El pasado 11 de febrero de 2016, las principales bolsas del mundo tocaban suelo después de una corrección que había venido impulsada desde varios frentes: los malos datos de la economía china, la fuerte caída del precio del petróleo –que a estas fechas perforaba la cota de 30 dólares el barril, los temores a una recesión en Estados Unidos, los miedos a una quiebra de Deutsche Bank….
Todos esos factores hicieron pensar que la actual fase alcista de la bolsa no daba más de sí, sobre todo porque además en esos momentos estábamos conociendo que las cuentas de las empresas americanas seguían reflejando caídas de los beneficios. Hay que tener en cuenta que en esos momentos la bolsa americana ya estaba en el segundo mercado alcista más largo de la historia que, por lo que parece, perdura hasta ahora.
Sin embargo ese día 11 la situación se dio la vuelta, sobre todo para la bolsa americana. Los problemas del sistema financiero en Alemania y en Italia hicieron volver de nuevo la mirada a una vieja Europa a la que le cuesta crecer y en la que comenzaron a surgir de nuevo las dudas de su consistencia. Por si fuera poco, apenas cuatro meses después los británicos decidieron abandonar la UE. Justo es esa la razón por lo que contra todo pronóstico la bolsa americana se convirtió de nuevo en el refugio de los inversores. Las promesas de Donald Trump de incentivar fiscalmente la economía del país no hicieron otra cosa que dar gasolina a una máquina que iba a toda velocidad.
Desde los mínimos del año pasado, el Dow Jones Industrial ha subido más de un 29%, el S&P 500 se ha revalorizado un 27% y el Nasdaq se aprecia más de un 25%. En el gráfico vemos la revaloración con dividendos.
No todos los sectores se han comportado igual. En estos doce meses, el índice que mejor lo ha hecho ha sido el de los semiconductores, que ha subido más de un 75%, el DJ Transportation (+56%) y Tecnología de la Información (+55%9, Materiales (+52%, y materiales y energía, que se aprecian más de un 50%. Los bancos, que han protagonizado el rally de final de año avanzan un 47% en este tiempo.
Estos niveles han dejado las valoraciones de la bolsa americana en máximos. Los expertos de Merrill Lynch en un reciente informe apuntan que la valoración relativa de Estados Unidos frente a Europa está en máximos de 40 años ya que Wall Street sube un 105% más que Europa desde 2008.
Señalan que “se avecinan cambios estructurales como una recuperación económica, reflación, estímulos fiscales…) y que eso ha hecho que los inversores se reevalúen su visión con respecto a Europa-“. En su opinión el viejo continente está barato en relación a Estados Unidos, sobre todo cuando se miden ratios como el precio/valor en libros. Explican estos expertos que Estados Unidos solo parece barato si se compara con la valoración de los bonos.
En la firma señalan que en estos niveles prefieren las compañías de energía europeas, las utilities y las empresas de materiales frente a sus rivales americanas. En su opinión hay que sobreponderar financieras en ambas regiones ya que serán una de las industrias que se van a beneficiar del nuevo escenario reflacionario.
Con todo, cuidado. Son varios los expertos que alertan de que las valoraciones de la bolsa americana se parecen mucho a las de una burbuja y que cualquier catalizador puede explotarla. No hay que olvidar que la bolsa americana cumplirá ocho años en fase alcista el próximo mes, que la FED continúa con su proceso de normalización monetaria y que los inversores están apostando con fuerza a unas políticas que el presidente americano podría tardar en implantar –si lo hace-. Lo que muchos expertos indican, eso sí, es que todo indica que la próxima corrección puede estar cerca lo que no se sabe es su profundidad.
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