Amazon tiene por delante en Wall Street el reto de todo jugador de golf. En este deporte la superación se basa en enfrentarse con la superación de las barreras propias. En realidad, salvo en la profesionalización, donde la presión del resto de jugadores cambia las reglas, en el golf todo se basa en batir las marcas propias. Solo si piensas que puedes mejorar tu juego sin compararte con otros puedes ganar a otro golfista.
Y el gigante del ecommerce debe romper sus propios límites, en forma de máximos históricos en el mercado alcanzados a mediados de julio, con la salida de Jeff Bezos. Después tras la toma de beneficios y las ventas de agosto, Amazon reverdece al calor de numerosas iniciativas.
Entre ellas la buena lectura del mercado de su acuerdo en EEUU con la fintech Affirm de la máxima “compra primero y paga después” que no es otra cosa que la compra a plazos elevada a su máxima expresión, algo que ya imperaba décadas atrás en Latinoamérica y que ahora, con la crisis, llega hasta los americanos. En Europa ya está vigente, tras proliferar, en sus dos vertientes, a crédito o pago aplazado sin intereses para la compañía de Seattle.
Sin embargo, es un fenómeno al alza al otro lado del Atlántico, en especial entre los más jóvenes. Según Bloomberg, este tipo de ventas alcanzaron los 25.000 millones de dólares solo en el pasado ejercicio en EEUU.
Otro impulso ha llegado de la mano del anuncio de Andy Jassy, el CEO de Amazon sobre las futuras contrataciones. Considera que se elevarán un 20% como señaló en una entrevista en Reuters. Hablamos de 55.000 nuevos empleados para puestos corporativos y tecnológicos, ante la nueva demanda de servicios.
Y hay una tercera novedad significativa: octubre es la fecha en la que podrían llegar al mercado los televisores Amazon, que serían compatibles con Alexa, su asistente de voz digital. Una iniciativa ya testada a finales del pasado año en la India.
En su gráfica de cotización vemos que Amazon se mantiene en positivo en sus evoluciones, desde la semana hasta el año, a pesar de que ha llegado a perder más de un 14% ante la mala lectura de sus resultados del segundo trimestre. Y es que vuelve a retomar impulso con alzas del 3,8% en las últimas cinco sesiones, del 3,3% en el mes precedente, con un trimestre en positivo del 9,13% y un semestre en el que los avances son del 15,8%. En lo que va de año sube un más que discreto 6,8%.
El próximo examen de Amazon en Wall Street llegará con la presentación trimestral de sus cuentas el próximo 4 de noviembre, para lo que los especialistas de Zacks auguran una ganancia por acción de 9,14 dólares, muy pendientes, claro de la evolución de la joya de la corona cada vez más presionada por sus competidores, AWS, su servicio de computación en la nube. Y significaría una caída sustancial frente a los 12,37 dólares registrados en el mismo trimestre del año pasado. En concreto un 26% inferior. Aunque las previsiones, como todos sabemos, están para batirse.
Desde julio no se actualizan las recomendaciones de los analistas que oscilaban entre los 3.900 dólares y los 4.700, con el consejo de sobreponderar el valor o la compra de sus acciones en Wall Street. Aunque hay quien se atreve, como ocurre desde Susquehanna. Colocan su precio objetivo en 5.000 dólares, ya que ven a Amazon como una empresa de futuro respaldada por sus sólidos negocios de comercio electrónico, en la nube y de publicidad.
Desde TipRanks, hay unanimidad en los 30 analistas, ya que todos, apuestan por comprar el valor. Su precio objetivo, 4.214,13 dólares, con un potencial en el mercado del 21,16%.
Según los indicadores premium de Estrategias de Inversión, Amazon alcanza, a la baja, una puntuación total de 5,5 puntos de los 10 posibles para el valor. Entre lo mejor, destaca la tendencia a largo plazo que es alcista, el momento total lento que es positivo, el volumen de negocio que se muestra creciente a largo plazo y la volatilidad que, a medio plazo, es decreciente para Amazon.
En el otro lado nos encontramos con que la tendencia a medio plazo es bajista, el momento total rápido es negativo, el volumen de negocio a medio plazo es decreciente mientras que la volatilidad, medida en términos de su rango de amplitud, se muestra a largo plazo creciente.