Los flujos de crédito a diciembre de 2017 se desaceleraron, en parte como resultado de dos fuertes meses anteriores de aumento. Ajustados por ventas, los préstamos a empresas no financieras del sector privado alcanzaron los € 7.000 millones (+ € 16.000 millones anterior) y € 11.000 millones para los hogares (+ € 16.000 millones anterior).
Teniendo en cuenta estas cifras, nuestro impulso crediticio interno, que adelanta a la economía real entre 9 y 12 meses, todavía está en territorio positivo, pero es algo débil. Se está ejecutando al 0,25% del PIB frente a un máximo anterior del 2,8% del PIB en el otoño de 2015. La divergencia que podemos observar entre el impulso crediticio y la demanda interna, y el impulso crediticio y la inversión privada en los últimos dos años se puede explicar en parte porque las empresas no financieras buscan cada vez más una alternativa a la financiación bancaria, como la emisión de deuda. Además, un número creciente de empresas no financieras tiene suficiente efectivo en su balance para no recurrir a los préstamos bancarios. Sin embargo, debido al efecto base positivo, podemos esperar un ligero aumento en el impulso crediticio en los próximos meses.
El impulso crediticio también está empujando a los inversores a invertir a largo plazo. Nuestro modelo interno adelanta el Euro Stoxx 50 en 9 meses. Hasta ahora, el impulso ha sido positivo para los mercados financieros beneficiados por el bajo coste del capital, pero a medida que avanzamos en 2018, notamos que un factor más importante es el optimismo sobre la zona euro y las mayores expectativas de crecimiento en los EE.UU. como resultado de la reforma fiscal. El sentimiento positivo hacia el sector bancario de la zona del euro también ha mejorado considerablemente desde el comienzo del año.
Aunque el crecimiento de la zona euro sigue estando bien encaminado, continuamos viendo una serie de vientos en contra que podrían llevar a una desaceleración en el medio plazo. A nivel nacional, será necesario un repunte de los flujos de crédito a empresas no financieras en los próximos trimestres para mantener el ritmo de crecimiento del PIB. Sin embargo, es a nivel externo en donde el riesgo parece mayor. La contracción en el impulso del crédito en el tercer trimestre de 2017 en los EE.UU., junto con la desaceleración de la demanda de préstamos comerciales e industriales en el cuarto trimestre (que ofrece una visión más amplia sobre la evolución del crédito) son motivo de preocupación para la recuperación de la eurozona.