El próximo 5 de noviembre de 2024, los ciudadanos de Estados Unidos acudirán a las urnas para elegir al próximo presidente en unas elecciones que muchos consideran cruciales. La situación económica y las tensiones sociales han polarizado a los votantes, quienes se inclinan a favor o en contra de los dos principales candidatos. Aunque las elecciones generan incertidumbre, en esta ocasión, los factores macroeconómicos serán decisivos. Y es que Estados Unidos enfrenta un problema crucial: su elevada deuda pública y déficit fiscal.
Una deuda creciente: el lastre de la economía estadounidense
En los últimos años, la deuda pública estadounidense ha crecido a un ritmo alarmante. Durante el mandato de Donald Trump, la deuda se disparó debido a la pandemia de COVID-19 y los paquetes de estímulo. Sin embargo, bajo la administración de Joe Biden, esta deuda ha seguido aumentando hasta niveles históricos, con un déficit fiscal también sin precedentes. Lo preocupante es que ninguno de los candidatos ha ofrecido soluciones claras para reducir la deuda, lo que deja a la economía "dopada" por el exceso de endeudamiento.
El crecimiento basado en el gasto público: ¿es sostenible?
El Producto Interior Bruto (PIB) se calcula sumando el gasto público, consumo privado, inversión empresarial y exportaciones netas. En los últimos años, el gobierno ha aumentado el gasto público para mantener el PIB en niveles altos, lo que favorece la imagen del gobierno. Sin embargo, este crecimiento basado en la deuda tiene consecuencias a largo plazo. El endeudamiento masivo genera presión sobre las finanzas públicas y termina perjudicando a la población, especialmente a los más vulnerables.
Deuda, inflación y bienestar
El ciudadano común puede pensar que la deuda pública no le afecta directamente, pero el aumento de deuda genera inflación. Para financiar la deuda, el gobierno recurre a la Reserva Federal, que inyecta dinero en la economía, lo que aumenta los precios. La inflación es visible cuando los precios de la vivienda suben o cuando el coste de la compra aumenta. Aunque hay crecimiento económico y baja tasa de desempleo, muchas familias sienten que no logran mejorar su calidad de vida. Algunos deben recurrir a múltiples empleos o hacer horas extra para llegar a fin de mes. En resumen, aunque la economía parece fuerte, muchas personas se han empobrecido.
Problemas clave de la economía de EE.UU.
Existen varios desafíos económicos que serán decisivos en las elecciones:
• Inflación: Aunque en 2024 la inflación ha comenzado a moderarse, los aumentos acumulados desde 2020 en los precios de alimentos, energía y vivienda siguen afectando a las familias.
• Mercado laboral: La tasa de desempleo, situada en torno al 4%, podría aumentar ante la posibilidad de una recesión. En septiembre, la Reserva Federal bajó los tipos de interés un 0,5% tras cuatro años sin hacerlo, pero la incertidumbre sobre el empleo persiste.
• Acceso a la vivienda: El incremento de los tipos de interés ha dificultado el acceso a créditos hipotecarios y ha provocado subidas en los alquileres. Los jóvenes y los habitantes de grandes ciudades son los más afectados por este fenómeno.
Falta de soluciones claras
A pesar de la gravedad de estos problemas, los dos principales candidatos han sido vagos en sus propuestas económicas. Ambos han prometido mantener el crecimiento económico, pero ninguno ha explicado cómo piensan resolver los problemas estructurales de deuda y déficit que lastran la economía estadounidense. Esta falta de claridad es preocupante, ya que, la mayor economía del mundo corre el riesgo de enfrentarse a los mismos desafíos que han llevado a otros países a crisis económicas profundas. Los votantes deberán decidir qué rumbo creen que es mejor para el país, pero es importante que comprendan que los problemas de deuda e inflación no son abstractos: afectan su vida diaria.
¿Qué dicen las bolsas?
A pesar de la incertidumbre, los principales índices bursátiles estadounidenses han tenido un buen desempeño en 2024. El S&P 500 se ha revalorizado un 25%, el Nasdaq 100 un 23% y el Dow Jones un 14% en lo que va de año. La renta variable sigue una tendencia alcista, con los índices cotizando cerca de máximos históricos.
Tal y como se puede ver en el cuadro que adjuntamos (elaborado por Carson Investment Research), históricamente, el comportamiento de los mercados en el cuarto trimestre del año es positivo. Desde 1950, en el 90% de los años analizados, el S&P 500 ha registrado ganancias, con un incremento promedio del 5%.
Aunque 2024 podría cerrar en terreno positivo, es importante actuar con cautela dado el contexto de deuda e inflación, que podrían generar volatilidad en los próximos meses.