Dos años después las compañías farmacéuticas encaran el cambio de ciclo económico con un estado de salud positivo y con muchos vientos a favor como el envejecimiento de la población global o el incremento de las clases medias en los países emergentes en el medio y largo plazo. “En los países industrializados el gasto medio en sanidad alcanza los 4.000 euros por persona, sin embargo en los países emergentes el gasto medio es de 1.000 euros anuales por habitante pero se espera que se incremente”, comenta Rafael Ojeda, analista macro global de Fortage Funds. Muchas de ellas cotizadas resisten, además, las caídas generalizadas en las bolsas este 2022 en las que el mercado descuenta un menor crecimiento, una elevada inflación durante al menos un año más y subidas de tipos agresivas por parte de los principales bancos centrales.
“Veo al sector en plena forma. En una fase de final de ciclo como la actual lo puede hacer muy bien por la tremenda descorrelación que tiene frente al resto del mercado. En momentos como el actual se valoran mucho las empresas con bajos apalancamientos y las farmacéuticas son compañías que, en líneas generales, presentan poca deuda y esto es una ventaja en un momento donde los costes financieros van a subir por el incremento de los tipos. Son compañías, asimismo, que tienen márgenes elevados y atractivos, de media presentan un margen de ebitda del 40%. Cuentan con demanda inelástica y competencia reducida en cada enfermedad, en algunos casos hablamos incluso de duopolios”, indica Ojeda.
Las farmacéuticas cotizadas encaran el final de año con un descenso acumulado en el ejercicio del -3,86%, con un ratio precio-beneficio (PER) de 21,89 veces para el ejercicio actual y una estimación de 17,91 veces para 2023, con una rentabilidad financiera (ROE) del 17,7%, una rentabilidad por dividendo del 1,69% y una deuda sobre el capital social del 66,6%, según MSCI. En los últimos cinco años, el índice World MSCI Healthcare se revaloriza un 11% anualizado, mientras que el MSCI World se queda en el 7,9%, algo similar al retorno en los últimos tres años.
Joaquín Robles, analista de XTB, es más escéptico con el sector y pone de relieve uno de los principales retos que encaran este tipo de compañías. “El sector se encuentra en una situación delicada, ya que en gran medida depende de una inversión en I+D que en estos momentos podría quedar comprometida por el proceso de desaceleración económica y la subida de los tipos de interés”, destaca. “Durante la pandemia hubo mucha especulación sobre posibles tratamientos contra el Covid-19, lo que hizo subir a muchas compañías impulsadas por expectativas que no llegaron a cumplirse. Esto ha podido dar lugar a mejores precios en algunas de las principales cotizadas a nivel global, pero aún así consideramos que todavía tiene margen de caída. Los efectos de las recientes subidas de tipos todavía no se han visto en la economía, y cuando esto ocurra es probable que las valoraciones de las compañías sufran un nuevo ajuste”, añade.
A la hora de seleccionar compañías hay un riesgo específico muy elevado, ya que los fármacos que se encuentran en fases preclínicas puede que no lleguen a buen puerto por su baja efectividad, tengan contraindicaciones muy elevadas contra la salud o sufran el revés de los reguladores, lo que puede hundir su cotización. “A largo plazo nos sigue pareciendo un sector en el que estar invertidos, el problema de elegir valores concretos es que es muy difícil pronosticar qué laboratorio desarrollará un fármaco clave que le pueda reportar mayores ingresos en el futuro. Por ese motivo consideramos más interesante la posibilidad de invertir en ETFs que agrupen a las principales compañías farmacéuticas y de ensayos clínicos”, remarca Robles.
“Cuando hablamos de valores concretos tenemos dos opciones, decantarnos por una empresa con un sólido surtido de medicamentos que le reporten unas fuentes de ingreso predecibles o las que se encuentren cerca de lanzar un medicamento con una fuerte demanda potencial, algo que es muy difícil si no eres un gran conocedor del sector. Una de las compañías más relevantes es Johnson & Johnson, ya que cuenta con una cartera de medicamentos contrastada y cuenta con más de 50 programas de pruebas clínicas en una etapa avanzada”, arguye Robles.
“En las compañías que cuentan con una cartera reducida de fármacos y alguno de ellos en fase 1 es probable que se den casos de quiebra. Sin embargo, si la compañía logra pasar las tres fases y lanzar el producto al mercado es muy probable que se logren rentabilidades superiores al 100%. La patente de un medicamento dura diez años y por eso las empresas pueden fijar precios elevados para compensar la inversión. Cuando la patente está cerca de concluir, la competencia suele incrementarse y con ello también la reducción de márgenes de los fármacos”, explica Ojeda.
Siete tesoros del sector
El sector no está exento, por tanto, ni de riesgos ni de sufrir importantes correcciones en bolsa pese al carácter defensivo que se le presupone al tener ingresos y gastos predecibles con baja volatilidad y beta. Tanto en Wall Street como en las bolsas europeas hay compañías farmacéuticas que en este año tan complicado están capeando el temporal, acumulan rentabilidades positivas, reparten dividendos y cuentan con el respaldo del consenso de los analistas y del mercado para seguir subiendo en el parqué.
La biotecnológica con sede en Boston (EEUU) Vertex Pharmaceuticals se revaloriza un 40,12% en lo que va de año y es la compañía que más sube del sector este 2022. Es la única empresa que cuenta con un medicamento aprobado para la fibrosis quística (FQ) que aborda la causa subyacente de la enfermedad. Su competidor, AbbVie, cuenta con un fármaco todavía en fase clínica. En los últimos cinco años acumula un alza en el Nasdaq del 117,12% y en los últimos doce meses del 52%. Cotiza con un ratio precio-dividendo (PER) de 24,61 veces y el consenso le da un potencial a doce meses del 7,5%.
La filial estadounidense de Merck KGaA, Merck & Co., se revaloriza un 41,71% en lo que va de año, cuenta con un PER de 18,12 veces y el consenso aún le ve un potencial del 9,8%. Cuenta con medicamentos que tratan la próstata, la osteoporosis, el virus del papiloma humano, el asma bronquial, alergias, el melanoma, el colesterol o la diabetes.
Eli Lilly, por su parte, se anota un 35,6% en lo que va de año en el S&P 500. Entre estas siete joyas es la compañía que cotiza con un PER más elevado, de 55,39 veces. El laboratorio que lidera David A. Ricks descubrió el antidepresivo más vendido en el mundo Prozac que vendió a Pfizer, y cuya patente expiró en 2001. Tiene productos para tratar la esquizofrenia y los trastornos bipolares, la disfunción eréctil, insulinas para la diabetes…
AstraZeneca es la primera compañía europea que se cuela en esta lista y acumula un alza anual en el FTSE 100 de Londres del 33,39%. El consenso de los analistas le da un potencial alcista a doce meses del 21,39%. La estadounidense Bristol-Myers Squibb, por su parte, llega a noviembre con una revalorización anual del 29,15%, Amgen un 25% y un 3,10% en rentabilidad por dividendo, que le deja como la cotizada estadounidense del sector más generosa en este aspecto y la danesa Novo Nordisk del 24,9%.
En España destaca la evolución que está teniendo PharmaMar con una subida del 23% en el Ibex 35 y Faes Farma, del Mercado Continuo, con un 6% en lo que va de año y un PER por debajo de la media del sector en las 13,18 veces y un potencial alcista del 13,48%.