Desde la crisis financiera de 2008, los bancos centrales se han mostrado reticentes a desencadenar una recesión y se han puesto muy nerviosos a la hora de endurecer sus políticas y llevar los tipos de interés a un terreno que realmente frene la actividad. El mercado cree que la Fed ha hecho lo suficiente con sus subidas de 500 puntos básicos, pero la realidad es que la política monetaria estadounidense no es restrictiva, sino que está normalizada. Parece que el doble mandato de estabilidad de precios y pleno empleo ha sido sustituido por la prioridad número uno de que no haya recesión nunca.
Tras la pandemia del Covid-19, muchos creen que la economía está volviendo a la normalidad, que los tipos de interés seguirán apoyando el crecimiento y que es posible un "aterrizaje suave". Pero la economía está cargada de exceso de deuda y las valoraciones de los activos están en máximos históricos, por lo que un aterrizaje suave es muy improbable en este entorno.
A medida que los factores que han estado frenando el crecimiento económico (pandemia, interrupciones de la cadena de suministro y guerra en Ucrania) comiencen a disiparse, la economía en general podrá alejarse de una recesión profunda y posiblemente de una recesión menor, incluso en términos de PIB real.
Un telón de fondo político insuficientemente restrictivo ha creado una burbuja potencial en el mercado de valores. Por un lado, la minicrisis bancaria y los problemas para levantar el techo de la deuda en EEUU generaron una inyección de liquidez de más de 1.000 millones de dólares. Por otra parte, la supervaloración del subconjunto de valores de gran capitalización más asociados a la introducción de aplicaciones de chat generativo (OpenAI y Bard de Google) se convirtió en el motor de los precios desorbitados de las compañías más vinculadas a la IA.
El bombo publicitario que rodea a la IA es el principal impulsor de la última subida bursátil. Somos muy conscientes del potencial de la IA generativa para aumentar la productividad con el tiempo, pero el mercado se está adelantando a la hora de seleccionar a los ganadores, y las valoraciones actuales ya están descontando demasiado de las ganancias futuras a largo plazo que se pueden obtener.
La superficie de este mar económico puede estar en calma, con una volatilidad en niveles extremadamente bajos. Sin embargo, bajo la línea de flotación, hay fuertes corrientes y contracorrientes que preparan una difícil segunda mitad de 2023.â¨Esta burbuja, y todas las burbujas, se aceleran cuando los fundamentos no apoyan la narrativa. La buena noticia es que es poco probable que se produzca una recesión profunda. La mala noticia es que los tipos de interés deberán mantenerse altos durante más tiempo. “El audio no coincide con el vídeo" cuando hablamos de la economía mundial.