es el caso de China.
“La opinión más extendida en la Comisión Europea es que hay que tratar de lograr el máximo impacto entre el público que pueda inducir a Trump a negociar un acuerdo, como las empresas cotizadas (tecnológicas, digitales), los Estados indecisos o buscar productos para los que existan alternativas europeas”, señala Blom. “Redirigir los ingresos arancelarios de vuelta a la economía, ya sea gastando los ingresos o bajando los impuestos, puede minimizar el impacto”, explica la experta, que añade que Bruselas “intentará proteger a Europa contra el dumping de otros países muy afectados”.
Pero más allá de las represalias, el Ejecutivo comunitario puede buscar también estrechar lazos con otros países (por ejemplo, Mercosur y Suiza, mientras que la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, también mencionó a India). No obstante “el impacto positivo sólo llegará a largo plazo”, avisa la analista de ING. También potenciar el mercado único de bienes, servicios y capital/inversión para impulsar el crecimiento. “El FMI calcula un 7% de crecimiento de la productividad si se resolvieran todas las barreras internas, pero esto llevará demasiado tiempo”.
El Banco Central Europeo (BCE) tiene también en sus manos ayudar a paliar las consecuencias. “Al reducir los tipos de interés oficiales, el BCE podría compensar el impacto deflacionario derivado de una menor demanda de exportaciones, importaciones más baratas y (por ahora) un euro más fuerte”, señala la economista de ING. “Unos tipos de interés más bajos a largo plazo también compensan parte del impacto de la guerra comercial en la economía”.
Otro factor a tener en cuenta es la inversión adicional en infraestructuras anunciada por Alemania, que impulsará la demanda interna a partir de 2026 (alrededor del 1% del PIB) y el crecimiento de la productividad a largo plazo. Los países vecinos de la UE también se benefician de una mayor demanda alemana (+0,2%), según los cálculos del banco holandés. También el mayor gasto en defensa, si bien “esto tiene un efecto positivo limitado en la economía, ya que una proporción relativamente grande de los bienes se importará”.