Manuel López Torrents es periodista económico, titulado por la Universidad Complutense de Madrid. Ha ejercido su profesión en medios como El Boletín, El Economista, El Confidencial, Negocio & Estilo de Vida, Vozpópuli, La Política Online (Argentina-México) y Estrategias de Inversión.
Además, ha sido colaborador en Mi Cartera de Inversión, Onda Cero, Libertad Digital TV, Gestiona Radio, Invertia, Radio Cooperativa (Chile), America Economía (Chile), Cuarto Poder y 8 TV Mediterráneo. Fue promotor y fundador del Spain Investors Day y es autor de De la Bolsa a la Gloria (Ediciones Destino, 2013).
Más allá de su estilo, sus exabruptos o su narcisismo ya muy casposo de millonario que no se calla lo más mínimo ante nadie, sigo creyendo; tonto de mí, iluso por todo lo alto que ya me apoyo más en el wishful thinking que en análisis o, al menos, información, que lo que Trump plantea es una disidencia de fondo. Un cambio de paradigma que incomoda a tirios y troyanos porque cuestiona lo que parecía incuestionable.
En un entorno de inflación persistente, impulsada en gran medida por políticas monetarias expansivas, muchos inversores han comenzado a explorar vías alternativas de protección patrimonial. No se trata únicamente de buscar rentabilidad, sino de preservar poder adquisitivo en un mundo donde el dinero fiduciario se devalúa constantemente. En este contexto, aparecen activos singulares como los coches clásicos de los años 70 y 80 o los instrumentos musicales vintage, no solo como objetos de deseo, sino como auténticas reservas de valor. Dan alegría al dueño, le mantienen al margen de los vaivenes de los mercados como los actuales y ofrecen rendimientos satisfactorios.
Catalana Occidente se marcha de la Bolsa. Otra histórica, un caramelito en las carteras de los fondos value pero… es que casi no quedan fondos value españoles y los internacionales no entran en España apenas, porque la negociación media diaria del mercado español no es ni la cuarta parte de la que necesitan los directores de inversión para que obtengan luz verde a sus operaciones. Nuestros mercados están secos y lo increíble es que le da igual a casi todo el mundo.
Las políticas no dan rentabilidad. El gasto público, los Fondos Next Generation, las Letras… allá donde meten sus sucias manos los políticos, se destruye riqueza. ¿Dónde está en rendimiento? En el oro. En la energía. Incluso en mercados emergentes que intentan refugiarse en la ortodoxia, como Turquía.
La deflación salarial sufrida por España es de proporciones bíblicas y lo penoso es que se intenta camuflar con subidas del Salario Mínimo Interprofesional. Pero la disminución de la renta per cápita en España, sumada a la inflación, ha provocado una caída de sueldos terrorífica de la que, sorprendentemente, casi nadie tiene ‘memoria histórica’. A principios de siglo, España era la ‘locomotora europea’, el ‘milagro español’, etcétera. Lo cierto es que crecía a ritmos del 3%, 4%, generaba empleo y tenía superávit fiscal y de la Seguridad Social, lo que daba lugar, entre otras cosas, a la creación de la Hucha de las Pensiones.
Hace apenas unos meses, Mario 'whatever it takes' Draghi, nos presentaba su informe sobre la competitividad de Europa. El hombre que sacó el armamento de destrucción masiva contra los especuladores anti euro nos daba ahora la receta mágica: necesitamos 800.000 millones de euros para no quedarnos atrás en la carrera tecnológica, industrial y verde. Hace falta cerca de un billón de inversión para que el Viejo Continente no se convierta en un parque temático de su glorioso pasado mientras EE.UU. y China se reparten el futuro.
Estrategias de Inversión entrevista a Míkel Echavarren, Presidente y CEO de Colliers en España y Portugal, una consultora real estate de Canadá que ofrece servicios integrales relacionados con la industria inmobiliaria, cotizada en el Nasdaq y la Bolsa de Toronto, con un valor de mercado de entre 6.000-7.000 millones de euros.
El gran capital internacional no invierte en España. El drama es que no lo hace porque crea que los precios son exagerados o que ahora mismo no hay oportunidades interesantes: es que ni se plantea en estudiar alternativas, más allá de un ramillete de multinacionales, interesantes, precisamente, porque no tienen dependencia de España.
Resulta increíble que en las tertulias y espacios informativos no se presente continuamente una foto fija de las pensiones, que pueda entender todo el mundo. Se reclaman subidas con alegría, sin profundizar lo más mínimo. Y se ataca los beneficios de las empresas del Ibex, porque “ganan mucho”. Pero las pensiones públicas son una monstruosa mancha de aceite, que crece y crece, sobre la que hay que actuar. Porque las Ibex ganan muy poco, por mucho que se diga que récord y blablablá.
Nuestro país no tiene empresas. Tiene un puñado de 35 grandes firmas cotizadas, con apenas peso relevante en el Eurostoxx, junto a El Corte Inglés, Mercadona… y casi para de contar. “Es que somos un país de pymes”. Por desgracia, no: tenemos cutre pymes.