El año 2025 ha comenzado con un mercado positivo pero volátil. El actual nerviosismo de los mercados, provocado, en gran medida, por los aranceles, la sobrevaloración en determinados sectores y por los avances (y sombra) en inteligencia artificial que llegan de China, nos recuerda que hasta los mercados más fuertes pueden caer. En este puntos, surgen muchas preguntas, pero la primera pasa (nuevamente) por si es mejor apostar por renta fija o variable. 

La regla del 60/40 está muy presente en el día a día de todos los inversores, que ven en la renta fija una de las claves para una cartera equilibrada en 2025. Desde Bankinter explican que concretamente la renta fija soberana ha perdido un poquito de capacidad de descorrelación con respecto a la renta variable, pero aún así hay que tenerla en cartera por esa condición un poco de activo refugio. Y desde luego el oro teniendo en cuenta esa creciente incertidumbre geopolítica, especialmente en Europa, sí que sigue siendo un activo relevante en nuestra opinión y que desde luego pues debe tener un peso no despreciable a la hora de equilibrar las carteras, especialmente aquellos inversores que inviertan en la típica cartera multiactivos, un 40-60 o 60-40. Con lo cual, un oro, renta fija o renta fija soberana que sumados estén en el entorno entre 5% y 10%, desde luego que nos parece interesante.

En el lado del crédito, hay sectores con mejores perspectivas para 2025 y otros que presentan mayores riesgos. Según Capital Group, los fundamentales del crédito parecen sólidos y, aunque es posible que los diferenciales no se compriman más, es probable que se mantengan estables. Esto ofrece una perspectiva atractiva para obtener ingresos en todo el espectro crediticio. Los fundamentales del grado de inversión son sólidos, si nos centramos en emisores de mayor calidad y en varias oportunidades de crédito idiosincrásicas. En cuanto a deuda corporativa de alto rendimiento, esperan que los fundamentales se mantengan estables y que los factores técnicos respalden las valoraciones, sin perder de vista los riesgos idiosincrásicos; la deuda corporativa de alto rendimiento es atractiva desde el punto de vista de la rentabilidad y por sus ventajas de diversificación. Por su parte, el contexto para la deuda emergente sigue siendo favorable en general, respaldado por un crecimiento mundial positivo, una desinflación generalizada y unos fundamentos económicos en gran medida estables en la mayoría de las principales economías emergentes.

En el otro extremo, Avantage Capital no es tan benevolente con los activos de renta fija y asegura que es mejor estar en renta variable; en renta fija se va a acabar perdiendo poder adquisitivo, sobre todo por la inflación. Los expertos de Avantage explican que con los cambios geopolíticos van a tener más relevancia las políticas a favor de la economía y de la empresa. El único aspecto negativo va a ser la amenaza de aranceles, pero lo positivo, las rebajas fiscales y toda la economía pro-empesa, ayudará mucho más. Con ello, creen que que el mayor gasto en defensa que van a llevar a cabo los países europeos se va a monetizar en gran parte, es decir, van a acabar pagando lo que tenga el dinero en cuenta o en activos de renta fija con baja rentabilidad. "Hay algunas excepciones como pueden ser los bonos argentinos, que pagan rentabilidades en torno al 12%. Evidentemente en ese tipo de activos que ya han hecho una consolidación fiscal y que la economía va mejor, sí que hay valor, pero son más la excepción y donde es más la norma que vaya bien es en renta variable", señalan. 

Y si hablamos de renta variable y las previsiones de su positiva evolución, tenemos que mirar estrategias, geografías y sectores ganadores. En el punto de las estrategias, Fidelity considera que el entorno actual es favorable para la renta variable y los activos de riesgo, aunque con cautela y apunta a las estrategias de dividendos como una opción atractiva para 2025. La clave radica en invertir en empresas con una cultura de dividendos constante, especialmente en sectores defensivos (más que en cíclicos), con rentabilidades atractivas y menor volatilidad que el mercado. 

En cuanto a geografías, a principios de año, notamos el consenso inversor casi universal a favor de EEUU y de los activos estadounidenses. La tesis del excepcionalismo estadounidense fue aceptada sin paliativos. En particular, el consenso fue unánime al considerar que el futuro de la inteligencia artificial consistía en un oligopolio de las principales plataformas de tecnología de la información estadounidenses, las únicas consideradas capaces de realizar las inversiones necesarias para construir las capacidades informáticas requeridas. Sin embargo, la revelación de la china DeepSeek fue la primera grieta en esta narrativa. Además, desde el lado económico, se espera que el desempeño futuro de la economía y de los activos estadounidenses se normalice en el mejor de los casos y que se quede rezagado en relación con el resto del mundo en el peor. En este punto, al mercado le ha entrado miedo y los gestores empiezan a pivotar sus inversiones y algunos gestores han aumentado la asignación a acciones chinas tecnológicas.

Precisamente, en el tennológico, una temática por la que están apostando los inversores es la del Big Data, en un momento en el que ha ganado protagonismo en el panorama financiero actual debido al papel crucial que los macrodatos desempeñan en la transformación digital de diversas industrias y en la optimización de procesos empresariales.

Con todo, señalar que, en el último año, ha tenido mayor rentabilidad el sector financiero que el tecnológico. De todos los fondos de inversión especializados en este segmento, son varios los fondos de inversión financieros globales que siguen ganando en todos los entornos. No solo han aprovechado el ciclo de tipos altos, sino que también están bien posicionados para beneficiarse de las futuras bajadas. Además, la desregulación impulsada en EE.UU. con la administración Trump va a permitir una mayor flexibilidad operativa para muchas entidades. Asimismo, la consolidación en la industria bancaria ha generado instituciones más eficientes y rentables. Y, por supuesto, la digitalización ha sido un catalizador clave para la reducción de costes y la mejora de la eficiencia.

Otro sector a tener muy presente este 2025, en un entorno de política monetaria de tipos cambiantes es el real estate el sector inmobiliario. En el último número de la revista de Ei, tenemos un especial sobre el ciclo al alza en el mercado inmobiliario: acciones y fondos donde invertir

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