El FTSE Mib italiano es el índice europeo que más se revaloriza entre las bolsas de Europa occidental en este arranque de ejercicio con una escalada del 17%, un 13,5% se anota el CAC 40 francés, un 13,4% el IBEX 35, un 12,7% el EURO STOXX 50, un 11,2% el Dax y un 11% el AEX neerlandés. Algo más rezagado se queda el FTSE 100 de Londres que se anota un alza del 7,4%. Fuera de las plazas más relevantes, Atenas rebota un 18,6% y Dublín un 15,65% que les convierte en los índices que más suben en el año junto a la bolsa mexicana y la checa.
Estas subidas, además, suponen máximos históricos para el Dax alemán, para el CAC 40 francés y para el Ibex Total Return, es decir, el índice español que recoge en el precio los dividendos abonados por las compañías. “Veo el mercado europeo con perplejidad. No me entra en la cabeza que estén marcando máximos con el escenario macroeconómico que tenemos. A mi entender es totalmente irracional lo que está sucediendo en los mercados europeos y en el Ibex 35”, explica el analista independiente Roberto Moro. Al Euro Stoxx 50 aún le queda un 27% de subidas hasta alcanzar sus máximos, que logró el 10 de marzo del 2000.
En EEUU los índices han arrancado algo más tímidos el año. Wall Street ha adelantado a las bolsas europeas con holgura en los últimos años por el efecto de las grandes tecnológicas y ahora parece que los inversores son más cautelosos con la renta variable estadounidense. El DOW JONES Ind Average se revaloriza en lo que va de año un 2%; el S&P 500 un 6,25%; el índice de compañías de pequeña y mediana, el Russell 2000, un 10,5% y el NASDAQ 100 un 12,6%. El Wilshire 5000, que recoge al conjunto de cotizadas estadounidenses, avanza un 7,2%.
Las previsiones macroeconómicas de 2022 siempre fueron más benévolas con EEUU que con las economías del Viejo Continente y el consenso estaba dividido entre los que veían recesión y los que no, mientras que en Europa los analistas descontaban un escenario bastante negativo que no ha llegado.
Los catalizadores de las finanzas europeas pasan por la reapertura comercial de China y el impulso a las exportaciones, un invierno más suave de lo que se preveía que representa un menor consumo energético y una guerra entre Ucrania y Rusia que no ha escalado a un plano internacional, más allá de las fronteras entre ambos países. El paro en la Unión Europea está en mínimos históricos en el 6,5% y la inflación, aunque tímidamente, hizo techo en julio y desde ahí está menguando por las caídas del gas y el petróleo.
“Desde los años 70, no había habido un consenso tan grande, anticipando una recesión. Esto significa que en el caso de que se produzca, sus efectos no van a ser tan dañinos porque ya están descontados e incluso contamos con la posibilidad de que esta situación no se produzca, con lo cual, será una sorpresa positiva, tras haberlo anticipado”, afirma Mario Lafuente, socio y director de Atl Capital.