"Queremos poder mostrar que es posible", dice el especialista senior de inversión temática y ASG de Pictet AM Stephen Freedman para resumir su postura ante la cuestión largamente debatida en el mundo de las inversiones sobre si se pueden obtener retornos positivos y a la vez tener un impacto positivo sobre el medio ambiente.
Quizás por la creciente preocupación y concienciación ante el cambio climático de consumidores, empresas y estados, el medio ambiente es una de las grandes áreas temáticas de inversión que tanto están dando que hablar a los inversores en los últimos años dentro de las siglas ASG, más conocidas en inglés por ESG, que significan invertir con criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo.
La gestora Pictet, que tiene más de 192.000 millones de dólares en activos bajo gestión y se centra en inversiones con perspectivas a largo plazo, creó hace cinco años una estrategia para incorporar criterios medioambientales, denominada GEO (Global Environmental Opportunities), a la hora de seleccionar empresas que ofrecen soluciones innovadoras en esta materia.
"Actualmente a nivel temático hay fuerzas que favorecen este tipo de inversiones. Las políticas y los consumidores han cambiado. Hay que basarse en la ciencia, es un proceso interdiciplinario y se debe combinar con análisis. Creemos que lo hemos cumplido con el GEO", dice Freedman.
La gestora dice que la estrategia da retornos desde hace cinco años, concretamente del 10,03% anualizado desde que comenzó hasta el cierre de septiembre. El mayor interés de los inversores y los cambios regulatorios tras el acuerdo climático de París en 2015 ha llevado a que esta temática tome cuerpo en los últimos años en el mundo inversor. El mercado medioambiental, valorado en 2.000 billones de dólares, crece un 6-7% anual y cada vez tiene un mayor impacto en la economía.
Pictet establece un proceso de varios filtros de carácter medioambiental y económico para seleccionar empresas de todo el mundo que contribuyan a una mejora del medio ambiente. Primero establece un marco de actuación de nueve áreas (biodiversidad, cambio climático, acidificación de los océanos, contaminación química, uso del agua etc...) en las que las empresas que selecciona deben operar y ofrecer soluciones en al menos una de ellas.
Las empresas elegidas lo son por destacar en la eficiencia de recursos, es decir en que ayuden a otras empresas a reducir su impacto medioambiental, algo con gran potencial en la industria, el transporte o en los edificios. Otra categoría es la calidad medioambiental, cuando las empresas tienen un impacto positivo directo en el medio ambiente, por ejemplo, reduciendo la contaminación.
Las empresas seleccionadas, que operan desde la gestión del agua o la agricultura sostenible hasta la gestión de residuos o la optimización de procesos, pasando por las energías renovables o la eficiencia energética, pasan a formar parte de un universo de oportunidades, que en el caso de la estrategia GEO de Pictet es de unas 3.500 empresas. Después someten a las empresas a un análisis de "pureza" sobre su impacto medioambiental, por el cual tienen que tener más de un 20% de sus ventas o ebitda o valor de empresa en una de esas dimensiones medioambientales, por el que obtienen un universo de inversión de unas 400 empresas.
El siguiente filtro es valorar los riesgos, la operativa y la valoración de la empresa y la calidad de su gobernanza corporativa, y después se centran en filtrarlas por el mejor riesgo-beneficio. La cartera final se compone de unos 50 valores. Entre las cinco empresas con mayor exposición en esta estrategia de Pictet están la francesa Veolia Environment, las estadounidenses Ecolab Inc, American Water Works o Equinix. Entre las 10 primeras no hay empresas españolas.
Antes "las energías renovables no eran rentables. Ahora sí", dice Freedman. "El universo de compañías que buscan soluciones medioambientales ha aumentado. Todo esto ha cambiado en los últimos 10 años", añade.