En la guerra fría entre Rusia y EEUU cómo arietes de la OTAN y el Pacto de Varsovia se movían no solo los intereses de dos formas diferentes de entender la economía, sino el dominio de la tecnología que usaremos en el futuro y que será primordial para elegir a quienes serán los países o regiones dominantes en los próximos años.
Hemos pasado de una confrontación económica y tecnológica de Rusia y EEUU a una más amplia dónde ha entrado China y dónde Europa también intenta no quedarse atrás. Hablamos de dos tecnologías, la de una energía barata e inagotable cómo es la nuclear y otra tecnología que son los misiles supersónicos.
Si empezamos por lo primero, EEUU siempre ha tenido claro que necesitaba tres cosas para ser la potencia dominante en el mundo, energía barata -la tenía ya que es un productor de petróleo en sí mismo-, un ejército eficaz -la mejor fuerza aérea, marítima y terrestre es suya- y el mayor mercado de capitales del mundo que le permitiese financiar a cualquier idea o empresa de su país e incluso atraer gran parte del talento del resto del mundo.
La tercera pata, no parece que esté en riesgo, EEUU es el líder indiscutible en el mercado de capitales, pero las otras dos, energía barata y ejército dominante no parece ya tan claro.
Tanto Rusia, China, EEUU y Europa (Francia y Reino Unido, principalmente) están buscando una energía nuclear barata, tanto por fusión nuclear, aún en desarrollo y auténtica energía limpia, cómo mejorando las centrales nucleares actuales, haciéndolas más pequeñas y con una tecnología que las haría mucho más seguras y no necesitan agua para apagarse en caso de accidente cómo ocurrió en Fukushima.
China acaba de anunciar que ha desarrollado un reactor modular (SMR) de 200 megavatios que ya está suministrando energía a la red eléctrica del país. El SMR chino es el primero del mundo con su capacidad en estar operativo y se adelanta a otros países en el uso de esta tecnología que supone un ahorro en su construcción (es una quinta parte de grande que uno convencional) y mucho más seguro.
China quiere dejar de depender del petróleo y del carbón -aunque tiene mucho en propiedad- y va a invertir más de 400.000 millones de dólares en extender una amplia red de centrales nucleares de nueva generación por todo el país para cubrir sus necesidades energéticas de futuro.
Por su parte Rusia también está probando esta tecnología, aunque lo está haciendo en barcos que podrá mover por cualquier parte para dotar de electricidad a cualquier punto de su litoral. Y en Europa tan solo Francia y Reino Unido están por la labor de este tipo de energía que sin duda darán ventajas competitivas a estos países en el futuro, dentro de la UE. Recordemos que Francia a modo de ejemplo, es muy competitiva por la energía barata que logra ofrecer a las empresas. El resto de Europa esta en la transición hacía una economía más verde -es un buen camino sin duda-, pero en los periodos de transición puede haber muchas dificultades y altos costes que tendrán las empresas.
El que domine esta tecnología o logre hacer una central de fusión nuclear (aún quedan años para ello), será el que domine el mundo energéticamente hablando y eso significa ventajas competitivas para sus empresas.
El otro punto en disputa es el de armamento supersónico, dónde China ha vuelto a dar un gran salto de calidad. Si Rusia ya había probado sus misiles balísticos supersónicos, China ha dado un salto aún mayor y EEUU está desesperado al ver cómo se ha quedado atrás en esta carrera armamentística.
En esto, Europa sí está claramente en otros frentes y no está desarrollando ningún tipo de arma de este calibre, a pesar de que muchas veces las patentes desarrolladas para este fin, permiten desarrollar proyectos civiles masivos, cómo por ejemplo pasó con las células de energía solar, el teflón, trajes ignífugos, comida deshidratada...
Y ahora les hablo de una empresa. Lockheed Martin
Lockheed Martin es una de las empresas de defensa que tiene más intereses con el Ministerio de Defensa de EEUU, es el contratista principal de un misil hipersónico de deslizamiento y propulsión para el Ejército y la Marina de EEUU. Además tiene una división que está buscando el desarrollo de una nueva central nuclear por fusión.
La historia de Lockheed Martin está asociada a los grandes aviones militares (F-35, F-22, F1-16, U-2) que le han permitido a EEUU ser el rey de los cielos. así cómo gran cantidad de armamento y satélites.
Eric Scherff de Lockheed, vicepresidente de la división de sistemas espaciales que supervisa el programa, dijo que la compañía planea una prueba de vuelo inicial en la primera mitad de 2022 y que sus primeros misiles hipersónicos están en camino de ser entregados al Ejército para fines del gobierno de 2023.
Los ingresos anuales vinculados a las armas hipersónicas deberían doblarse y pasar de 1.500 millones de dólares a más de 3.000 solo por esta división, suponiendo que los programas clave alcancen la producción.
Podemos ver la cotización de la compañía en bolsa.
En esta cotización hay futuro de energía y tecnología supersónica, sigan a la compañía, porque de haber avances significativos, tanto por su desarrollo propio o porque el James Bond de turno lo consiga... Los próximos años aquí se verá el enfrentamiento económico entre las principales superpotencias.