Los 6.102.142 turistas que visitaron España el pasado mes de abril permanecieron en 7,3 días de estancia media, casi un día más que hace tres años, cuando pernoctaron un promedio de 6,4 días. Esta prolongación posibilitó que el gasto por turista aumentase un 15%, desde los 987 a los 1.131 euros. Dos de cada diez visitantes extranjeros procedieron de Reino Unido, el mercado que revela una recuperación más intensa. Los británicos alcanzaron el 85% de los registros que lograron en abril de 2019; en concreto, accedieron a territorio español 1,246 millones. Seguidos de alemanes, con 989.807 y un grado de recuperación del 92% y franceses que, con 826.193, se situaron en el 81% de los que entraron en el mismo mes del último ejercicio previo a la epidemia.
Los datos del INE desvelan también que mercados como el irlandés, el holandés y el suizo están ya enviando más turistas que en 2019 y que Cataluña (con 1,157 millones), Canarias (1,110) y las Islas Baleares, también por encima del millón (1,070) conforman el pódium receptor de estos flujos turísticos. Por delante de Andalucía (907.596 turistas), Comunidad Valenciana (783.987) y Madrid (545.975). Más en detalle, el INE precisa que el 59,1% del gasto total corresponde a viajeros que pernoctaron en alojamientos hoteleros, mientras que los principales desembolsos fueron los destinados a actividades (el 21,3% del total). A continuación, aparece el de transporte internacional no incluido en paquete turístico (19,9%) y los costes en manutención (17,5%).
Otra fuente que corrobora la intensidad que ha cobrado la industria turística en España es la que ofrece la EPA o Encuesta de Población Activa del primer trimestre del año, periodo en el que los empleos del sector aumentaron en 349.730 trabajadores, hasta alcanzar los 2,428 millones de personas contratadas. Un incremento del 16,8% más en términos interanuales. El sector creó el 40% de los empleos del último año y acoge al 12,1% de los trabajadores de la cuarta economía del euro y se coloca a tan sólo 2,1 puntos de su capacidad laboral de 2019. Reyes Maroto, titular de Industria, Comercio y Turismo, dijo esperar una “consolidación” de la actividad turística en el periodo estival y “mayores rentabilidades y beneficios” tanto económicos como de empleo en un sector que ofrece altos estándares de seguridad.
En la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) la asociación que acoge a las distintas áreas y segmentos productivos de la industria, se reconoce que la aportación del turismo al PIB está en la antesala de recuperar los niveles pre-pandémicos: en concreto, y al concluir el trimestre inicial, a un 15,8% de distancia, a pesar del “revés que acusó en enero el salto de contagio de la variante Ómicron” y, con posterioridad, desde finales de febrero, los efectos del conflicto bélico en Ucrania, que redujo desde entonces y durante el mes de marzo, un 7% el número de reservas, que considera “algo más limitado de los potencialmente previsto”.
Aun así, en Exceltur manifiestan el perjuicio para las empresas turísticas de un arranque del año con un gradual deterioro de sus márgenes por la fuerte subida de sus costes operativos (del 28,3% en energía, del 26,2% en carburantes, del 16,7% en suministros y del 7,8% laborales) que sólo podrán trasladar en un 26% al precio final. Son parte de los daños colaterales de la guerra que, en conjunto, y al término del primer trimestre, han reducido la mejoría en ventas prevista. Hasta dejar en un 18% por debajo de marzo de 2019 sus facturaciones y en un 23,7% en el conjunto de enero-marzo.
Para Exceltur, la demanda española se sigue manteniendo como principal sostén del sector, pese a las tensiones geopolíticas y económicas que, sin embargo, afectan sobremanera a las ventas y la actividad de las agencias de viajes, las más afectadas por las incertidumbres, con un retroceso del 32,3% en sus ventas en marzo respecto a hace tres años. Por el contrario, los hoteles (-12,5% en marzo vs 2019), compañías de transporte (-14,9%), alquiler de coches (-12,9%) y actividades de ocio (-18,9%) cerraron marzo con un notable repunte en sus ventas respecto a 2019. Además de con un mercado laboral que se sitúa apenas a 3,5 puntos (66.804 empleos) de la plantilla que manejaba el sector antes de la crisis sanitaria.
Un ejercicio con contenido optimismo
Sobre las perspectivas para el conjunto de 2022, los empresarios turísticos reconocen transitar por una “crisis de demanda” que se está superando con “mayor brío del previsto”, pero que se atisban aún “notables y crecientes desafíos competitivos” con graves tensiones en los márgenes empresariales, por la dificultad de trasladar sobrecostes operativos a precios. Este panorama se va a reflejar en la tesorería de numerosas empresas, que ya vienen de experimentar “episodios exhaustos” por la pandemia, el endeudamiento, y las disrupciones aparejadas a su capacidad de invertir y generar empleo. Por lo que “no se puede extrapolar que la alentadora recuperación y el mayor volumen de actividad turística esperada en 2022 sea sinónimo de mayor rentabilidad empresarial”, dado que la inflación y los sobrecostes dificultan recuperar resultados en varios subsectores. Como tampoco cabe la idea de postergar y dejar de priorizar la necesidad de ayudas a nuestro sector por haber demostrado una mejor resiliencia que otros segmentos productivos, “ni por nuestra capacidad empresarial para resurgir del devastador hoyo del que venimos tras la pandemia”, ya que, por si fuera poco, el aún volátil escenario de la guerra y sus potenciales incertidumbres turísticas conexas añaden más obstáculos.
Por ello -anticipan- “confiamos en la extensión de los periodos de carencia y amortización de los préstamos ICO y en los 10.000 millones de euros de sus nuevas líneas crediticias”. De igual modo, piden poder “aspirar al redireccionamiento y reajustes de estrategia en la asignación de los fondos Next Gen aún disponibles para el sector”. En referencia al segundo tramo de 70.000 millones que reclama a la UE y para los que las firmas del sector demandan que el turismo, “aunque sean a crédito”, pueda beneficiarse en mucha mayor proporción que los recursos que se lograron con los fondos asignados en el primer tramo.
Colapso en los aeropuertos europeos
La falta de personal y los controles más estrictos para los viajeros británicos por efecto del Brexit, que se consuma estos meses de levantamiento casi total de las restricciones sanitarias derivadas del Covid-19, están provocando colas y retrasos que han puesto en estado de alerta a un sector que confía en un verano de pleno despegue de su actividad. Grandes aeródromos de capitales como Londres, Bruselas o Ámsterdam han emitido señales de pérdidas masivas de conexiones.
Estos cuellos de botella tienen su origen en la drástica reducción del personal durante la Gran Pandemia y las prohibiciones a la movilidad que se ha visto alterada súbitamente y con no pocos problemas de gestión, en la antesala de un periodo estival cargado de programas vacacionales y con una demanda en niveles previos a la crisis sanitaria. Los asientos programados por las aerolíneas para volar a España entre junio y agosto superan los 32,4 millones, lo que supone una recuperación del 94% en comparación con el mismo periodo de 2019, dicen en Turespaña. Aena cuenta con una previsión más optimista entre abril y final de octubre: 215,6 millones de asientos programados, un 1,6% más que en el año previo a la pandemia. Ante este boom, “no todos los aeródromos han podido redimensionar sus plantillas”, explican fuentes de la empresa estatal de gestión aeroportuaria, desde donde inciden en que las coberturas de plantilla las han “abordado con suficientes garantías por los ERTE” con los que “hemos podido recuperar a los trabajadores de forma ágil”. En Europa, “alguno de estos empleados ya estará en otros trabajos y los aeropuertos no encuentran al personal necesario para el nivel de demanda actual”, añaden.
En los últimos dos años, en el caso británico, las aerolíneas prescindieron de 30.000 empleados, según la patronal Airlines UK. Aeródromos y empresas de mantenimiento y servicios redujeron en casi 70.000 su mano de obra. Y volver a contratar a un ritmo acelerado no resulta tarea fácil.
Sin embargo, la congestión existirá. Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), reclama que se refuercen los controles fronterizos. Igual que exige la Mesa del Turismo al Ministerio del Interior, una “asunción de responsabilidades” -explican- que su titular, Fernando Grande Marlaska, dice aceptar, aunque “está todo previsto, y el Brexit no será un contratiempo”. A su juicio, “no creemos que sean necesarios más cambios”.
Pese a que también se revelan contratiempos desde Bruselas o Ámsterdam, donde el Schiphol, el segundo más concurrido de la UE tras el francés Charles de Gaulle, los pasajeros ya han sido advertidos de que durante el verano puede haber retrasos a la hora de embarcar. Y se detectan “largas colas en los vestíbulos de llegadas y salidas”. De hecho, el pasado 4 de junio, después de varias semanas de colapsos, la compañía KLM anunció que no llevaría ese día a Schiphol a más viajeros procedentes de países europeos “para poder trasladar a su destino a los que esperan desde hace horas en el aeropuerto”, según explicaba un comunicado la propia línea aérea.
Visión de las cotizadas del sector
Varias de las compañías turísticas que cotizan en los mercados españoles revelan su diagnóstico de situación, sus expectativas para 2022 y los asuntos corporativos y estratégicos que más dudas y acicates despiertan en el sector:
eDreams ODIGEO: “Este será un gran verano para el mundo de los viajes"
"En el grupo IAG estamos en niveles del 70% respecto a 2019 en el tráfico de negocios"
Amadeus, comprometida en respaldar todo el ecosistema de los viajes
NH Hoteles: "El de 2022 será el verano del despegue del turismo”