Cuando se habla de desempleo en España, lo primero que suele venir a la mente es el titular de una tasa que, a menudo, no nos deja en buen lugar. Menos mal que esta vez el dato de empleo es muy bueno. ¿Seguro? Como bien sabemos, el diablo está en los detalles. El dato del cuarto trimestre de 2024 revela algunas cifras curiosas y tendencias que, si no se analizan, pueden dar una impresión más optimista de lo que realmente sucede. Vamos a desmenuzar los números y, de paso, a destapar algunas "trampillas" al solitario.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

A primera vista, la tasa de desempleo muestra cierta mejoría en términos globales. Esto podría sugerir que nos estamos acercando, aunque sea con paso lento, a tasas similares a las de otros países europeos, o incluso a las de Estados Unidos, donde el pleno empleo (3-4%) parece un sueño lejano para nosotros. Sin embargo, detrás de esa aparente estabilidad, hay movimientos en las entrañas del mercado laboral que cuentan otra historia.

El dato más llamativo es que el empleo público aumentó en 50.400 personas, mientras que el empleo privado se redujo en 15.600. Es decir, la mejora global del empleo proviene del sector público, principalmente. Este patrón no es nuevo en España, donde en tiempos de incertidumbre económica, el Estado suele ser el gran contratador, como lo fue en el 2012 -mientras todos nos teníamos que apretar el cinturón- para amortiguar las cifras de paro. Pero este crecimiento no siempre es sostenible ni refleja un mercado laboral dinámico y saludable. En otras palabras, el Estado no solo lleva el volante en el autobús del empleo (que no es el suyo), sino que también pone pasajeros para que parezca más lleno. 

Otro dato interesante es que el empleo a tiempo completo disminuyó en 230.200 personas, mientras que el empleo a tiempo parcial creció en 265.000 personas. Esto puede ser interpretado como una mayor flexibilidad laboral, pero también refleja una precarización del empleo. En muchos casos, los contratos a tiempo parcial no son una elección del trabajador, sino una necesidad ante la falta de alternativas. También tenemos que recordar que estamos en máximos de pluriempleo porque con un trabajo hay muchas personas que no llegan a fin de mes. Cuidado, no hay que pensar que esto es una interpretación de quien escribe, sino los datos de la tasa AROPE del INE.

Últimamente acabo poniendo metáforas.  No sé si sirve, pero al menos, yo mismo lo veo mejor. Por lo menos, me ayuda a quitarle hierro a un asunto tan dramático como que muchas personas no tienen qué llevar a casa para comer. Cuidado, que no es asunto menor. Y aquí va la metáfora, de comida precisamente: es como si en un restaurante cambiaran la carta de platos grandes por tapas pequeñas. Sí, hay más platos servidos, pero al final, pocos quedan satisfechos. Este aumento en el empleo a tiempo parcial puede maquillar las cifras generales, pero no necesariamente mejora la calidad de vida de los trabajadores.

Otro dato relevante es la reducción del número de personas activas, que cayó en 149.800 este trimestre. Esto significa que menos personas están buscando activamente empleo o disponibles para trabajar. Es un dato preocupante, porque puede estar reflejando desmotivación en el mercado laboral, jubilaciones anticipadas o incluso migración en busca de mejores oportunidades. Pero sobre todo, cuando baja el número de activos, la tasa de desempleo puede parecer más baja de lo que es en realidad, simplemente porque hay menos personas que cuentan en el cálculo. Es un poco como si -permitidme otro ejemplo-, en una carrera, quitáramos a los últimos corredores y luego dijéramos que el promedio de velocidad ha mejorado.

España sigue liderando las tasas de desempleo en la OCDE y la UE, algo que ya se ha convertido en un honor no deseado. Países como Alemania o Francia, que comparten ciertas similitudes económicas, tienen tasas de desempleo mucho más bajas. Incluso Italia, que tradicionalmente ha sido un compañero de España en el club de las altas tasas de paro, ha logrado reducir sus cifras en los últimos años. Estamos hablando de que casi duplicamos las tasas europeas y de los países desarrollados. Por otro lado, Estados Unidos, con una tasa de desempleo cercana al 3-4%, se mantiene como un ejemplo de mercado laboral dinámico y flexible, aunque no exento de desigualdades. Alcanzar ese nivel sería, para España, más que un objetivo, un sueño. Y lo sería aún más si lográramos reducir el paro juvenil, una de nuestras asignaturas pendientes más importantes.
 

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Aunque las cifras del cuarto trimestre de 2024 pueden parecer positivas a primera vista, el análisis detallado revela que todavía tenemos un largo camino por recorrer para lograr un mercado laboral, simplemente, decente. Más empleo público, más tiempo parcial y menos activos son señales de que, aunque el autobús del empleo sigue avanzando, ni el conductor es quien debiera, hay muñecos hinchables y todavía estamos lejos de nuestro destino. Y no vamos a entrar en los salarios, porque ya es bastante un artículo para desanimarse.

Para España, alcanzar una tasa de desempleo del 3-4%, como en Estados Unidos, es como soñar con ganar Eurovisión: difícil, pero no imposible. Eso sí, para lograrlo, no bastan los titulares ni las trampas al solitario. Hace falta un esfuerzo estructural, una carrera de fondo en la que todos debemos remar en la misma dirección.