Microsoft sigue siendo uno de esos valores cuyo fondo no parece tener fin entre las Big Tech. No se mueve, ni mucho menos en los parámetros de Meta, la antigua Facebook, pero mantiene fuertes pérdidas anuales, que se consolidaron al cierre del pasado mes de septiembre, cuando llegó a marcar intradía, su nivel más bajo del último año en su cotización, 232,73 dólares por acción. Y más allá, porque los mínimos que marcaron corresponden también a si desempeño en los últimos 18 meses.
Aunque lo cierto es que en lo que llevamos de octubre, el rebote está siendo considerable para el valor, a pesar de los retrocesos de la jornada de ayer, los números no engañan y muestran que solo factores como el cambio de sesgo en la renta variable y, sobre todo, la caída del rendimiento en los bonos del Tesoro americano ha minimizado estos recortes importantes.
De hecho, en su gráfica de cotización vemos que el valor avanza, en las últimas cinco sesiones cotizadas un 2,4%, con retrocesos en el último mes del 4,3%. En el trimestre se mantienen los recortes del 7,2% y, en lo que llevamos de año, las caídas alcanzan un 26,6%.
La posible recesión sobrevuela el sector, con incrementos agresivos de los tipos a partir de ahora, incluso en lo inmediato, dentro de un mes con la nueva reunión de la Fed a cuenta además de una potencial recesión y segura desaceleración económica de consecuencias siniestras en sus cuentas.
De hecho, Microsoft, que en este trimestre comienza su año fiscal, no plasmó guía alguna en sus resultados, solo expresados en la conferencia de prensa posterior por parte de su directora financiera, sin grandes detalles. Solo indicó Amy Hood que esperaban obtener un aumento a doble dígito de los ingresos y de los ingresos operativos en moneda constante y en dólares americanos.
Y anunció que repetirán una jugada que la empresa ya implementó en 2020, en plena lucha contra la pandemia. El cambio contable para reflejar de mejor manera, la vida útil de los equipos de servidores. Entonces la elevaron a cuatro años y, ahora, lo harán a 6, de forma que se refleje por completo en su año fiscal todavía por evaluar, el de 2023, que como decimos comienza ahora.
En cuanto a recomendaciones, desde TipRanks de los 30 analistas que siguen el valor, 27 optan por comprar sus acciones en el mercado y 3 más por mantener, con precio objetivo medio de 323,88 dólares por acción, lo que supone un aumento cercano al 32% en su potencial.
Pero los mayores halagos de los últimos tiempos para el valor vienen de la firma Raymond James. Su analista Andrew Marok sobrepondera las acciones de Microsoft con un precio objetivo de 300 dólares en esta vuelta de tuerca en la que vuelve a seguir al valor en el mercado tras abandonar su cobertura en junio del pasado año, señalando que tiene ventajas sostenibles. Afirma que ahora, sus acciones son un buen lugar donde estar a pesar de los vientos de cara, con recesión y desfavorable marcha macroeconómica que redundará en sus cuentas.
También por la idea de los responsables financieros de mejorar, en un 43% de los casos el gasto en tecnología de la información en sus empresas frente al 17% que optará por reducirlo. La idea es una mejora de la eficiencia, dice el analista, de las empresas en la recesión, lo que otorga una mayor confianza para que Microsoft pueda sortear las posibles tormentas financieras que se presente. Respecto de su negocio de computación en la nube, estiman que no lo ven como un algo independiente, sino como un multiplicador de su cartera de productos.
Más ventas que señalan paran por su capacidad de inversión, a una escala, señalan en Raymond James, que es difícil de igualar por parte de sus competidoras, al ser un referente tecnológico.
No lo ven así desde Oppenheimer, desde donde acaban de recortar su precio objetivo desde los 300 dólares a los 275 por acción.