IAG (Iberia), el holding de aerolíneas en el que se integran Iberia, Vueling, British Airways y Aer Lingus, es la compañía del IBEX 35 más dependiente de Reino Unido, con una exposición al país del 35% de sus ingresos. Los inversores están deshaciendo posiciones en compañías británicas a la espera de que haya más certidumbre sobre el brexit. El FTSE 100 de Londres sube un 10% en 2019, mientras que el resto de índices europeos se mueven con retornos cercanos al 13%.
El holding de aerolíneas del Ibex 35 debe conseguir el visto bueno de la Comisión Europea para seguir operando libremente dentro de la Unión Europea tras la salida de Reino Unido. Bruselas exige a las aerolíneas que para volar sin ningún tipo de impedimento dentro de los países de la UE deben tener una estructura de capital con mayoría accionarial de estos países, algo que incumple IAG, en manos de Qatar Airways con un 21,5% de las acciones, Capital Group con un 13,25% y fondos como BlackRock, Aberdeen Standard Life e Invesco.
El grupo IAG, de momento, ha vetado la entrada a accionistas no europeos en su capital social para que el porcentaje en manos de éstos no supere el 47,5%. Pese a su beneficio histórico en 2018 de 2.844 millones, lo que supone un 45% que un año antes, IAG debe explicar aún las medidas que tomará en caso de que se produzca una salida abrupta de Gran Bretaña de la Unión Europea y sus planes futuros con su marca de bajo coste especializada en vuelos internacionales Level.
El consenso de los analistas sigue creyendo en el grupo de aerolíneas del Ibex 35, ya que pese a sus caídas del 15% en 2019, recomiendan comprar sus acciones y le dan un potencial alcista del 35,3% hasta los 8 euros por acción, en el que fijan su precio objetivo medio. En los indicadores técnicos de Estrategias de Inversión IAG cuenta con una puntuación de dos, marcado por su momento negativo en bolsa y una abultada sobreventa y volatilidad.
ENCE, por su parte, cede en bolsa un 7,4% en las sesiones celebradas este año. La fabricante de pasta de celulosa ha fijado en 185 millones el impacto que tendría improbable desmantelamiento de su planta en Pontevedra. La papelera del Ibex 35 anunció en marzo que el Gobierno pretende que se declare la nulidad de la resolución que otorgó a Ence una prórroga de 60 años sobre la concesión de los terrenos en los que se ubica su fábrica en la ciudad gallega.
De la cifra anterior, 74 millones de euros tendrían impacto en caja, de los cuales 43 millones corresponderían a actuaciones de desmantelamiento, 16 millones a la cancelación de contratos en vigor (basados en la experiencia de desmantelamiento de la antigua fábrica de Huelva) y 15 millones al coste de un expediente de regulación de empleo de extinción total. La cifra restante de 111 millones no tendría efecto en caja, ya que responde al deterioro del activo.
Ence apunta que el camino a recorrer es continuar con las acciones judiciales para defender la validez de la prórroga concedida por la Administración General del Estado en 2016, incluyendo los recursos ordinarios y extraordinarios que se formulen ante las más altas instancias judiciales. Y en el supuesto de que la vía judicial se agotase, Ence tratará de encontrar una alternativa aceptable que permitiera la continuidad de la actividad de la biofábrica de Pontevedra.
Pese a esta crisis que afronta la compañía, y algún cambio accionarial como la salida de Norges Bank, la junta de accionista de la compañía del Ibex 35 aprobó a finales de marzo el pago de un dividendo complementario de 0,054 euros brutos por acción, que se hará efectivo el próximo 11 de abril, lo que suma un dividendo de 0,263 euros para el ejercicio de 2018.
Según el consenso de los analistas, Ence presenta un potencial en bolsa del 53,35% hasta los 7,79 euros por acción y tiene recomendación de compra por parte de los analistas. En los indicadores técnicos Ence cuenta con una nota de tres sobre diez. El fabricante de papel se deja en el Ibex 35 un 7,4%.
Sabadell, Bankia y Caixabank tienen nota de uno
Los inversores están castigando más a los bancos domésticos, con exposición al posible impacto del caso del IRPH, el Índice de Referencia de Préstamos hipotecarios, que juzga el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Sólo el IRPH podría costarle a la banca 44.000 millones de euros, según Goldman Sachs. Los analistas del banco estadounidense creen que podría afectar de especial forma a Caixabank, Kutxabank, Sabadell y Bankia.
Las principales entidades españolas mantienen más de 4.800 millones de euros reservados para litigios, en casos como el propio IRPH, las hipotecas multidivisas, ‘el caso Villarejo’ del BBVA o los últimos coletazos de Banco Popular.
En el caso de Banco Sabadell, a estos problemas del sector, se le añade su débil rentabilidad sobre recursos propios del 2,6% (ROE) tras los problemas informáticos en su filial británica TSB, que le deja como la entidad menos rentable del Ibex 35 en 2018, 2017, en 2016, 2014 y 2013.
El escenario macro sobre la normalización monetaria que ha dibujado el Banco Central Europeo (BCE), al anunciar que mantendrá los tipos de interés al 0% al menos hasta 2020, tampoco ayudan por el escaso margen de intereses con el que puede operar la banca en este escenario.
Las palancas de crecimiento de la banca pasan por el crédito al consumo, el aumento del negocio asegurador y de fondos de inversión, seguir apretando en comisiones y cerrando sucursales, además de ajustar plantilla al potenciar la digitalización.
Sabadell se deja en el Ibex 35 este año un 8,2%, Bankia un 8,3% y Caixabank un 9,2%. En los indicadores técnicos cuentan con una nota de uno sobre diez.
Caixabank cuenta con un potencial del 35,3% y recomendación de compra según el consenso de los analistas que cubren al valor; Sabadell tiene un potencial del 39,07%, cuenta con consejo de mantener, mientras que a Bankia le dan un recorrido al alza en bolsa del 25,4% y cartel de mantener. El potencial medio de estos cinco valores del Ibex 35 es del 37,5%, lo que supone una oportunidad según los expertos a medio-largo plazo, pero a nivel técnico cuenta con notas de suspenso.