Hace unas semanas Mario Draghi siguió los pasos de su, entonces, homólogo Ben Bernanke y decidió rebajar los tipos de interés a mínimos históricos del 0.05%. Una medida que acompañó a las inyecciones de liquidez que hará en forma de TLTRO en el sistema. ¿El efecto inmediato? La caída en las rentabilidades de la deuda pública que, en los tramos más cortos, incluso ha llegado a cotizar en negativo y que en los tramos más largos no compensa.
Conclusión: la renta fija no paga. Por eso, la alternativa que ven los expertos es la renta variable. Dicen los expertos que a los mercados les gustan los Quantitative Easing – medidas de expansión monetaria – y cualquier mención que haga Draghi sobre compras masivas de deuda, será lo que haga volar a los mercados. Más si se acompaña con datos de crecimiento económico.
La inversión en fondos de dividendos tiene una serie de ventajas para el inversor, porque según diferentes estudios las empresas que logran pagar dividendos de forma constante en el tiempo también registran un excelente comportamiento en bolsa, ya que las empresas contrastadas en dar dividendos ofrecen flujos de caja y balances saneados .
Sebastián Velasco, director general de Fidelity en España asegura que los indicadores adelantados confirman “que nos encontramos en una época de crecimiento global. Estamos en un ciclo claramente alcista donde debemos esperar encontrarnos también con correcciones, como la vivida antes del verano”.
Pues bien, estamos en un entorno positivo para la renta variable. Aunque no toda. Con Estados Unidos en máximos, parece que la inversión va destinada a la economía americana. “Hay muchos motivos para ser optimistas con la economía americana, desde la reducción de su déficit público y comercial, muy apoyado por la reducción de la dependencia energética, hasta la mejora de resultados empresariales o la mejora de la compra de vivienda residencial”, apunta Velasco.
Y, dice este experto, nos acercamos a una época en la que se espera un crecimiento de beneficios a nivel global. Una situación que deriva en una mejor retribución al accionista. De ahí que “el estar expuesto a compañías que tienen una buena política de pago de dividendos supone estar expuestos a compañías que tienen una buena rentabilidad”.
Pero ¿si aglutinamos todas estas compañías en un fondo de inversión? Este tipo de fondos se volvieron populares en nuestro país a raíz de la recomendación por parte del Banco de España de limitar las rentabilidades de los depósitos, puesto que muchas gestoras de fondos lo proponen como una forma de generar rentas a lo largo del tiempo. Es el caso del Global Dividend Fund de Fidelity. Una inversión que busca compañías que se hayan portado bien a lo largo de diferentes ciclos económicos, que presenten una menor volatilidad y especialmente una pérdida esperada menor que la de sus homólogos en épocas bajistas y que cuenten con una buena política de dividendos, recurrentes y crecientes. Aunque, tal y como recuerda el propio gestor del fondo, Daniel Roberts “en los últimos diez mercados alcistas, los valores que pagaban dividendos batieron a los que no lo pagaban por más de un 3% al año, de media”.
En total, el fondo invierte entre 50 y 60 compañías de gran capitalización con una exposición máxima a un sector del 25%. Y sin embargo, no es un criterio sectorial el que determina a seleccionar una u otra compañía. “se buscan compañías con modelos de negocio comprensibles, con flujos de caja estables en una selección de abajo a arriba sin prestar atención al sector al que pertenecen o al índice de referencia del fondo”.
Pero ¿para qué perfil de inversor son óptimos este tipo de fondos? Velasco asegura que el perfil es el de aquel inversor que busca exposición a renta variable con menor volatilidad, menos riesgo. “Y, luego, al ser un fondo global , para aquellos que buscan diversificar”.