¿Cómo ha sido recibido ese informe en las altas esferas?
Yo creo que bien, creo que ha sido un esfuerzo muy importante. Queremos decir muy claramente que no es el Libro Blanco de BME, porque como lo hemos estructurado básicamente ha sido invitando a 30 entidades españolas de todos los orígenes: bancos, bufetes de abogados... La Bolsa somos todos, hemos intentado escuchar a todos y hablar con todos los que están relacionadas con los mercados; darles una oportunidad de contribuir al documento y para mí este documento es un documento del mercado español y de sus stakeholders. Hemos incorporado comentarios por parte de la CNMV, del Tesoro, del Banco de España, así que hemos intentado hacer del mercado español algo de todo el mundo.
Por eso yo creo que lo que evidentemente hay que hacer, en mi opinión, es analizarlo e ir estructurando cómo se irá adelante con las medidas que estamos proponiendo, que son 56.
¿Falta autocrítica por parte de las altas esferas por una actuación política que ha ido en general contra los mercados?
La autocrítica es algo siempre complejo de ejercer por todos nosotros. Yo creo que lo importante es que de alguna manera este Libro Blanco está poniendo el énfasis en muchas cosas que han ido sucediendo. No es un tema de los últimos tres años, ni cuatro, ni ocho, ni diez. Es realmente es una es una recopilación de temas que han sucedido en el mercado, cambios regulatorios que nos han afectado, que provienen de distintos gobiernos, de distintos signos. O sea, que creo que para todos es un momento de reflexión, de decir qué se ha hecho bien, qué se ha hecho mal, y a partir de aquí, qué debemos hacer conjuntamente para que el mercado español sea más competitivo. Y quiero hacer mucho énfasis en esto, que en el fondo es que estamos en un mundo que es la Unión Europea, donde tenemos un mercado único, donde no hay fronteras, donde hay libre establecimiento de compañías, libre circulación de capitales, libre circulación de trabajadores, lo cual significa que estamos en un mercado interno de máxima competencia, que es seguramente el valor añadido más importante que tiene desde el punto de vista de la creación de valor en la economía española, pero que a su vez es, sin ninguna duda, un desafío diario de competencia para todos los que estamos en esta economía. Este libro lo que quiere decir es, señores, como dice bien su título, “es la competitividad del mercado español”. Pongamos la competitividad del mercado español al nivel de la competitividad del resto de mercados.
¿Es primordial eliminar el impuesto a las transacciones financieras?
El impuesto de transacciones financieras es evidente que añade coste a la transacción e independientemente de sus objetivos recaudatorios que todos los estados tienen, vuelvo a la competitividad, es decir, lo que realmente hace difícil de este impuesto es que es un impuesto que está en tres países en Europa. Entonces, realmente, competimos con mercados como por ejemplo el holandés donde no hay este impuesto. El impuesto se instauró hace años, cuando empezó en Francia. Es un tema que lleva mucho tiempo encima de la mesa. Lo que es cierto es que un impuesto así coloca al mercado español en una situación competitiva peor contra el resto de mercados europeos. Se esperaba que al menos el resto de mercados más relevantes también lo aplicara, pero eso no se ha producido. Por lo tanto, estamos en una situación competitiva peor.
¿Se detecta por parte de BME una sensación de temor por inseguridad jurídica en España, ya que los impuestos parecen casi llover, de manera indiscriminada?
Cuando la normativa del país que sea, España, Italia, Francia… es más desfavorable para sus compañías, evidentemente hay una situación de falta de competitividad. Y en la medida en que cualquier país recorra ese camino de diferenciarse, insisto, dentro de un mercado único que se nos olvida muy a menudo; perdemos la ventaja del mercado único en el que cualquier empresa española puede vender un producto, el que sea, producido donde sea, en la última esquina de la Unión Europea.
Es algo magnífico, es una posibilidad de crecimiento, de venta, de exportación... Pero claro, lo que significa es que desde cualquier esquina de la Unión Europea se puede competir con nosotros sobre la misma base. Y esto se nos olvida, en el sentido de que a veces solo nos acordamos de la Unión Europea para temas diferentes, temas más políticos, etcétera. La Unión Europea es un mercado único feroz, súper competitivo, probablemente el único mercado único del mundo que tiene este nivel de armonización de libertad de movimiento de recursos y que nos exige a todos competir enormemente todos los días, todos los sectores; esto es así. Entonces, a medida que un país, sea español o sea quien sea, tome medidas que lo diferencien de manera negativa respecto al resto pues las consecuencias sólo pueden ser negativas.
¿Cabe esperar algunas medidas a corto plazo e incluso la apertura de un debate un poco estructural para abordar todas estas reformas?
Nosotros lo que hemos hecho es, como siempre, hacer las cosas por pasos. Evidentemente, es difícil, después de tantos años, 56 medidas, tenemos claro que es difícil ponerlas todas en marcha en un Big Bang. Sabemos que hay una serie de medidas que son relativamente más rápidas de poder implementar, sobre las que hay bastante consenso y que yo creo que simplemente no ha habido quizá la ventana regulatoria o la ventana de aprobación necesaria, que es lo que estamos intentando ahora.
Y luego, lo que haremos es, primero, empujar, digamos, una mesa de seguimiento, que también lo anunciamos el día de la presentación del libro, donde invitar a personas relevantes que han participado en el libro y quizá a personas adicionales, para que vayamos siguiendo cuál es la evolución de cada una de esas medidas y desde el punto de vista práctico, cuándo se podrían implementar y cómo las que están ahí.
Para nosotros esto no es un libro que es simplemente un documento que el mercado produce y se queda, sino que se convierte en un documento ejecutivo o al menos de sino ejecutivo, pues no tenemos el poder de hacer los cambios. Es un documento de influencia y de explicación constante y creo que podemos poner en marcha al menos la mayoría de las medidas propuestas ya que, insisto, que ninguna de esas medidas coloca a España en una situación de privilegio. No estamos pidiendo un privilegio respecto a otros mercados. Estamos pidiendo igualar el nivel competitivo del mercado español contra los mercados europeos que más son exitosos.
¿Cómo se puede incentivar el acceso del accionista minoritario al mercado?
Es una pregunta muy pertinente. El libro habla de cosas concretas que se pueden hacer, como decía, en el corto plazo y diagnostica también situaciones que necesitan seguramente un tratamiento a más largo plazo. La buena noticia es la unión de mercados y capitales; la necesidad de que los mercados y capitales formen parte de la creación de valor, de la financiación, de manera más exitosa y más granular. Es decir, que la parte beneficiosa de los mercados, que es la financiación, llegue antes a las compañías en su desarrollo, de manera que segmentos como los que nosotros hemos puesto en marcha, el Growth o el Scaleup recientemente, puedan ser aprovechados por compañías en su desarrollo en un momento anterior.
Es decir, que no tenga que esperar a adquirir un tamaño determinado para acelerar, sino que antes en su desarrollo puedan ya empezar a beneficiarse, de ponerse en contacto con inversores institucionales, con canales de financiación alternativos, etc. Y esto es una iniciativa que, en nuestro caso, como sabéis, creo que va muy bien.
En BME Growth tenemos 140 compañías, que es un número, yo creo que ya muy, muy respetable, que toca un montón de sectores, lo cual es muy interesante. Me gustaría que hubiera mil, pero vamos, evidentemente, de la misma manera, vamos poco a poco. ¿Qué podemos hacer? Pues conseguir que esas medidas, que ese objetivo llegue, seguramente habría que ayudar a las empresas a tomar la decisión de salir a Bolsa. También proponemos el estudio de medidas de incentivo y también que desde el punto de vista de la compra, el inversor particular, que también forma parte del Capital Marketing Union, acceda a ellas.
¿Ha sido muy lesiva la penalización, por no llamarla herida de muerte, de los planes de pensiones y sicavs, que permiten por un lado al minorista ser partícipe indirecto del mercado?
Yo diría que ha sido lesiva. Ha sido una medida que en el fondo lo que ha llevado es a la reducción drástica del número de sicavs y de su capacidad inversora. Algunas de estas sicavs se han reconvertido a fondos de inversión, otras se han deslocalizado, que es lo que sucede siempre que, en un mercado único, perdón que sea tan pesado, se toman medidas de este tipo. Estamos en un mercado único, con libre circulación de capitales. Todo el mundo tiene derecho a colocar sus ahorros en instrumentos de gestión que no están en España. Esto (la liquidación o deslocalización de sicavs) genera, por un lado, reducción del empleo, porque evidentemente este sector de tres mil y pico sicavs que ha pasado a mil, ya no está aquí. Hay una parte de él que ya no está aquí, que está en otro sitio, que puede estar en Luxemburgo, en Dublín, en otros mercados y que genera una pérdida también de inversión local.
¿Por qué?
Porque, sobre todo en renta variable, en mi opinión, y ahí está dicho en el libro, hay un cierto sesgo local. Es decir, en renta variable muy a menudo se invierte en compañías que conoces, porque al final eso es la renta variable, eso es lo bonito de la renta variable. Es poder diferenciar compañías porque las conoces, las conoces bien, o crees en ellas, etc. Lo cual para mí es la parte intelectualmente muy bonita de la renta variable para todo tipo de inversor y es cierto que se ve que compañías conocidas que tú usas, que tú ves todos los días, son para ti objeto de tu inversión mucho más fácil a veces que compañías de otro país que no conoces y que tienes que empezar desde cero.
En la medida en que el centro de decisión sobre un patrimonio determinado se lleva a otro sitio, cosa totalmente legal y normal en la Unión Europea, evidentemente adquiere un sesgo diferente.
¿Eso ha afectado a los volúmenes de contratación en Bolsa?
Hasta qué punto eso ha afectado a los volúmenes de contratación en España o a la valoración de las compañías españolas es muy difícil de medir, pero desde luego es negativo.
¿Ha cambiado algo para que las compañías se planten salir al mercado o ya es una situación extremis casi que necesitan salir sí o sí?
No, yo creo que las salidas a Bolsa son ciclos en gran medida, yo creo que venimos de un ciclo muy complicado, pandemia, crisis, valoración del Ibex muy castigada después de la pandemia que sólo hemos recuperado hace poco… Las empresas que están ahora mismo en el pipeline, con los nombres están básicamente en la cabeza de todos. Son compañías muy sólidas y muy estables, su paso de ir a Bolsa evidentemente significa un paso más, un paso de desarrollo, de crecimiento, no creo que sea un motivo de que es ahora o nunca, ni mucho menos. De hecho, un número muy importante de ellas llevan varios años hablando con nosotros, intentando elegir el momento de salida. Es algo complejo, que todas las compañías tienen que medir bien, que por supuesto ellos saben en qué momento es bueno para ellos, y que evidentemente cambia. Es una decisión muy importante porque cambia la compañía para bien, pero evidentemente cambia el nivel de exigencia, cambia muchas cosas.
¿Es importante ahora mismo la presencia del inversor foráneo en la bolsa española?
Muy importante. A nivel de contratación, es una mayoría muy importante, estamos hablando de cifras del 70% al 80%. Este mercado es enormemente internacional, es un tema muy bueno que ha hecho España, que hemos hecho entre todos, ha hecho Bolsas y Mercados Españoles, han hecho los inversores, han hecho las compañías... es un mercado totalmente internacional, donde todas las compañías españolas se analizan en el mundo entero. Nosotros solemos decir que salir a Bolsa o estar en Bolsa, de alguna manera, te da un foco, vamos a decir, gratuito, desde el punto de vista de los medios, incluso de la publicidad de la compañía, el conocimiento de la compañía y su seguimiento, que nunca obtienes siendo una compañía privada, nunca. Una salida de bolsa de compañía grande o mediana o pequeña te da una reputación y un prestigio y una posición en el mercado enormemente importante.
Y todos los inversores del mundo lo miran, todo sale a esa Bolsa y yo creo que eso es parte de lo que se ha hecho bien en el mercado, que es enormemente internacional, pero dicho eso, lo que es verdad es que los volúmenes de contratación han bajado de manera importante en el mercado, por eso el Libro Blanco también subraya el componente internacional. Las medidas que estamos pidiendo apuntan a que se siga contribuyendo a la liquidez y a la financiación de las empresas, porque necesitamos que los volúmenes crezcan, que volvamos a recuperar una cuota de mercado; unos volúmenes de contratación más importantes.
Sin embargo, ¿es poco menos que un tabú político reclamar incentivos fiscales para la acumulación de capital?
Desde luego es algo que no tiene digamos una aceptación general, por ser políticamente correcto. Yo creo que es un error, es un error probablemente general, estoy muy en tu línea y sobre todo porque hay una cuestión que a mí me preocupa especialmente que es, como antes has mencionado Estados Unidos, el hecho de que Europa se está diferenciando respecto a ellos en cuanto al atractivo de ser un mercado listado. Porque yo creo que en general la normativa en Estados Unidos es más pro-business.
Habría mucho que hablar, como tú dices, habría mucho que hablar. Pero la verdad es que Europa está perdiendo en este momento la narrativa. Nos cuesta explicar a veces a intermediarios, inversores, etcétera, que el mercado europeo es un mercado muy líquido, que es un mercado que funciona excelentemente bien. La narrativa business friendly la está ganando Estados Unidos.
Y el Libro Blanco, en el fondo es la pieza española de lo que yo creo que debería ser el libro blanco europeo. Este es el ladrillo español desde el edificio europeo, es decir, desde España, contribuimos con esto, esto es nuestro diagnóstico, esto es lo que nosotros pensamos que es importante, y creo que esto debería extenderse a la Unión Europea para que haya una reflexión de verdad respecto a la normativa, al tsunami regulatorio que hemos sufrido y seguimos sufriendo, desde el punto de vista de lo que es necesario hacer. Que nosotros no estamos en contra de la regulación, pero es necesario hacer regulación que compita con otras áreas del mundo donde quizás se está haciendo de forma diferente.
Y esto es algo que tenemos que poner encima de la mesa, y creo que también el Libro Blanco es una contribución deliberada a que no solamente a nivel español, sino también a nivel europeo, haya un debate sobre este tema. Creo que es muy importante porque y en ello el tema fiscal es muy relevante, es decir, el 50% de cero es cero, el 70% de cero sigue siendo cero y el 100% de cero será cero toda la vida. Es decir, el tema impositivo debe tener en cuenta el medio y largo plazo. En tu línea, la creación de valor, la acumulación de capital, etcétera, tiene que tener momentos impositivos, por supuesto, pero en mi opinión el tema fiscal tiene que vehiculizar y ayudar a que eso se produzca, no lo contrario. Si tenemos un sistema fiscal que corta de raíz la capacidad financiera o los incentivos, digamos, a corto plazo de salida de la Bolsa, invertir, etc. nunca se generará el nivel de acumulación de capital que en un momento posterior y más adelante pueda revertir en un tema fiscal. En el mundo del mercado, en mi opinión, la parte fiscal tiene que tener en cuenta un periodo de tiempo más largo que un año fiscal y pensar en creación de valor a medio plazo. No se trata de no pagar impuestos, se trata de pagar impuestos cuando tiene sentido y cuando ya hemos conseguido que las compañías tengan un tamaño y una acumulación de capital.
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