Por fin llega la resolución que tanto estaban esperando los mercados. La Reserva Federal ha decidido que la próxima reducción de la política de estímulos a la economía estadounidense sea de otros 10.000 millones de dólares.
A través de un comunicado en su página han recalcado que 5.000 millones de dólares se recortarán de los MBA, para un total de 30.000 millones de dólares, mientras que los otros 5.000 millones se reducirán de la compra de bonos, hasta emplear 35.000 millones
. Por tanto, hasta la próxima reunión, se destinarán 65.000 millones de dólares a la compra de activos por parte de la institución monetaria.
Existían muchas dudas sobre si finalmente se recortaría más dinero o si por el contrario –aunque era una visión menos probable– se congelase o se redujese en menos cuantía. Sin embargo, la determinación de la FED ha sido la de proseguir con la línea establecida debido a la mejora de las condiciones de la economía de Estados Unidos y, en mayor grado, por la mayor estabilidad del mercado laboral.
Si bien, en los miembros de la institución monetaria que preside Janet Yellen se destaca que “la tasa de desempleo disminuyó, pero sigue siendo elevada”. Por otro lado, explican que “el gasto de los hogares y la inversión fija de las empresas avanzó más rápidamente en los últimos meses, mientras que la recuperación en el sector de la vivienda se desaceleró un poco”. (Ver: La economía que recoge Janet Yellen)
Todas esas condiciones unidas a “la política fiscal” que está “frenando el crecimiento económico, aunque el alcance de la restricción está disminuyendo” hacen que se haya seguido tomando esta posición.
Por otro lado, también se ha subrayado que “la inflación ha estado funcionando por debajo de objetivo a más largo plazo”, pero las expectativas “de inflación a largo plazo se han mantenido estables”.
Una vez conocido el comunicado por parte de la Reserva Federal los principales índices de Wall Street han agravado sus caídas y la rentabilidad de los bonos a 10 años de Estados Unidos también ha cedido.