La Ley de Startups sitúa a España a la vanguardia de Europa. Pese a todo, son varios los analistas que consideran que el texto normativo presenta algunas lagunas, las cuales la convierten en una oportunidad desaprovechada. Y es que se resalta el hecho de no ser capaces de construir ventajas competitivas y sustanciales para el ecosistema de emprendimiento español.

Solo hay que ver, tal y como señalan los fondos de inversión, que tanto el emprendimiento como la inversión en startups, debido a las limitaciones del marco legal y fiscal actual, es poco competitiva a nivel internacional, pese a que la Ley de Startups trabaje por aminorar dichas desventajas en algunos aspectos.

El hándicap del texto normativo

La Ley de Startups, como parte de la Agenda España Digital 2026, y como complemento de la Ley Concursal y de la Ley Crea y Crece, no logra ser lo suficientemente ambiciosa para atraer startups internacionales. Pese al potencial de España en términos de talento, infraestructuras y calidad de vida, los fondos de inversión considera que hay escasez de esfuerzo legislativo adicional.

Y es que hay países como Portugal o toda la zona de los países bálticos que han conseguido un equilibrio legal y fiscal sencillo, ágil y flexible, que parte de iniciativas de coinversión pública y que involucra a reguladores sectoriales. De este modo, se facilita la innovación dentro de sectores regulados.

Mejoras aplicables

La Ley de Startups es, sin duda, un avance, pero se precisan mejoras para crear un entorno emprendedor, reduciendo los trámites burocráticos y facilitando las aportaciones al sector privado, afectado por la subida incipiente de la inflación y de los tipos de interés.

Los fondos de inversión reclaman la inclusión de inversiones mediante sociedades vehículo, así como el apoyo a fondos y gestoras de capital de riesgo. En esta línea, es importante reconsiderar el umbral del 5% de las participaciones, logrando que las exenciones tengan efecto pleno. Lo ideal sería un enfoque más realista, en torno al 3%.

Los expertos en fondos de inversión reclaman la necesidad de prolongar la reducción del Impuesto de Sociedades. Al aplicarse solo durante los primeros años, en los que hay pocos ingresos, los efectos positivos al final no terminan de llegar a medio o largo plazo.

El proyecto de la Ley de Startups resuelve la histórica desventaja de España al acceso de capital mediante los carried interest, es decir, la retribución que corresponde a cada uno de los inversores que conforman un determinado proyecto. Pese a todo, y a que es una inversión inicial más una tasa previamente pactada, resulta en cierta medida escasa.

Otro aspecto a destacar es el límite de exención de las stock options a 10 años. Esta situación las aleja de ser una exención interesante. Además, es importante que se tengan en cuenta la valoración fully diluted, pues así es cómo repercuten sobre los porcentajes de los socios aspectos como las propias acciones convertibles. Son importantes, a su vez, las liquidation preference, que regulan los socios que pagarán primero en casa de salida inminente.

El sector de los fondos de inversión reclama queel límite a cinco años para la aplicación de exenciones aumente, ya que en España las startups tardan más en crecer y deja fuera a las scaleups de los programas de apoyo. Si se cortan las exenciones tan pronto, la captación de financiación y de talento se verá ralentizada y pasará a ser prácticamente inexistente. Es necesario acogerse a sucesivas campañas de exenciones.

Un futuro incierto

La Ley de Startups pinta un futuro indeterminado para las startups y scaleups, pues la solución pasa porque instituciones como el Instituto de Crédito Oficial con su brazo inversor en capital de riesgo, Axis, contribuya en la promoción del emprendimiento. También es importante que otras instituciones, de la talla del Centro de Desarrollo Tecnológico y de Innovación, contribuyan activamente.

Resulta fundamental, si no se quiere acabar con el desarrollo de startups en España y con su potencial aportación a la economía nacional, acortar la distancia entre la ciencia y los negocios, es decir, entre las universidades y el emprendimiento.

De ahí que los fondos de inversión vean la necesidad de crear un ecosistema que apueste por la transferencia tecnológica, capaz de aprovechar los hallazgos científicos en la creación de startups.

Los fondos de inversión son conscientes de que la Ley de Startups impulsa al ecosistema emprendedor e inversor, suponiendo un punto de partida importante. No obstante, siguen siendo necesarios más cambios efectivos y un apoyo financiero y de supresión de impuestos y limitaciones fiscales para su pleno éxito y reconocimiento internacional.

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