No es el euro es…el dólar. Bien es cierto que la relación EUR/USD se ve perjudicada a ojos de la moneda única desde que comenzara el ejercicio en general y desde la invasión rusa de Ucrania en particular hasta bajar incluso de la paridad con mínimos hace apenas unos días en las 0,9867 unidades el pasado 6 de septiembre. Niveles que contrastaban drásticamente con los máximos interanuales del euro frente al dólar registrados hace poco más de un año en los 1,1846 dólares.
Europa, entre los más afectados por la crisis provocada por Vladimir Putin, en especial a cuenta de la dependencia de países como Alemania de la energía rusa, tiene en este camino las de perder. Algo que, además, a los inversores americanos les empieza a preocupar y mucho. Vale que un dólar fuerte ayuda en el incremento del poder adquisitivo de los americanos, porque en la economía de la calle, la denominada Main Street, los ciudadanos pueden comprar más barato todo lo que se importa.
Pero a nivel de mercados financieros, de Wall Street, ya es otra cosa, con un dólar más que potente como el que ahora tenemos sobre la mesa. Y no digamos si miramos a los problemas sobrevenidos que pueden llegar de la mano de las economías emergentes.
En el caso del euro, lo cierto es que el BCE no ha decepcionado sobre lo que esperaban los mercados y lo que era una posibilidad creciente, que subiera los tipos en 75 puntos básicos, en una medida considerada como agresiva, se ha cumplido y por tanto, la moneda única le ha ganado terreno al dólar, lo que, según Barclays y JPMorgan, ha llevado al euro a superar los mínimos del ejercicio, con ese apoyo del BCE a la moneda, aunque indirecto.
En su gráfica de cotización, sin embargo, vemos que los malos datos de inflación americana, con la subida subyacente, el incremento mensual y la mirada a una tercera subida Fed de 75 puntos básicos, han devuelto a la paridad al euro con el dólar. Así apenas gana la moneda única un 1,15% en la semana mientras se disuelve la ventaja de la subida de tipos BCE. En el mes la caída es del 1,52%, en el trimestre el recorte roza el 4% y ya, en lo que llevamos de año se acerca al 12% en beneficio del billete verde.
Pero centrándonos en el EURUSD, lo cierto es que los analistas apuestan por todo menos por una recuperación del euro, con potencial recesión a la vuelta de la esquina. Desde Goldman Sachs han reducido la revisión de niveles del euro frente al dólar para 2023 hasta las 0,97 unidades de las 0,99 anteriores. Pero eso sí, con visos de cambio a partir de marzo del año próximo, en el que esperan que la divisa común europea se eleve hacia la cota de las 1,05 unidades frente al dólar.
Desde ING consideran que la situación actual, incluso más cerca de la paridad, será la tónica en lo que resta de ejercicio para el euro. Estiman que "La crisis de la energía en Europa y la inminente recesión en la Eurozona hacen que sea demasiado pronto para buscar un giro sostenible del EUR/USD este año".
Consideran además desde el banco holandés que el dólar se va a mantener fuerte todo el año, porque las políticas restrictivas frenan las economías e impactan sobre el precio de los activos.
Ya desde el Banco Nacional de Canadá estiman lo mismo: paridad durante algún tiempo, pro la recesión en ciernes y la estabilidad que le puede proporcionar los movimientos de tipos futuros por parte del BCE. Con mucha lateralidad en la relación 1 a 1 entre ambas divisas.
Commerzbank mientras, ve presión sobre el euro en especial, por la crisis energética que empobrece sobremanera y de forma paulatina a la eurozona. "La crisis de la energía presenta indicios de un clásico choque de la relación de intercambio en el que los precios de las exportaciones de la zona euro deben caer en relación con el coste de las importaciones. En las zonas monetarias con tipos de cambio flexibles, el necesario ajuste de los precios relativos tiene lugar, al menos en parte, a través del tipo de cambio. Esto significa que mientras la crisis energética no haya terminado, existen riesgos de depreciación para el euro".