Lo hace, eso sí, con el respaldo que recibe de unos inversores que saben que con él a las riendas sus activos se han revalorizado casi un 20% cada año desde que asumió la dirección de Berkshire Hathaway hace ahora 50 años. Con estos resultados bajo la manga, cualquier pecado tiene fácil redención y por eso las confesiones de Buffett pasan más o menos desapercibidas.
Este año, el octogenario inversor ha reconocido que su radar falló cuando no supo darse cuenta del negocio que Google tenía en manos.
El inversor ha reconocido durante años su desafección por la tecnología, aunque en su cartera tiene algunas compañías de este corte. La última en incorporarse a Berkshire Hathaway ha sido la propia Apple, la mayor cotizada del mundo.
Pero con Alphabet se equivocó. Mucho. Tanto que el propio Buffett ha admitido que no supo ver el gran negocio publicitario que gestionaba la empresa.
De hecho, tal y como puede verse en este gráfico, desde que salió a cotizar en agosto de 2004, la trayectoria del gigante tecnológico es imparable. Desde esa fecha, sus acciones suben más de un 1.800%. Berkshire, por su parte, aunque ha tenido una buena evolución en este tiempo, sube 10 veces menos, apenas un 188%. Es decir, que hubiera sido más rentable comprar acciones de la compañía tecnológica que confiar nuestro dinero a Warren Buffett y su gestión.
Los analistas, además, siguen apostando por la antigua Google. El consenso de Facset se inclina mayoritariamente –un 87%- por comprar acciones de la compañía, frente al 11% que aconseja mantener y solo un 2% opta por las ventas.
Los Indicadores Premium de Estrategias de Inversión prácticamente tampoco dejan ninguna duda al respecto de la evolución del valor. Le otorgan una puntuación de 9 sobre una escala de diez que implica que la compañía está en una clara fase alcista.
Por cierto, el experto ha admitido que tampoco fue tan inteligente como para no darse cuenta de las posibilidades que tenía Jeff Bezos, al mando de Amazon.