- ¿Cómo ven en líneas generales la situación económica actualmente y para el próximo semestre?
En Lonvia Capital no tomamos decisiones de inversión en función de una visión macroeconómica porque nos centramos exclusivamente en identificar, analizar y seleccionar modelos de negocio, modelos de negocio que tienen capacidad para crecer y para generar beneficios sostenibles en el largo plazo porque en el largo plazo los mercados son eficientes. Es cierto que vivimos en un entorno con una serie de riesgos que hay que gestionar, el más importante es la guerra entre Rusia y Ucrania y el impacto que está teniendo en la industria energética de los países desarrollados y en la inflación que está generando. También tenemos los confinamientos persistentes en China por el Covid, políticas monetarias menos laxas con subidas de tipos de interés, tensionamiento en las cadenas de suministro y eso hace que el Fondo Monetario Internacional haya reducido o revisado a la baja sus estimaciones de crecimiento a la baja para 2022 y 2023 de la economía global, pero va a seguir siendo un entorno de crecimiento. Lo importante, por tanto, es seleccionar compañías que sean menos sensibles al ciclo económico, que tengan control sobre su futuro y que sean capaces de crecer independientemente de factores exógenos.
- Los principales bancos centrales han empezado ya las subidas de tipos con una hoja de ruta de progresivas subidas para los próximos meses ¿creen que es probable que se pueda seguir esta hoja de ruta o tendrán que ser mayores las alzas de tipos?
No tenemos una bola de cristal, no estamos aquí para anticipar las cosas negativas que pueden ocurrir ni para predecir las situaciones positivas que también van a ocurrir. Lo cierto es que vamos a vivir con tipos de interés más normalizados, venimos de años donde los tipos de interés se han situado en niveles muy bajos con una inflación baja pero que haya tipos de interés normalizados es necesario y beneficioso. Los bancos centrales lo que quieren es suavizar la demanda, frenar esa especulación que se ha generado y esa mala asignación del capital debido a los bajos tipos de interés. Son conscientes de que tienen que frenar eso sin que haya un colapso económico como en 2008. No quieren poner en riesgo el crecimiento porque la estabilidad financiera va muy ligada al crecimiento y por lo tanto van a ser muy cautos a la hora de acometer subidas o no de tipos de interés, de cuánto porcentaje y en qué período. Lo importante es estar invertido en compañías que puedan ser menos vulnerables a las subidas de los tipos de interés, es decir empresas que tengan posiciones de liquidez importantes y poca deuda.
- Las compañías de gran capitalización, teóricamente menos volátiles, han sufrido fuertes caídas en su valoración. ¿En qué medida la situación actual puede repercutir en compañías de pequeña capitalización?
En el momento actual con la evolución de los mercados tanto las compañías de gran capitalización como las empresas de pequeña y mediana capitalización al final vemos un comportamiento dispar, depende de valores, de estilos, de sectores, de geografías… Pero al final después de buenos años para algunos sectores en este comienzo de año es normal que haya habido una consolidación o una rotación y es hasta saludable. Lo que está ocurriendo es una homogeneización de las rentabilidades o una menor polarización de los retornos como ha habido desde 2018. Esta volatilidad viene derivada de movimientos de flujos por ir a estilos, a valores o a sectores y que se ve amplificado por ‘hedge funds’, productos estructurados, gestión pasiva y por lo tanto hay que ser consciente de que ese movimiento de capitales amplifica los movimientos.
- Hemos visto los efectos de la guerra de Ucrania en muchos sectores económicos, ¿creen que seguirá siendo decisiva para el devenir de sectores como el energético?
Sin duda, la lección que no está enseñando la guerra entre Rusia y Ucrania es que aquellos países que dependen mucho del gas ruso van a verse impactados como es el caso de la Unión Europea. De hecho, la guerra lo que ha puesto de manifiesto es la gran dependencia que tiene de Rusia el sistema energético europeo: el 45% del gas que se consume en Europa viene de Rusia, el 27% del petróleo viene de Rusia, el 46% del carbón viene de Rusia… Es cierto que todos los países van hacia la neutralidad del carbono, la guerra es un impulso para la liberalización o la independencia energética. De hecho, a final de año la Unión Europea habrá reducido en dos tercios la dependencia del gas ruso y de cara a 2030 tendrá independencia total de los combustibles fósiles rusos. Por lo tanto, el impacto en el sistema energético europeo es importante.
- ¿Y China? ¿Ha sido un error la política de COVID 0?
China se ha dado cuenta es que es incompatible una política de tolerancia cero al Covid-19 y un crecimiento económico por encima del 6%. Es cierto que no va a dejar su política de Covid 0 por las implicaciones sociales que eso supondría y por el riesgo que implicaría para el presidente Xi Jinping pero tampoco se puede permitir que el desempleo en su mercado laboral crezca en un 30%, las ventas minoristas caigan un 15%... por lo que está tomando decisiones como mantener los tipos de interés bajos, ayudar al consumo, ha implementado más de 30 medidas en el último mes para impulsar el consumo. El hecho de que China salga del confinamiento va a ser un impulso para que se libere ese tensionamiento en las cadenas de suministro, lo hemos visto cuando se ha abierto el puerto de Shanghai y lo estamos viendo después de hablar con muchas compañías que el tensionamiento se está reduciendo pero hay que ser cautos porque China sigue muy concentrada en frenar este último brote de Covid.