Precisamente, la financiación bancaria, especialmente en España, es sumamente potente, al otorgar financiación a precios extremadamente competitivos, principalmente gracias al exceso de liquidez que producen dichas políticas de estímulo. Además, la facilidad a nivel documental de cerrar una financiación, donde la clave es la revisión por parte del departamento de riesgos del banco de los estados financieros cerrados, permite a muchas empresas financiarse sin grandes complicaciones técnicas.
Por su parte, la financiación en el mercado de capitales, vía bonos o pagarés, también está mejorando en competitividad, con una curva de midswap a cinco años en negativo y plataformas como MARF que están logrando facilitar a las empresas estas operaciones. No obstante, respecto a los precios, estos productos son menos competitivos que los bancarios para la mayoría de las empresas por diferentes razones.
En primer lugar, por la menor liquidez total en los mercados de capitales respecto a la que hay en circulación en el mercado bancario. Por otro lado, ésta se concentra a su vez en los productos de mayor volumen, por lo que entrar en financiaciones más reducidas implica solicitar un mayor rendimiento ante la menor liquidez del mercado secundario. Además, también hay que tener en cuenta la complejidad técnica de una emisión, donde es necesario tener claras las expectativas y riesgos de tu negocio, la preparación de un documento de registro con asesores legales, rating de agencia y roadshows con los inversores del banco colocador, todo ello con su debido coste económico y de recurso.
Por tanto, ¿qué hemos aprendido en la última década? Que en situaciones de estrés bancario, las empresas ven reducida la financiación bancaria, especialmente la de circulante, que se cancela o directamente no se renueva. Las empresas sufren por falta de tesorería para poder atender sus compromisos más a corto plazo, lo que además lastra posibles planes de crecimiento, aumentando el riesgo de llegar a concurso de acreedores.
Por otro lado, las fusiones bancarias son inevitables, por lo que existe riesgo de que se reduzca el número de participantes en el pool bancario, aumentando lo criticidad del banco en la operativa de la empresa. Por ello, es evidente que uno más uno no son dos, y muchas veces la política de riesgo del banco más potente en la fusión cambia radicalmente y la reducción de los importes vivos son una posibilidad más que cierta.
Sin embargo, la financiación en el mercado de capitales es mucho más estable. La posibilidad de amortización anticipada por parte de los bonistas se limita a lo acordado contractualmente. Además, esta financiación permite trasladar las expectativas de crecimiento y no se limita a una revisión de un año cerrado que quizás no haya sido el mejor, sino a la caja que se genera durante los años de vida de la financiación.
Asimismo, si bien la financiación bancaria de proyecto en Europa es muy competitiva, en otros mercados de divisa, donde existen tipos de interés mayores, los bonos de proyectos pueden ser muy competitivos con respecto al tradicional Project Finance bancario.
Igualmente, no hay que olvidar la financiación a través de la tradicional ampliación de capital, que fortalece el balance con caja nueva. No obstante, si bien se diluye la participación del accionista, dicha participación puede multiplicar su valor si los fondos son invertidos adecuadamente. Para ello existen plataformas como el Mercado Alternativo Bursátil para empresas en expansión o el mismísimo Mercado Continuo para empresas con mayor capitalización; opciones que permiten, no solo conseguir financiación, sino también darse a conocer entre sus stakeholders, así como profesionalizar ciertas estructuras de la empresa.
En conclusión, una correcta diversificación financiera, donde se incluya financiación en mercados de capitales -una opción menos competitiva pero más segura-, combinada con la tradicional financiación bancaria será clave para estar preparado ante cualquier impacto externo que pueda surgir, sin por supuesto olvidar que el foco en la generación de caja en la empresa debe ser constante, y no solo debe ser considerado en momentos de estrechez.Cash is King’.