En su esperado discurso anual sobre política monetaria en Jackson Hole (Wyoming), Powell ha afirmado que la Fed “utilizará nuestras herramientas con fuerza” para atacar la inflación, que sigue estando cerca de su nivel más alto en más de 40 años. “Seguiremos haciéndolo hasta que estemos seguros de que el trabajo está hecho”.
“Si bien las lecturas de inflación más bajas de julio son bienvenidas, la mejora de un solo mes está muy lejos de lo que el Comité necesitará ver antes de que estemos seguros de que la inflación está bajando”, ha advertido. Tras una serie de cuatro subidas consecutivas de los tipos de interés que suman 2,25 puntos porcentuales, Powell cree que “no es momento para detenerse o hacer una pausa”.
“Aunque el aumento de los tipos de interés, la ralentización del crecimiento y la suavización de las condiciones del mercado laboral harán bajar la inflación, también supondrán cierto dolor para los hogares y las empresas”, ha reconocido en su discurso. “Estos son los desafortunados costes de la reducción de la inflación. Pero un fracaso en el restablecimiento de la estabilidad de precios significaría un dolor mucho mayor”.
De cara al futuro, el dirigente del banco central ha apuntado que “el restablecimiento de la estabilidad de los precios requerirá probablemente el mantenimiento de una política restrictiva durante algún tiempo. Los antecedentes históricos desaconsejan una flexibilización prematura de la política” ha zanjado tras una intervención inusualmente breve.
Sus palabras han tenido un efecto inmediato en Wall Street, que se ha teñido de rojo.