La incertidumbre, el impacto de la polarización política y social, y el altavoz que las redes sociales otorgan a la ciudadanía presionan sin tregua a las empresas que intentan abrirse paso entre un ruido creciente, para explicar quiénes son, qué hacen, o cómo lo hacen. Si a esto sumamos el imparable proceso de transformación digital en el que nos encontramos inmersos y las tensiones geopolíticas y económicas el resultado es un cóctel perfecto, pero arduo, de digerir.
Dice Mariano Sigman en su obra, El poder de las palabras, que “en multitud se dispara el fuego verbal pero no se conversa” algo que nos acerca a la realidad de las redes sociales. Y, sin embargo, entre esta multitud deben moverse en el día a día los profesionales de la comunicación corporativa que ven cómo las relaciones públicas se vuelven cada vez más digitales convirtiéndose en un nuevo hábitat natural, mientras que de manera casi automática siguen queriendo ocupar, tal vez por inercia, aquel espació físico donde siempre conversaron e informaron.
Por este motivo, hoy más que nunca debemos recordar aquella premisa científica ‘Keep it simple, hazlo sencillo’. Ahora bien, esto es lo realmente difícil: hacer las cosas sencillas.
Despojarse de lo accesorio en el afán por dialogar con todos los grupos de interés y de utilizar todos los canales de comunicación a disposición de las organizaciones genera un volumen de verborrea comunicativa que en numerosas ocasiones no hace más que añadir algo más de estruendo al sonido ambiente imperante.
Frente a este ímpetu comunicativo se hace cada vez más necesario tirar del fondo de armario de la comunicación, o dicho con otras palabras; volver a los básicos.
La escucha activa, que nos permite comprender mejor cuales son los deseos de todos, identificar puntos fuertes y débiles y sobre todo identificar aquellas brechas que deben ser cubiertas. Escuchar, asimismo, permite precisar o determinar riesgos y detectar oportunidades. Por ejemplo, nos puede ayudar a abrir nuevos espacios de conversación con grupos de interés, evitando el posible conflicto que con ellos puede darse cuando no se sienten atendidos. Resumiendo, practicar la escucha activa y dedicar un tiempo de calidad al análisis de lo escuchado contribuirá a una definición mucho más precisa y clara de nuestra estrategia de posicionamiento y a la elección de lo verdaderamente importante para aquellos con los que debemos dialogar.
Relevancia con creatividad es el siguiente paso en la ecuación. Captar la atención de unos interlocutores saturados por la abundancia de información requiere de golpes de efecto que de manera rápida trasladen los mensajes. Es aconsejable que los equipos que están inmersos en la vorágine diaria de los eventos, las notas de prensa, las redes sociales, el metaverso, los premios, los aniversarios, etc., hagan un stop and review y piensen qué es lo más simple y efectivo.
Con frecuencia, un video, una infografía, o un mensaje corto trasladan en formato digital lo que llevado a un evento físico supone un incremento de coste económico, y de tiempo para los implicados.
Concentración de recursos y eficiencia es el tercero y último de estos básicos. Las tensiones generadas por la guerra de Ucrania, el impacto económico y social de la inflación, la transformación energética, o los recientes recortes en el sector tecnológico aconsejan una gestión eficiente de todos los capitales de la compañía. De ahí, que estar en los territorios de conversación adecuados con una o dos acciones notorias trasladables a través de todos los canales se manifieste como la mejor manera de acercarnos con impacto a nuestros stakeholders.Y cuando elijamos estas acciones, no debemos olvidar que cualquiera de estos grupos ya sean consumidores, inversores, colaboradores, o simples lectores nos demandan cada vez más autenticidad en lo que hacemos. No intentemos nadar en todos los ríos y mares que nos rodean, elijamos bien donde nos queremos sumergir.
En conclusión: escuchar para comprender, creatividad para impactar, concentración de recursos para gestionar con eficiencia y autenticidad para enamorar.