Sin embargo, terminar con las políticas monetarias ultraexpansivas de la última década podría generar ‘shocks’ en las primas de riesgo y en los bonos de los países más endeudados. Para ello el instituto emisor que preside la francesa Christine Lagarde prepara una herramienta de crisis que le permita actuar de forma rápida si los bonos de las economías más débiles de la eurozona comienzan a caer de forma repentina, según apunta Bloomberg.
Según la agencia de noticias, no está muy claro cómo funcionaría este programa pero supondría la compra selectiva de algunos determinados bonos con el objetivo de contener el aumento de las rentabilidad y el desplome de los precios de la deuda de algunos países que pudieran verse afectados por la retirada de la liquidez del BCE y el aumento de los tipos de interés.
El Consejo de Gobierno del BCE se reúne este jueves y no se espera que se anuncie este mecanismo como tampoco la subida de tipos, aunque sí podría adelantar la fecha de conclusión de su programa de compra de bonos. La cita de esta semana también podría servir para que el banco central ofrezca una valoración sobre el impacto esperado de la guerra en Ucrania sobre el crecimiento y la inflación de la economía europea.
“Desde la última reunión de la entidad, el escenario adverso que planteaban, el cual consistía en un enquistamiento de la situación en Ucrania, comienza a ganar peso como el escenario más probable, lo que supone un riesgo a la baja sobre las últimas previsiones de crecimiento publicadas. Las previsiones de crecimiento del PIB en 2022 tendrán que ser rebajadas seguramente a hacia niveles cercanos, o incluso inferiores, al 3%”, apunta Carlos Lasure, gestor de Renta Fija de Ibercaja Gestión.
“El dato de inflación de marzo en la zona euro del 7,5% también hace necesario que el BCE revise al alza su senda para la inflación en los próximos meses, ya que el último escenario planteado en el que la inflación hacia pico entre el 5% y el 6% y descendía hacia el 3,5% a finales de año, ha quedado completamente descartado”, añade.
El BCE, sin embargo, seguirá en la línea de las últimas reuniones en las que el discurso del control de la inflación prima frente al crecimiento económico de la eurozona a pesar de la incertidumbre por la guerra y la caída de la confianza de los consumidores.
“Prevemos que el BCE iniciará su ciclo de subidas graduales en el último trimestre de este año, ya que el Consejo de Gobierno está dispuesto a volver a ajustar los tipos en un escenario ligeramente positivo antes de que se produzca otra recesión. Sin embargo, los riesgos de fragmentación del mercado complican la situación general, ya que al Consejo de Gobierno le preocupa que el aumento de los rendimientos pueda debilitar una transmisión fluida en todas las economías de la Unión Económica y Monetaria. Las conversaciones sobre un “instrumento” para reducir la fragmentación vuelven a estar sobre la mesa”, comenta Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS Investment Management.
Los diferenciales entre los bonos de los países periféricos y las economías más fuertes se han incrementado un poco en la última semana. “Se comportan relativamente bien, sobre todo si tenemos en cuenta que el PEPP ha terminado y que algunos han considerado que esto último es la razón principal del endurecimiento de los diferenciales. Las condiciones de liquidez son desafiantes para algunos pequeños soberanos ‘semi-core’ y el BCE deberá abordar los riesgos de intensificación de las tensiones sistémicas soberanas en toda la eurozona”, subraya Piazza.
Por su parte, el economista de la gestora británica abrdn Pietro Baffico explica que si en las reuniones de BCE de junio y julio se confirman las compras netas en el tercer trimestre, “los precios de los tramos cortos de las curvas podrían ser más bajos, ya que los responsables de la política monetaria podrían seguir tratando de dejar de lado la elevada inflación impulsada por la energía”.
El mercado ya descuenta una subida de tipos a final de año en la eurozona del 0,75% ante la persistente inflación y el riesgo de descarrilamiento de la economía del Viejo Continente. Con la tasa de paro en mínimos históricos en los países europeos y la posibilidad de que el BCE se saque un ‘as de la manga’ en forma de compras selectivas de bonos el fin del dinero gratis llega a sus últimos meses.