¿Creéis que con el Covid -19 se ha puesto más énfasis en la parte social de la sostenibilidad? ¿Por qué?
El Covid -19 ha sido el mayor impacto que hemos tenido en nuestras vidas en la historia reciente y lo que ha puesto de manifiesto es que la integración de criterios ESG hoy en día es más importante que nunca. 2020 nos ha dado muchas lecciones pero dos de ellas es que siempre tenemos que esperar lo inesperado y que aquellas compañías que tengan modelos de negocio con una visión más de sostenibilidad serán capaces de digerir mejor los shocks de mercado. Integrando criterios extrafinancieros - medioambientales, sociales y de gobierno corporativo – en la selección de compañías estamos volviendo a un modelo de crecimiento basado en el medio – largo plazo.
Y por lo tanto, las compañías diseñarán sus políticas para respetar los desafíos climáticos, medioambientales y pondrán el capital humano como el verdadero activo para su crecimiento futuro. Esa ahora el momento en que tenemos que sentar las bases para un crecimiento y finanzas sostenibles y, de hecho, todos los programas de estímulo que están llevando a cabo los gobiernos a nivel mundial tiene un denominador común: inversión en energías verdes y sostenibilidad. Por lo tanto , el Covid -19 ha puesto de manifiesto que la sostenibilidad es una de las temáticas que ha emergido y que estará con nosotros mucho tiempo.
¿Cuáles son los argumentos a favor de esta tendencia?
Hay muchos argumentos pero lo que sí es cierto es que el mundo está cambiando y, por lo tanto, los mercados de capitales tienen que acelerar esa transformación. Por eso integrar criterios extrafinancieros en la toma de decisiones, en el análisis de compañías en las que vamos a invertir es más importante que nunca porque eso nos permitirá conocer de forma global las compañías en las que invertiremos, los sectores en los que operan y, sobre todo, identificar potenciales riesgos y oportunidades de estas compañías. La integración de criterios ESG nos permitirá afrontar mejor los cambios que estamos viviendo en la sociedad, sobre todo liderados por las tres principales transiciones: demográfica, energética y la digital. Las compañías tienen que utilizar la sostenibilidad como palanca para la innovación, creación de valor y riqueza a largo plazo y no pueden ignorar estas cuestiones porque estaría poniendo en riesgo su reputación, su prestigio y, lo más importante, su competitividad a largo plazo.
¿Qué le piden los gestores a las compañías para que entren a formar parte del fondo?
Lo primero hay que tener en cuenta que los datos que nos proporcionan las agencias de calificación extrafinanciera en el universo de pequeñas y medianas compañías – que es donde nos centramos – ni son exhaustivos ni están estandarizados. De hecho, para ciertos sectores o compañías son de una calidad limitada o poco discriminatorios y nosotros hemos desarrollado una integración extrafinanciera propia donde prestamos mucha atención a la función de “utilidad social” que tienen las compañías en las que vamos a invertir. Somos conscientes del papel que juegan las empresas tanto en el plano medioambiental como en el social y por eso invertiremos en compañías que tengan estrategias de crecimiento duraderas. Por el tipo de compañías en las que vamos a invertir, con un impacto positivo tanto en la sociedad como en el medio ambiente, nos vamos a centrar en aquellas compañías que afronten los retos abordados por los ODS de la ONU. Y eso nos permitirá excluir modelos de negocio que, por mucho potencial de crecimiento que tengan, si tienen un impacto negativo tanto en lo social como en el medio ambiente, no invertiremos en ellos.
¿Cómo medís el impacto que tienen las compañías en cartera?
El impacto sobre la sociedad es menos tangible que el impacto medioambiental, que se mide a través de un proveedor que nos da la medición de la huella de carbono o ambiental de las compañías que tenemos en cartera. La parte social es más intangible y lo que hacemos es prestar atención, sobre todo, a que no tengan impacto negativo que ya es algo. Si el impacto positivo lo podemos medir, mejor. Y eso se consigue pasando mucho tiempo con las compañías en las que invertimos y entendiendo bien cuál es su modelo de negocio, cómo tratan a sus empleados, si cumplen o no con los requisitos de los trabajadores, con los derechos laborales, si hay inclusión social….si la compañía tiende hacia eso, sabemos que al menos no tiene un impacto negativo y, aunque esa más intangible, nos permite medir su impacto.
¿Qué importancia le dais al engagement con las compañías?
Mucho porque el engagement vale tanto para el análisis financiero como para el extrafinanciero. Cuando uno invierte en una compañía y lo hace a largo plazo porque está convencido de que es una buena compañía, bien gestionada, con buenos criterios financieros y extrafinancieros, tiene que pasar mucho tiempo con la compañía, entender y comprender bien su modelo de negocio y eso le permitirá validar ese modelo. Nosotros vemos el impacto que tienen tanto en la sociedad como en el medio ambiente y una vez vemos que ese impacto será positivo entramos a valorar la integración extrafinanciera para ver cómo integran los factores ESG en su modelo de negocio, en la relación con sus accionistas y veremos cuáles son los procesos y soluciones que han implementado en aquellos temas donde tienen más carencias.