La amenaza que el borrascoso clima económico, dominado por el agresivo frente inflacionista, y geopolítico, con el ojo del huracán situado en la guerra de Ucrania y en el control de los precios de la energía por parte del Kremlin, es latente y podría desencadenar a lo largo del otoño actual o del invierno venidero una corrección intensa en los mercados de capitales del mismo tenor de las ocurridas en crisis financieras recientes o durante el shock ocasionado por la Gran Pandemia. Este es el diagnóstico del informe de Estabilidad Financiera del FMI recién desvelado, en el que este neurálgico departamento de la institución multilateral advierte del peligro de un “rápido y desordenado” proceso de descenso de indicadores bursátiles y de activos.
Ante esta tesitura, el Fondo recomienda a los bancos centrales que “calibren cuidadosamente y con transparencia sus esfuerzos para reducir la inflación galopante”, porque, como alerta Tobias Adrian, el consejero financiero del FMI, “la atmósfera internacional es sumamente frágil” y los riesgos asociados a los mercados de capitales son “claramente elevados y con un horizonte que no resulta precisamente halagüeño”. En línea con el diagnóstico del World Economic Outlook (WEO), la radiografía económica del Fondo, en el que se deja constancia de que la espiral de los precios y las tensiones de la contienda bélica en Ucrania precipitan al PIB de las potencias de rentas altas a la recesión, a China a un estancamiento intenso y a la actividad internacional a un aterrizaje forzoso.
“Los mercados financieros atraviesan ya una etapa extremadamente volátil y de menor liquidez y los inversores se encuentran atenazados por la escalada inflacionista y las políticas monetarias restrictivas impuestas por los bancos centrales, como no se había visto en décadas”, reconoce el FMI que habla abiertamente de que los temores a una recesión global “aumentan” y con ellos los peligros de suspensiones de pagos en los servicios de deuda corporativa y soberana por los virulentos incrementos del dinero.
En este escenario no sólo las potencias industrializadas están en el epicentro de esta amenaza colectiva global. También los mercados emergentes se enfrentan a multitud de riesgos que van desde la fortaleza del dólar y las dificultades de acceso a préstamos en las plazas internacionales cada vez más caros, hasta la importación inflacionista por los precios exteriores de la energía o de los alimentos y la intensa oscilación de las cotizaciones de las materias primas. Como botón de prueba, el FMI calcula que sólo el 29% de los bancos de estas latitudes estarían en condición de alcanzar los requerimientos de capital que exigiría un periodo de tensión en los mercados.
Sus pruebas de estrés test alertan de igual modo a las naciones en desarrollo sobre la severidad que un drástico descenso de los activos por sus elevados riesgos de default y sus dificultades en cualquier proceso de reestructuración de deuda. Más de la mitad de los países de rentas bajas estarían en este escenario de alta resistencia de sus servicios de pagos.
A las potencias industrializadas les pone sobre aviso especialmente del descenso brusco en sus mercados inmobiliarios. “Las dificultades de financiación por las subidas de las hipotecas tras los rallies alcistas de los bancos centrales están desvirtuando las valoraciones de viviendas y oficinas sin que se avecine el instante en el que se contendrán los ajustes ni el calibre de los mismos”. A juicio del FMI, en un clima de adversidad severa, los precios de los inmuebles podrían descender en torno al 25% en los próximos tres años en los mercados emergentes, mientras que en áreas industrializadas la caída sería de más del 10% teniendo en cuenta la inflación.
Adrian incidió, además, en los riesgos de contagio global entre sectores y mercados. “Existe una sucesión de cumbres borrascosas” que generan una “incertidumbre suma” porque nunca, en las últimas décadas se ha visto “un conflicto mundial de tal dimensión acompañado de un proceso inflacionista tan extremadamente intenso con políticas monetarias sumamente agresivas que han hecho saltar por los aires la estabilidad financiera y creado una amenaza de volatilidad que provoca un análisis de resultados inciertos”. Antes de convenir que “cuando los riesgos son altos, las correcciones también suelen ser de la misma proporción”.